Autoconocimiento

BOOK ID

Author(s): Mohammad Ali Shomali

Translator(s): Sumeia Younes

Publisher(s): Jami‘at al-Zahra - Islamic Seminary for Women - Qum

Category: General Ética General

Topic Tags: Autoconocimiento Miscellaneous information:nbsp;PRIMERA EDICIÓN: 2006

TIRAJE: 2000 ejemplares

language: spanish

PUBLICADO POR:

Jami‘at al-Zahra

Islamic University for Women

Bu Ali Street, Salariya Sq.

Qom - Islamic Republic of Iran

Email: intaffaris@j-alzahra.org

Featured Category: Introducción al Islam Practicas Islámicas

point

La necesidad del autoconocimiento y la purificación del corazón por medio de la servidumbre y la adoración a Allah, el ser humano se puede percatar de su verdadera nobleza y valor. Profundamente escrito y en las palabras del mismo autor, “Este ensayo intenta exponer los fundamentos intelectuales y doctrinales del sistema moral Islámico y mostrar la relación entre el autoconocimiento y el conocimiento de Dios y entre el auto perfeccionamiento y la proximidad de Dios” llevándonos en un camino donde Tawhid y la virtud, la fe y la práctica se vuelven uno mismo y donde la importancia y necesidad del autoconocimiento y la purificación del corazón son la base.

Transliteración de las letras árabes

ا = â

ب = b

ت = t

ث = z

ج = ÿ

ح = h

خ = j

د = d

ذ = dh

ر = r

ز = z

س = s

ش = sh

ص = s

ض = d

ط = t

ظ = dz

ع = ‘

غ = g

ف = f

ق = q

ک = k

ل = l

م = m

ن = n

ه = h

و = û, w

ی = î

ء = ’

َ = a

ُ = u

ِ = i

Se utilizará un punto para evitar posibles confusiones como puede suceder con la letra lam con sonido doble

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a causa del tashdîd (لّ = l·l ) para evitar la doble “ele”, o como puede ocurrir con las letras ذ dh y ش sh al encontrarse con otra “h”.

Introducción

Quizás ninguna escuela de pensamiento ha hecho tanto énfasis en la nobleza y valor de la humanidad como lo hizo el Islam, en el que el hombre cuenta con las más elevadas posibilidades para perfeccionarse y aproximarse a Al·lâh. El espíritu divino es insuflado en él, y es el vicario de Al·lâh en la Tierra.

El hombre no se satisfará con nada excepto con la proximidad a Al·lâh y Su complacencia. Nada más que el recuerdo de Al·lâh puede sosegar el espíritu del hombre, y no puede encontrar quietud sino en su encuentro con Al·lâh.

El valor del hombre se mide por su relación voluntaria con la absoluta Verdad y el grado de su semejanza con esa Verdad. Tanto el humanismo rebelde como el pesimismo desesperado son perspectivas distorsionadas de esta joya de la creación. El “sendero recto” del Glorioso Corán que pasa entre estos dos extremos, es la servidumbre y adoración a Al·lâh.

Según el Islam, todas las perfecciones y valores pueden ser deducidos de esto, desde que es solo por medio de la servidumbre y adoración a Él que el hombre puede percatarse de su verdadera posición y moverse ininterrumpidamente hacia la Fuente de la Luz.

La creación y fortalecimiento del espíritu de servidumbre a Al·lâh en el hombre marchitan las raíces de todos los vicios morales y

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lo atavían con todas las bellezas. Ésta es la vía rápida y el camino vasto y milagroso prescripto por el Glorioso Corán para la formación del ser humano. ¿Puede esperarse algo menos del Glorioso Corán, el Mensaje Último de Al·lâh para la humanidad?

El Noble Profeta –que la Paz y las Bendiciones de Al·lâh sean con él y su purificada Familia- efectivamente nos enseña que un puro siervo de Al·lâh puede ostentar todas las perfecciones humanas concebibles. Por un lado, él invitó a la gente hacia el tawhîd diciendo: “Decid no hay divinidad sino Al·lâh y triunfaréis”, y por otro lado dijo: “Yo he sido enviado para completar las más nobles virtudes”.

¡Qué bella manera de entrelazar el tawhîd con la virtud, la fe con la práctica! ¡Qué religión es ésta que vincula doctrina con jurisprudencia y moral, los asuntos individuales con los sociales, la piedad con el desarrollo económico, y la gnosis con la política!

Es tan fascinante encontrar estas dimensiones interrelacionadas que uno se pregunta ¿cómo es posible que una persona con un poco de información sobre el Islam, que haya saboreado su envergadura, busque otro modo de vida?

Tomando en consideración estos puntos, en este pequeño ensayo se intenta exponer los fundamentos intelectuales y doctrinales del sistema moral islámico, y mostrar la relación entre el autoconocimiento y el conocimiento de Dios, y entre el autoperfeccionamiento y la proximidad a Dios.

Esperamos que una vez que nos hayamos percatado de la necesidad del conocimiento y autoperfeccionamiento, sintamos la necesidad de

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la espiritualidad en lo recóndito de nuestras almas y continuemos su búsqueda para un entendimiento aún más profundo de la religión.

Nuestro libro comienza con un capítulo sobre la importancia del autoconocimiento. Tras presentar el tema del autoconocimiento, explicamos su importancia en el Glorioso Corán y en las narraciones islámicas (ahâdîz).

El segundo capítulo incluye un estudio de seis beneficios del autoconocimiento. El primero es que a través del conocimiento de las propias capacidades y limitaciones podemos evitar tanto la arrogancia egocéntrica como la subestimación desesperada del “yo”.

El segundo es que podemos llegar a darnos cuenta de nuestro propio valor intrínseco y del demérito de nuestros propios viles deseos. En relación a este punto hay un análisis de la dignidad del alma (karâmat an-nafs).

El tercer beneficio es la comprensión de que nuestra existencia está conformada por dos partes: cuerpo y espíritu, el segundo de los cuales es el más importante y el que más cuidado merece. Tanto la Ética como la Jurisprudencia proporcionan guía en este ámbito, cada una a su propia manera.

El cuarto beneficio es el hecho de entender que no somos producto de la mera casualidad, sino que cada uno de nosotros ha sido creado para un propósito, y que, en consecuencia, deberíamos descubrir nuestra propia misión y orientar nuestra vida en correspondencia a ello.

El quinto es que el autoconocimiento conduce a una apreciación más profunda del rol de la conciencia en el autoperfeccionamiento. Tras analizar como las cosas penetran en nuestra conciencia, llegamos a la

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conclusión de que deberíamos esmerarnos sobremanera por evitar la formación de hábitos perjudiciales.

El sexto beneficio es que el autoconocimiento es la puerta de acceso al reino celestial (malakût).

La conciencia y la capacidad de determinar la propia naturaleza son dos ejemplos del fenómeno que se halla dentro nuestro y que no puede ser analizado o justificado en base a las leyes materiales. Además de la vida material, existen otras formas de vida, incluso en este mundo, y todos estos fenómenos inmateriales indican la vía hacia el reino celestial.

Sobre la base de la centralidad del espíritu en estudios sobre el autoconocimiento (y de acuerdo con el tercer beneficio mencionado en el segundo capítulo), el tercer capítulo de nuestro libro examina la inmaterialidad del espíritu y su independencia del cuerpo. Se mencionan algunos puntos de vista de algunos grandes sabios contemporáneos del Islam sobre el espíritu inmaterial, junto con un análisis de las dimensiones teóricas y prácticas de la gnosis (‘irfân).

El cuarto capítulo se refiere al valor y dignidad de los seres humanos en el Islam. Defendemos la perspectiva islámica sobre este tema, de la censura de algunos intelectuales occidentales, y demostramos cómo la dignidad inherente del hombre puede ser completada con la adquisición de las virtudes. Por último, estudiamos el tema de las dignidades relativas de las criaturas de Dios, incluyendo los ángeles y los seres humanos.

En los capítulos quinto y sexto, se presenta la perspectiva coránica respecto a las virtudes y vicios de los seres humanos junto a un

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análisis de los tipos de aspectos del carácter que pueden ser adquiridos en forma voluntaria, y una descripción de la imagen del hombre como es presentada en el Glorioso Corán.

Uno de los más nobles atributos humanos factibles es ser el representante o vicario de Al·lâh en la Tierra (Jalîfat Al·lâh). El significado y alcance de esta representación, y sus dos variedades, existencial y legislativa, son analizadas en el séptimo capítulo haciendo alusión a los pasajes relevantes del Glorioso Corán. Una de las conclusiones que sacamos de lo expuesto en los capítulos previos es que la perfección del hombre depende del ejercicio adecuado de su libre albedrío.

En el octavo capítulo investigamos el tema del libre albedrío y ponemos al descubierto la falacia del fatalismo y sus destructivas consecuencias. Tras admitir el libre albedrío del ser humano, encontramos que son tres los factores que se necesitan para su correcto empleo: poder, deseo y conocimiento.

El noveno capítulo contiene un análisis de éstos, prestándose especial atención al rol del conocimiento. Las más importantes clases de conocimiento que se necesitan con relación a los mismos son cinco: conocimiento de nuestro origen, de nuestro presente, de nuestro porvenir, de nuestra meta final y de la manera de alcanzar dicha meta. Estos temas son abordados en los cinco capítulos siguientes.

El décimo capítulo trata sobre nuestro conocimiento de Dios y nuestra relación con Él. Según el Corán, no es difícil llegar a tener certeza de Su existencia. Tras conocer a Dios, Su Benevolencia y el hecho

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de que está exento de toda necesidad, por un lado; y por otro, nuestra total necesidad de Él, llegamos a comprender que Sus mandatos son únicamente para nuestro propio beneficio.

En el capítulo decimoprimero se mencionan algunas de las características de este mundo. Primero, que en nuestra actual residencia mundanal estamos totalmente necesitados de Al·lâh y asimismo de diversas condiciones materiales. Segundo, reflexionamos sobre el carácter efímero del cosmos; y tercero, consideramos la verdadera naturaleza de esta vida carente de relevancia en sí misma, excepto en lo que respecta a la única oportunidad que tenemos para buscar la Faz de Al·lâh (waÿh Al·lâh).

El tema del decimosegundo capítulo es la vida del Más Allá, e incluye un análisis de la resurrección física, del período entre la muerte y la Resurrección (al que llamamos barzaj), del Paraíso y el Infierno, de la relación entre nuestras obras y las recompensas y castigos divinos, y de la eternidad de la Otra Vida.

Hay dos importantes tópicos que son abordados en el capítulo decimotercero: ¿Cuál es el propósito de la creación? y consecuentemente, ¿qué deberíamos considerar como la meta de nuestra vida? Considerando que el objetivo último de la creación no es beneficiar a Al·lâh, Quien es totalmente Autosuficiente, en cierta medida podemos decir que la meta de la creación son el hombre o mujer perfectos (al-insân al-kâmil).

De esto deducimos que deberíamos asumir como nuestra meta el hecho de aproximarnos a esta posición lo más posible. La cercanía del ser humano perfecto a Al·lâh es dilucidada

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en términos de sus resultados: bendiciones materiales, justicia social, inmunidad respecto a todos los obstáculos en el proceso del autoperfeccionamiento, paz y confianza, ingreso en el universo de la Luz, potestad o supremacía (wilâiah), conocimiento completo y felicidad eterna.

El último capítulo es sobre cómo alcanzar nuestra meta. En suma, el programa islámico para alcanzar la última meta es servir a Al·lâh, de aquí que debamos esforzarnos por adaptar nuestras creencias, nuestros actos y nuestros caracteres a aquello que lo satisface a Él. A eso sigue un análisis sobre la necesidad de una investigación personal respecto a las creencias religiosas básicas, la manera de entender nuestras obligaciones en relación a Al·lâh y la necesidad de la purificación del corazón.

Después de una investigación personal dentro de las creencias básicas, debemos tener cuidado de que nuestra comprensión del Islam esté en correspondencia con el Glorioso Corán y la Tradición (Sunnah) del Profeta y su Purificada Familia –la Paz sea con ellos- para lo cual debemos referirnos a los sabios (‘ulamâ’).

Hay también un apéndice en el cual hacemos un análisis de la filosofía del sistema penal islámico que está basada en la perspectiva del hombre encontrada en el Corán. Sin entrar en pormenores de razonamientos jurídicos, se argumenta que la actitud islámica hacia las penalidades armoniza más con los valores humanos esenciales que las propuestas humanísticas respecto a este tema.

Más de la mitad del contenido de este libro fue enseñado en primer lugar a un grupo de estudiantes de Canadá, de EE.UU. y

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de los Emiratos Árabes Unidos en un curso de verano impartido en la Universidad Az-Zahrâ’ y en el Instituto Imam Mahdî, en Qom y Mash·had respectivamente, en 1994.

Estos apuntes fueron publicados primero por petición del editor de Tehran Times en cuarenta y nueve entregas en dicho periódico los subsiguientes invierno y primavera; y en el verano de 1995, este material, junto a algunos adicionales, fueron enseñados en la Academia Az-Zahrâ, en Qom, a un grupo de estudiantes del Reino Unido, Francia y Kenia.

Gracias a Dios, este material se encontró con una acogida tan favorable por parte de las estudiantes que los directores de los centros mencionados sugirieron que fuese dispuesto en un libro. Tras añadírsele algunos temas anexos, la presente obra quedó lista para ser publicada.

En tanto esta obra fue escrita con la intención de que fuese utilizada como libro de texto, intentamos evitar el estilo tedioso y pesado, típicos de muchos libros, por supuesto, sin sacrificar su organización lógica.

El libro fue preparado para lectores de habla inglesa, pero reconocemos que para muchos lectores, el inglés puede ser su segunda lengua, y que otros lectores pueden ser adolescentes, por esta razón elegimos un estilo y vocabulario simples. El contenido de este libro está basado en el Glorioso Corán, en los ahâdîz (Tradiciones Proféticas) y en claros argumentos racionales.

La abundancia de aleyas del Corán y los ahâdîz narrados hacen posible al lector sacar sus propias conclusiones respecto a los temas tratados. Han sido incluidos los textos en árabe,

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con sus correspondientes vocalizaciones (i‘râb), para que sirvan de ayuda para reforzar el árabe de nuestros jóvenes lectores y para proporcionarles acceso directo a las fuentes originales.

Nos hemos esforzado por suministrar documentación suficiente para que las conclusiones alcanzadas sean aceptables para todos los musulmanes, y algunas de ellas incluso para los no-musulmanes. Hemos utilizado la expresión “el Glorioso Corán” porque es una traducción más fiel a la concepción islámica enunciada en árabe como “Al-Qur’ân al-Maÿîd”, que la expresión “el Sagrado Corán”.

Asimismo, hemos utilizado la expresión “el Noble Profeta”, que es lo que más se corresponde con la expresión árabe “An-Nabiî al-Akram”. Hemos colocado el texto árabe de las aleyas (aiât) del Glorioso Corán entre paréntesis: ﴿ ﴾; en tanto los hadices fueron colocados entre el siguiente tipo de comillas: « ».

Hemos utilizado la abreviación (s.a.w.) para expresar: “Que la Paz y las Bendiciones de Al·lâh sean con él y con su Purificada Familia”, tras referirnos al Noble Profeta, y la abreviación (a.s.) para significar: “Que la Paz sea con él/ella/ellos”, tras mencionar al resto de los profetas y a los miembros de la Purificada Familia del Noble Profeta (s.a.w.).

Por último, me gustaría ofrecer mi eterna gratitud a Al·lâh, el Todopoderoso y Sublime, y mi agradecimiento a la deferencia del Imam de la Época –que Al·lâh apresure su bendita aparición-.

Me gustaría también aprovechar esta oportunidad para manifestar mi agradecimiento a todos los sabios del Islam, particularmente a Aiatul·lâh Shahîd Mutahharî y a Aiatul·lâh Misbâh Iazdî, sin cuyas obras

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este libro no habría sido escrito, y extenderlo a aquellos que me otorgaron tan amablemente su ayuda y me incentivaron a escribir este libro, especialmente al editor del mismo, al cuerpo administrativo, y al alumnado de la Universidad (Ÿamî‘at) Az-Zahrâ’ y de la Academia Az-Zahrâ’.

وَ آخِرُ دَعْوَانَا أَن الْحَمْدُ لِلَّهِ رَبِّ الْعَالَمِین

Muhammad Ali Shomalí

6 de Safar de 1417

23 de Junio de 1996

La Importancia del Autoconocimiento

Cuando se analiza un tópico como éste, quizás es mejor comenzar con su definición y una evaluación de su importancia. Comencemos entonces por definir algunos términos. En árabe, autoconocimiento se dice مََعْرفَهُ النَّفْس (ma‘rifat an-nafs). ¿Qué es ma‘rifat an-nafs o autoconocimiento? Es el conocimiento de nosotros mismos, pero ¿qué clase de conocimiento?

Obviamente, no es del tipo que tenga que ver con el conocimiento del propio nombre, o del nombre de nuestro padre, o del lugar y fecha de nuestro nacimiento. Autoconocimiento trata de otro aspecto de nuestro ser. No está relacionado a nuestros sentidos físicos, sino mas bien, se relaciona con la dimensión espiritual de nuestras vidas.

Cuando hablamos de las diferentes dimensiones del espíritu y de nuestro ser, no debemos olvidar que el ser humano es fundamentalmente diferente a otras criaturas. Si bien estamos sujetos al mundo animal de muchas maneras, aquí deseamos concentrar la atención en aquello que nos diferencia de los animales y no se encuentra en ellos.

Para comprender mejor por qué este tema es tan importante, tal vez sea de ayuda citar algunos versículos del Glorioso Corán y hadices al respecto.

Hay muchas aleyas

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en el Glorioso Corán que dan detalles sobre la importancia de ma‘rifat an-nafs. Una de estas aleyas se encuentra en la Sûra al-Hashr, donde Al·lâh el Todopoderoso dice:

﴿ وَلاَ تَکُونُوا کَالَّذِینَ نَسُوا اللَّهَ فَاَنسَاهُمْ أَنفُسَهُمْ اُوْلَئِکَ هُمُ الْفَاسِقُونَ ﴾

«Y no seáis como quienes se olvidan de Al·lâh, y Al·lâh les hace olvidarse de sí mismos. ¡Esos son los corruptos!».(1)

Aquí Al·lâh está diciendo que olvidarnos de Él ocasiona a su vez que nos olvidemos de nosotros mismos, lo que finalmente nos conduce a transgredir los preceptos divinos.

Hay una tradición o hadîz que sugiere algo similar a este versículo, pero considera el asunto desde otro ángulo. Esta tradición es muy famosa, y es difícil encontrar un libro sobre Ética (أخلاق) que no la haya citado:

« مَنْ عَرَفَ نَفْسَهُ فَقَدْ عَرَفَ رَبَّه »

“Quien se conoce a sí mismo, conoce a su Señor”.(2)

Esta tradición denota que el autoconocimiento supone también el conocimiento sobre Al·lâh. Tener conciencia de uno mismo lleva a tener conciencia del Señor. Y, de la misma manera, quien no está consciente de Al·lâh, no está consciente de sí mismo. Si alguien se decide a aprender sobre su Señor, entonces la mejor manera de lograr esta tarea es aprender sobre sí mismo.

Otra aleya que trata sobre el tópico se encuentra en la Sûra al-Mâ’idah, donde Al·lâh dice:

﴿ یَآ أَیُّهَا الَّذِینَ ءَامَنُوا عَلَیْکُمْ أَنْفُسَکُمْ لاَ یَضُرُّکُم مَن ضَلَّ إِذَا اهْتَدَیْتُمْ ﴾

«¡Oh creyentes!, preocupaos de vosotros mismos (y sabed que), si os guiais, jamás podrán perjudicaros quienes se desvían…».(3)

En esta aleya Al·lâh nos está

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1- Sûra al-Hashr; 59: 19.
2- Mizân al-Hikmah, de Muhammad Muhammadî Ray Shahrî, t. 6, p. 142, nº 11923, transmitido de Gurar al-Hikam.
3- Sûra al-Mâ’idah; 5: 105.

diciendo que cuidemos de nosotros mismos, que pongamos atención en nosotros mismos, que debemos ser cuidadosos respecto al bienestar de nuestros espíritus, ser conscientes de las enfermedades de nuestras almas y cómo curarlas. También nos dice que debemos prestar atención a los deberes impuestos a nosotros como musulmanes. Luego concluye diciendo:

«… (Y sabed que), si os guiais, jamás podrán perjudicaros quienes se desvían…»

Nos dice que si nos encaminamos y somos fieles y comprometidos creyentes, aquellos que están desviados no nos dañarán. De esto se desprende que nuestro primer deber es cuidar espiritualmente de nosotros mismos.

A veces puede surgir una pregunta respecto a la relación entre el creyente y la sociedad. ¿Acaso el versículo anterior apunta a que debemos concentrarnos en nosotros mismos y no prestar atención a la sociedad? Para responder a esta pregunta veamos lo que ‘Al·lâmah Tabâtabâ’i dice sobre este tema en su célebre obra, Al-Mîzân.

Este gran sabio y exégeta del Glorioso Corán explica que lo que quiere decir aquí es que debemos cuidar de nosotros mismos y familiarizarnos con nuestros deberes sociales y privados, a fin de que podamos también ser socialmente responsables. Por ejemplo, en el Islam se nos ordena aconsejar a la gente realizar actos buenos y prohibirles los malos. Alguien que no lleva a cabo este deber no es considerado un musulmán devoto, y la razón es que él no está ayudando a la sociedad a mejorarse a sí misma.

Por lo tanto, observar un comportamiento espiritual en el Islam está íntimamente vinculado con preocuparse

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por el bienestar de la sociedad también. Es importante recordar además que la sociedad puede influenciar en gran medida a una persona, debilitando o fortaleciendo su fe.

Otra pregunta que puede surgir es, ¿somos nosotros responsables de guiar también a los no-musulmanes? La respuesta es un inequívoco sí, si bien lo más importante antes de hacer eso es conducirse uno mismo de una manera tan piadosa y correcta que los demás sean capaces de observar los inmensos beneficios prácticos de ser un musulmán creyente.

Al invitar a los no-musulmanes hacia el Islam, estamos continuando la tarea encomendada al Noble Profeta (s.a.w.) durante su vida. Es también un deber requerido por nuestro amor por nuestro prójimo. Si hemos encontrado el camino y la Luz, deberíamos invitar también a otros a sumergirse en la Luz y sus bendiciones.

Tras llevar a cabo nuestros deberes personales y sociales, aquellos que todavía son incrédulos y aquellos que todavía insisten en el descarrío, no nos perjudicarán. Quizás te molestarán, e incluso puedan matarte, pero no podrán quitarte tu fe. Por el contrario, estas presiones fortalecen tu fe.

Volviendo a nuestro tema principal, la tercera aleya sobre la importancia del autoconocimiento se encuentra en la Sûra Hâ Mîm Saÿdah:

﴿ سَنُرِیهِمْ ءَایَاتِنَا فِی الأَفَاقِ وَفِی أَنفُسِهِمْ حَتَّی یَتَبَیَّنَ لَهُمْ أَنَّهُ الْحَقُّ ﴾

«Pronto les mostraremos Nuestros signos en todas las regiones de la tierra (fî-l afâq), así como en sus propias personas (fî anfusihim), hasta que se les esclarezca que es la Verdad».(1)

Al·lâh dice que, «pronto les mostraremos Nuestros signos», pero

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1- Sûra Fussilat; 41: 53.

¿qué son esos signos y dónde se encuentran? Él nos dice que estos signos se encuentran en dos lugares: fî-l afâq wa fî anfusihim, es decir, “en el mundo exterior y en sus propias personas”. Esta aleya nos dice que, considerando estos signos que se encuentran dentro de nosotros mismos y que están en el universo, se vuelve completamente evidente que Al·lâh verdaderamente existe.(1)

Según algunas interpretaciones este hecho no solo es verdadero, sino que conforma la verdad misma. Es importante comprender la diferencia entre estas dos expresiones; es lo mismo que cuando decimos que Imam ‘Alî (a.s.) no es solo justo sino que él es la justicia misma, queriendo decir que la justicia estaba personificada en Imam ‘Alî (a.s.).

Continuemos explorando las razones porque el tópico es vital para nuestra conducta en la vida.

Una vez más nos atendremos al Glorioso Corán como guía. Diariamente en nuestra vida, cuando adquirimos un nuevo artefacto o equipo, inmediatamente recurrimos a su manual para que nos guíe en cuanto a cómo operarlo correctamente, convencidos de que su fabricante es la mejor fuente de guía.

Por lo tanto, parece bastante lógico para un musulmán acudir al Glorioso Corán por instrucciones respecto a la correcta conducta a seguir en la vida, convencido de que el Hacedor y Creador de los seres humanos es también la mejor fuente de guía al momento de aprender sobre la inmensamente compleja naturaleza de los seres humanos.

Otra aleya relativa a nuestro tópico se encuentra en la Sûra adh-Dhâriât:

﴿ وَفِی الأَرْضِ ءَایَاتٌ

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1- ‘Al·lâmah Tabâtabâ’î da dos posibilidades con relación a esta aleya. Primeramente, dice que se refiere a (la verdad del) Glorioso Corán, y luego continúa diciendo que es posible considerar que se refiera a Al·lâh. Las mismas posibilidades son analizadas en Tafsîr Nemûneh, pero se prefiere la segunda. Ver: Al-Mizân, t. 17, pp. 404 y 405 y Tafsîr Nemûneh, de Nâsir Makârim Shirâzî, t. 20, pp. 330-332.

لِلْمُوقِنِینَ * وَفِی أَنفُسِکُمْ أَفَلاَ تُبْصِرُونَ ﴾

«Y en la tierra hay signos para los persuadidos, y (también los hay) en vosotros mismos. ¿No los veis acaso?».(1)

Hemos aprendido que Al·lâh tiene dos clases de signos, unos en el mundo externo, físico, y otros dentro de nosotros mismos. La aleya 20 se refiere a aquellos signos que tienen que ver con el ámbito físico. En la misma, Dios Todopoderoso nos dice que hay signos sobre la tierra para aquellos que creen.

Inmediatamente se presenta una pregunta: ¿por qué aquellos que ya creen necesitan la garantía de tales signos, y por qué aquellos que no son creyentes en Dios permanecen inconscientes respecto a los mismos, aun cuando necesitan más de ellos?

La respuesta dada por grandes sabios del Islam es que aquellos que no creen en un creador como Señor y Soberano del universo, también suelen no mirar o prestar atención a aquello que está ante sí, permaneciendo en su mayor parte inconscientes de signos que son fácilmente percibidos por los creyentes.

En la siguiente aleya, la 21 de la Sûra adh-Dhâriât, Dios dice:

﴿ وَفِی أَنفُسِکُمْ أَفَلاَ تُبْصِرُونَ ﴾

«…y (también los hay) en vosotros mismos. ¿No los veis acaso?»

Esta aleya llama nuestra atención a la necesidad de buscar estos signos dentro de nosotros mismos. Se nos dice clara e inequívocamente que también hay signos en el mundo externo, y éstos son fuentes de guía para nosotros.

Estas aleyas nos esclarecen que los musulmanes no son incitados a concentrarse en sus almas excluyendo al mundo físico y material;

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1- Sûra adh-Dhâriât; 51: 20-21.

y viceversa, tampoco a pensar que los asuntos materiales son lo único que importa.

En India, por ejemplo, hay gente que trata de fortalecer el poder de sus almas a fin de capacitarse para realizar ciertos actos imposibles de realizar normalmente. Pero al hacer eso, pierden contacto con la vida cotidiana del planeta. No es eso lo que se les ordena hacer a los creyentes musulmanes; se les dice que los dos mundos (el interno y el externo) van asidos de la mano y son complementarios entre sí.

Cuando un científico trabaja en un proyecto en un laboratorio, o una persona realiza la más humilde de las tareas para ganarse una vida honorable, ambos están cumpliendo con una de las órdenes de Dios.

Por otra parte, una de las características más notables del Islam es el hecho de que los dos mundos nunca están separados.

En el mundo de hoy, en las sociedades occidentales en particular, vemos innumerables ejemplos de personas que están totalmente apartadas de sí mismas, buscando todo en la vida material.

En los casos más extremos, la enajenación de la propia personalidad ha avanzado a tal grado que estar solo se vuelve penoso e indeseable. ¿Por qué? Porque cuando tal persona está sola, en cierto sentido ha perdido contacto con el mundo externo, que es todo lo que tiene. Estando sola con su alma y espíritu, debe enfrentar a un mundo que no tiene sentido para sí, y que no le importa. Tratando de escapar de la inevitable soledad, muchos recurren a

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drogas que alteran la mente, tales como el alcohol y los narcóticos.

Una persona que goza de un espíritu saludable puede estar sola pero no solitaria. Quien ha abandonado una parte de sí, de su espíritu, de su conciencia, cuando se encuentra solo busca destruirse antes que enfrentar eso que es extremadamente penoso; de esta manera, recurrir a las drogas se vuelve una fácil ruta de escape.

Ésta es una de las razones por las que algunas sociedades utilizan el aislamiento penal como un método de castigo para los criminales empedernidos que ya están cumpliendo cadena perpetua y no tienen nada que perder por realizar actos de violencia adicionales.

Pero cuando un musulmán creyente está solo consigo mismo, no está solitario. De hecho, estar solo es algo apreciado por los musulmanes creyentes. Ello da una oportunidad para reflexionar, orar, revalorar los propios defectos y fuerzas, y para buscar guía de parte de Al·lâh.

Hay un hadîz del Imam As-Saÿÿâd (a.s.) en el que el Imam dijo:

“Si todo entre el Este y el Oeste pereciera, yo no me sentiría solo en tanto el Corán esté conmigo”.(1)

Nuevamente apelaremos a los hadices para examinar este tópico más detalladamente. Esta invalorable herencia nos ha sido legada por los sabios que instintivamente sabían del eterno valor de observar las palabras y actos del Noble Profeta (s.a.w.) y los Imames (a.s.), y que registraron para la posteridad estos vivos ejemplos de perfecto musulmán y ser humano.

Antes hemos tratado una famosa tradición que nos ha llegado en dos versiones similares:

« مَنْ

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1- Usûl al-Kâfî, Kitâb Fadl al-Qur’ân, de Muhammad Ia‘qûb Kulainî, nº 13.

عَرَفَ نَفْسَهُ ]فَقَدْ[ عَرَفَ رَبَّه »

Sin embargo, no hay diferencia en su significado:

“Quien se conoce a sí mismo (o a su alma) conoce [o ha conocido] a su Señor”.(1)

Respecto al tema de la importancia de ma‘rifat an-nafs, también se cita a Imam ‘Alî (a.s.) expresándose de la siguiente manera:

« مَعْرِفَه النَّفْسِ أَنْفَعُ الْمَعارِف »

“El conocimiento de uno mismo es el más beneficioso de los conocimientos”.(2)

El segundo hadîz de Imam ‘Alî (a.s.) respecto a este tópico reza:

« عَجِبْتُ لِمَن یَنْشُدُ ضالَّتَهُ وَقَدْ أَضَلَّ نَفْسَهُ فَلا یَطْلُبْها »

“Me sorprendo de quien busca agitadamente algo que ha perdido, en tanto ha perdido su alma pero no está en su búsqueda”.(3)

El tercer hadîz de Imam ‘Alî (a.s.) sobre el autoconocimiento es:

« عَجِبْتُ لِمَنْ یَجْهَل نَفْسَهُ کَیْفَ یَعْرِفُ رَبَّهُ »

“Me sorprendo de alguien que se ignora a sí mismo, ¿cómo puede conocer a su Señor?”.(4)

El cuarto hadîz de Imam ‘Alî (a.s.) es:

“Cuanto más se incrementa el conocimiento del hombre, su atención hacia su alma también se incrementa y brinda todo su esfuerzo para disciplinarla y purificarla”.(5)

Y he aquí otra tradición de Imam ‘Alî (a.s.) respecto al tema:

« غایَهُ المَعْرِفَهِ أَنْ یَعْرِفَ الإنْسانُ نَفْسَهُ »

“El conocimiento último es que el hombre se conozca a sí mismo”.(6)

  

Los Beneficios Del Autoconocimiento

Uno de los beneficios prácticos del autoconocimiento es permitirle al ser humano familiarizarse con sus habilidades y aptitudes. Esto resulta de gran ayuda a una persona en su vida, impidiéndole, por ejemplo, elegir un campo de estudio o trabajo inherentemente discorde a las habilidades que Al·lâh le otorgó.

Resulta también

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1- Mizân al-Hikmah, t. 6, p. 142, nº 11923, transmitido de Gurar al-Hikam. Ver también Bihar al-Anwâr, de Muhammad Bâqir Maÿlisî, t. 2, p. 32, nº 22, y t. 95, p. 456, nº 1.
2- Mizân al-Hikmah, t. 6, p. 140, nº 11903, transmitido de Gurar al-Hikam.
3- Mizân al-Hikmah, t. 6, p. 141, nº 11911, transmitido de Gurar al-Hikam.
4- Mizân al-Hikmah, t. 6, p. 142, nº 11925, transmitido de Gurar al-Hikam.
5- Mustadrak al-Wasâ’il, t. 11, p. 323, nº 16.
6- Mizân al-Hikmah, t. 6, p. 140, nº 11902, transmitido de Gurar al-Hikam.

de gran valor para una persona comprender que, teológicamente hablando, no existe por sí misma. Esto es importante, desde que le ayuda a entender que no importa cuán poderosa o elevada pueda ser su posición, existen numerosos eventos en la vida sobre los cuales no posee control.

De aún más importancia es el valor espiritual del autoconocimiento, en el que es mucho menos probable que alguien que se conoce a sí mismo ceda a la arrogancia, orgullo desmedido, y otros tales comportamientos destructivos. Quien está íntimamente en contacto consigo mismo y con su Señor, está también mucho mejor equipado para corregir esos aspectos de sí que pueden ser mejorados, y que verdaderamente necesitan ser mejorados. Puede evaluar mejor las propias debilidades y fuerzas, y ser agradecido por las bendiciones que le han tocado.

El autoconocimiento es un método altamente efectivo de autoperfeccionamiento; se puede incluso decir que ma‘rifat an-nafs es, de alguna manera, similar a las terapias o mecanismos de retroalimentación (o bio-feedback) que muchos médicos recomiendan en algunos países occidentales a los pacientes de quienes se requiere su activa participación en el proceso curativo, o a pacientes para quienes los modernos medicamentos no proveen una cura.

Otro muy importante beneficio de ma‘rifat an-nafs es que el musulmán creyente sabe que él es una creación de Al·lâh extremadamente preciosa, y no se ve a sí mismo simplemente como otro animal con necesidades básicas para satisfacer y por las cuales luchar.

Para comprender mejor este punto recurriremos por un momento a un estudio más bien

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filosófico.

La mayoría de la gente parece darse cuenta instintivamente de que cada ser posee un nivel diferente de perfección, íntimamente equivalente a esas características inherentes del ser y que se proyectan en el plan de las cosas en el universo. Por ejemplo, un árbol común y corriente que no da frutos, comparado con un manzano que hace esto último además de ser lo primero, es considerado de un estatus más bajo de perfección en el plan de las cosas.

Es por esta razón que un manzano en un huerto, que produce suficientes hojas para proveer abundante sombra pero que por alguna razón no da frutos, es más probable que sea cortado y reemplazado por uno que sí dé frutos. El mismo no ha desplegado su potencial, su nivel de perfección. En otras palabras, a pesar de que el árbol sigue siendo útil en muchos aspectos, ha fallado en aquel aspecto que distingue a los árboles perfectos de los menos perfectos que no dan frutos.

La misma analogía opera cuando comparamos a los humanos con los animales. Si un ser humano no presenta características superiores a aquellas compartidas con los animales, como las de comer, beber, buscar confort, refugio, placer, y la propagación de la especie, entonces ese ser humano no habrá alcanzado su completo potencial, o perfección.

En resumen, se puede afirmar lógicamente que el segundo beneficio más importante de ma‘rifat an-nafs es el reconocimiento de estas características innatas y exclusivas, permitiéndole a la persona ver claramente qué es lo que son.

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Tal ser humano no se permitirá a sí mismo ser corrompido y rebajado al nivel de los animales, habiendo comprendido su estatus en el plan de las cosas, y a los ojos de su Señor.

Quienquiera que descubra su verdadero valor no cometerá ningún pecado. Si realmente comprendemos qué ser tan precioso somos, nuestro inefable alto potencial, y las cimas a las que podemos remontarnos, entonces no nos permitiremos ser engrilletados por el pecado, y ser bloqueados.

Tras haber hablado de los seres humanos que han ascendido a las cimas de la perfección, veamos ahora qué es lo que dice el hombre de Dios y Su siervo, Imam ‘Alî (a.s.) al respecto:

Los siguientes dos hadices fueron tomados de Nahÿ al-Balâghah:

« مَنْ کَرُمَتْ عَلَیْهِ نَفْسُهُ هَانَتْ عَلَیْهِ شَهْوَتُه »

“Quien se ve a sí mismo con dignidad, ve a sus deseos con desdén”.(1)

En otras palabras, el Imam está diciendo que una vez que una persona se vuelve consciente de sí misma, comprende qué tan preciosa es y las valiosas metas que puede fijarse para sí misma, y sus propios deseos ya parecen ligeros, insignificantes y de poco valor. De este modo, luchar contra la tentación se vuelve fácil, y éste es uno de los beneficios del autoconocimiento.

El segundo hadîz forma parte de la carta que Imam ‘Alî (a.s.) envió a su hijo, Imam Hasan (a.s.), aconsejándole sobre asuntos importantes para él. Las palabras son como preciosas joyas, y nosotros, los musulmanes comunes, necesitamos escuchar y recordar tal consejo más que el Imam a

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1- Nahÿ al-Balâghah, Máxima nº 441.

quien la carta fue dirigida:

“Hónrate a ti mismo manteniéndote por sobre toda cosa degradante (danîiah) aun cuando pueda conducirte hacia tus deseos, porque lo que recibirás a cambio nunca será tan valioso como lo que tendrás que dar de ti. Y no seas siervo de nadie, puesto que Al·lâh te ha creado libre”.(1)

En el Glorioso Corán encontramos versículos que hacen referencia a las personas que están totalmente perdidas:

﴿ وَالْعَصْرِ * إِنَّ الإِنسَانَ لَفِی خُسْرٍ * إِلاَّ الَّذِینَ ءَامَنُوا وَعَمِلُوا الصَّالِحَاتِ وَتَوَاصَوْا بِالْحَقِّ وَتَوَاصَوْا بِالصَّبْرِ ﴾

«¡Por la tarde!, que el hombre está en la perdición, salvo los creyentes que practican el bien, se aconsejan la verdad y se recomiendan la perseverancia».(2)

Por lo tanto, como vemos tanto en el Glorioso Corán como en los hadices, se ha puesto gran énfasis en el tema del autoconocimiento y en la libertad resultante que le sucede. Desde que existen muchas buenas exégesis escritas sobre el particular en el Glorioso Corán, aquí trataremos mayormente de proveer un estudio meticuloso de las palabras de Imam ‘Alî (a.s.) sobre el tema.

En la segunda Tradición, encontramos la palabra “danîiah”, que significa “actos que inherentemente son desagradables y degradantes”. El Imam nos advierte del grave peligro que representan tales actos para nuestra alma, puesto que los mismos avasallan el espíritu y corrompen el alma. Nos aconseja que estemos siempre vigilantes contra acciones que, aunque gratas, confortables, o cómodas, son tan degradantes que uno pierde mucho, mucho más espiritualmente que lo que gana en comodidades o placeres momentáneos.

En la última frase

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1- Nahÿ al-Balâghah, Carta nº 31.
2- Sûra al-‘Asr; 103: 1-3.

del segundo hadîz, el Imam dice a su hijo y a nosotros que la libertad del ser humano es un regalo de Al·lâh Todopoderoso tan precioso y preciado, que cualquier acción que lleve al avasallamiento, por grata o cómoda que pueda ser, es por lejos un mal negocio. El placer momentáneo pasa y el penoso daño persiste.

Ahora continuemos con otro gran beneficio del autoconocimiento. La mayoría de la gente instintivamente se percata de que hay dos rasgos distintos en su ser: el aspecto material, mundanal, y el aspecto espiritual; sin embargo, no entiende o cree que el último sea incomparablemente más importante. Pero en el Islam, los asuntos espirituales son los que valen más.

Se puede ser un miembro enormemente productivo de la sociedad en términos materiales, y no obstante ser considerado indigno de ser llamado un musulmán si se es corrupto; mientras que lo opuesto es impensable en el Islam. Por lo tanto, no es de extrañarse que en el Islam se haya enfatizado tanto respecto a tener conciencia y precaverse de las enfermedades del espíritu. Esto se extiende a todas las acciones, aun cuando aparentemente sean insignificantes.

Existe una dominante idea errónea de que algunos actos no afectan adversamente el alma porque parecen poco importantes. Pero en el Islam se nos enseña que cada acto, cada palabra que uno pronuncia, tiene un efecto en nuestra alma y espíritu, reafirmando la fe y purificando el espíritu, o socavando la fe y dañando el alma.

Las palabras pronunciadas para guiar a

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un alma perdida son valiosas tanto para el orador como para la persona descarriada. Ambos se benefician de diferentes maneras. Así, no debe haber ninguna duda entre los musulmanes creyentes que el Islam nos enseña que cada acción, cada palabra, tiene consecuencias para nuestro bienestar espiritual, y no deben ser descartadas como insignificantes y triviales.

Cuando el Noble Profeta (s.a.w.) envió a Imam ‘Alî (a.s.) al Yemen, le dijo:

“¡Oh ‘Alî! No combatas a nadie antes de invitarlo (al Islam). ¡Juro por Al·lâh que si Él guía a una persona a través tuyo, ello será más precioso para ti que todo sobre lo cual el sol sale y se pone!”.(1)

A fin de sintetizar nuestro análisis de este beneficio, debemos señalar que se nos ha dicho clara e inequívocamente que la dimensión más importante de nuestro ser es el alma, y que nuestras acciones y pensamientos afectan directamente este preciado regalo de Dios.

Algunos pueden considerar algo extremo el hecho de que se les diga que el Islam también nos enseña que los pensamientos también deben estar atentos a su efecto sobre el espíritu.

Se nos enseña también que en la mayoría de los casos por erróneos o degradantes que nuestros pensamientos o ideas puedan ser, siempre que no actuemos en base a ellos, no seremos reprendidos por el Señor. Pero desde que las acciones tienen raíces en el espíritu, se advierte a los musulmanes del hecho de descartar la importancia de tales ideas en la formación de sus vidas.

En la Jurisprudencia Islámica, excepto

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1- Mizân al-Hikmah, t. 10, p. 325, nº 20835.

en casos sumamente raros que están muy minuciosamente definidos, no se es castigado por meros pensamientos u opiniones. Sin embargo, desde un punto de vista ético, se debe tratar de remover los vicios del carácter.

En el Islam la inmensamente compleja naturaleza y educación de los seres humanos está sujeta a dos conjuntos de normas bastante diferentes:

- Fiqh (فِقْه), Jurisprudencia Islámica;

- Ajlâq (أخلاق), Ética.

Las normas obligatorias del fiqh se ocupan de las condiciones necesarias mínimas de la perfección humana. Para que los humanos aspiren a nuevos y más elevados niveles de perfección, la guía divina es proporcionada en el segundo conjunto de normas, ajlâq, que gobierna tanto el aspecto exterior como el espiritual y nos proporciona todas las prescripciones que necesitamos para alcanzar los más elevados niveles de perfección.

De este modo, cada una de las dos series de reglas que gobiernan las vidas de los musulmanes fue dispuesta para un diferente propósito. Por ejemplo, mientras que el parloteo inútil no está prohibido en el fiqh, moralmente es considerado un derroche de tiempo precioso y nada útil para el desarrollo espiritual de la persona, y de este modo está prohibido en el ajlâq.

Otro ejemplo que ayuda a esclarecer la diferencia mejor es el de “salât al-lail” (la oración de la noche), la cual es altamente recomendada a todos los musulmanes, y en tanto no es obligatoria en el fiqh, sí lo es en el ajlâq, siendo la razón que, se espera que aquellos que aspiran a nuevas cimas, y luchan por

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la perfección, se preparen y desarrollen espiritualmente por medio de realizar ciertas tareas, tales como levantarse en la majestuosa oscuridad de la noche para ofrecer sus oraciones al Señor del Universo.

Por lo tanto, el fiqh fundamentalmente comprende las leyes básicas y necesarias cuya obediencia es requerida de todos los musulmanes, y es considerado el primer paso hacia el desarrollo. Comprometerse a las leyes del fiqh no es una difícil empresa, al igual que el mismo Islam no es una religión dificultosa.

Sin embargo, hay individuos que siempre observan las leyes obligatorias del fiqh, y cuando captan una vislumbre de Luz, no desean ya nada más que volar hacia el Resplandor. Para estas extasiadas almas, el Islam ha proporcionado el ajlâq. Entones ellos vuelven obligatorios sobre sí mismos actos que son altamente recomendados, o mustahabb. Además de realizar estas tareas recomendables, obedecen otras leyes de ajlâq y tornan ilícito para sí aquello que no está prohibido en el fiqh, pero que de una u otra manera puede representar un obstáculo en el camino hacia la Luz, hacia la perfección.

Por lo tanto, puede haber pensamientos o cualidades espirituales que no estén directamente prohibidos en el fiqh, pero que lo estén en ajlâq. Un pensamiento o cualidad destructiva que no está prohibida en sí misma en el fiqh es la envidia, la cual no es una falta punible en la jurisprudencia islámica, ni tampoco seremos reprendidos por tales pensamientos en el Más Allá, pero las acciones que resultan de la envidia pueden estar prohibidas.

Dijo

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el Noble Profeta (s.a.w.):

« إِذَا تَطَیَّرْتَ فَامْضِ وَ إِذَا ظَنَنْتَ فَلا تَقْضِ وَ إِذَا حَسَدْتَ فَلا تَبْغ »

“Si eres pesimista, entonces no permitas que ello te impida continuar; si eres suspicaz respecto a alguien, no juzgues sobre esas bases, y si envidias a alguien, no lo acoses”.(1)

La envidia ha sido llamada “la prisión del alma”(2), y constituye un impedimento tal para el desarrollo espiritual de la persona que no hay lugar para ella en el ajlâq.

Podemos encontrar también ejemplos de pensamientos que conforman el tópico de ambos grupos de normas que gobiernan la vida de los musulmanes. Uno de éstos, considerado uno de los más grandes pecados que generalmente se manifiestan en los pensamientos del ser humano, es desesperar de la ayuda de Al·lâh. Hay muchos hadices respecto a este tema y es un pecado tan grave que es considerado una forma de “kufr”, o incredulidad.

Existen muchas razones para ello, y solo desde un punto de vista psicológico, tal persona, tan extraviada en el pecado y tan desesperanzada de ser perdonada alguna vez por el Señor, no posee incentivo práctico para resguardarse, o resguardar a la sociedad de sus futuros delitos. Este sentimiento de desesperación -se nos enseña en el Islam- es peor que los pecados mismos.

Incluso en las leyes obligatorias y prácticas (fiqh), se les prohíbe explícitamente a los musulmanes cualquier clase de pérdida de esperanza en el perdón de Dios. Se nos dice que tales pensamientos desalentadores son una de las armas más efectivas de Satán, quien

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1- Bihâr al-Anwâr, t. 77, p. 153.
2- Mizân al-Hikmah, t. 2, p. 422, nº 3902.

se regocija con la imagen de un alma perdida, desesperanzada de la misericordia y perdón de Su Señor.

A tales personas se les dice que se arrepientan verdadera y sinceramente, enmienden sus actos pasados lo máximo posible, y que tengan fe en que Al·lâh Todopoderoso los perdonará.

Otro gran pecado, que también tiene que ver mucho con el pensamiento humano, es creerse libre de la posibilidad de que Al·lâh nos impondrá castigo alguno por las malas acciones. Considerarse el amo maquinador, de algún modo capacita para cometer pecados impunemente.

Encontramos en el Glorioso Corán:

﴿ وَمَکَرُواْ وَمَکَرَ اللّهُ وَاللّهُ خَیْرُ الْمَاکِرِینَ ﴾

«Ellos tramaron (makarû), y Dios, por su parte, tramó; y Dios es el más ducho de los que traman».(1)

Por lo tanto, se nos dice que no pensemos que estamos más allá de los alcances de la justicia divina, y que no confabulemos ni engañemos, puesto que todo ello es en vano.

Una de las palabras utilizadas en el versículo es “makr”, que, cuando es usada para el hombre, significa “artificio, trama”, pero cuando es usada en connotación con Al·lâh Todopoderoso implica “planear un inocente, pero sagaz comportamiento”. Un ejemplo de esto es encontrado en la historia del intento de Quraish por acabar con la vida del Noble Profeta (s.a.w.).

Ellos urdieron su plan cuidadosamente de principio a fin, y con el propósito de extender la culpa y evitar las consecuencias, enviaron a un hombre de cada clan para llevar a cabo el asesinato. Estaban seguros de que esta confabulación impediría a los parientes

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1- Sûra Âl-i ‘Imrân; 3: 54.

y seguidores de Muhammad (s.a.w.) declarar la guerra a todos los clanes si acaso se encontraba a los culpables.

Pero por la Gracia de Al·lâh, el Arcángel Gabriel reveló sus planes al Profeta. ‘Alî (a.s.) decidió ocupar su lecho y el Profeta (s.a.w.) abandonó la ciudad esa misma noche.

Para concluir con nuestro análisis de este tópico, el tercer mayor beneficio del autoconocimiento enseñado en el Islam es saber que el aspecto espiritual de nuestro ser es el más importante, y que nuestros espíritus se ven influenciados no solo por nuestros actos sino también por nuestras ideas. Así, debemos estar vigilantes con respecto a nuestros pensamientos, y utilizar nuestro conocimiento acerca de nosotros mismos para evitar las innumerables trampas del alma.

El cuarto beneficio del autoconocimiento es comprender que no fuimos creados al azar. Si nos contemplamos profundamente a nosotros mismos, a nuestro ser, llegaremos a la inevitable conclusión de que es Al·lâh Quien creó todo, y que no pudimos haber venido a la existencia por nosotros mismos o simplemente como resultado de la unión de nuestros padres, sin haber sido parte de Su Plan.

Naturalmente, el hombre está siempre en busca de una razón para su existencia, su ser, pero a través de ma‘rifat an-nafs y contemplando la creación y las metas que persigue la misma, nos percatamos de que cada uno de nosotros somos únicos, con una misión en la vida. No fuimos creados por casualidad y en vano.

Armados con este conocimiento, estaremos bien equipados para esforzarnos y llevar a

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cabo el propósito de nuestra creación, para buscar el retorno a Él incesantemente a través de los actos que son amados por Él, actos divinos que constituyen la piedra angular de la religión y dan sentido a la vida.

El quinto beneficio es la inmensa ayuda que recibimos al ser verdaderamente conscientes del factor de la percepción, el cual es crítico para el proceso de desarrollo y purificación espiritual. A través del autoconocimiento, estamos capacitados para cultivar y desarrollar nuestra autoconciencia, nuestra percepción; de otro modo los factores externos pueden llegar a influir sobre nosotros de manera que no podamos controlarlos.

Una de las características del hombre es que, en relación con las cuestiones cambiantes y constantes, no siempre está consciente de las últimas. Esto es a fin de que nuestra atención no esté fija y absorbida en los asuntos constantes, y estemos, por lo tanto, capacitados para tomar las medidas necesarias ante las nuevas cuestiones.

Al·lâh nos ha hecho de esta manera para capacitarnos a prestar atención a nuevos asuntos; de no ser así nuestra atención estaría fijada en una sola cosa. (Claro está, nos es posible fortalecer nuestro espíritu para poner completa atención a más de una cosa al mismo tiempo).

Por ejemplo, cuando primero accionamos un reloj estamos conscientes del mismo, pero tras un momento perdemos conciencia de ello hasta que queremos saber la hora; o sentimos el peso de nuestras ropas al principio y luego ya no estamos conscientes de ello.

Debemos utilizar este punto psicológico en nuestras vidas espirituales.

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Hay momentos en que las mayores catástrofes pueden acontecer a nuestra alma, sin que la persona lo advierta. Hay ejemplos de individuos que están totalmente perdidos en la vida y ni se dan cuenta de la realidad.

Esto puede avanzar hasta un punto de total descreencia en Dios sin que la persona esté consciente del cambio ocurrido en sí misma, en su conciencia. Ello se debe a que los humanos están creados de tal manera que están más atentos a los cambios súbitos que a los sutiles. Se pueden experimentar cambios drásticos en la creencia y todavía estos cambios no sean obvios para la persona. Un buen ejemplo es la mentira.

La mayoría de los humanos, especialmente en las tempranas etapas de la niñez, no puede decir una simple mentira -especialmente si es la primera vez que se ha entregado a tal comportamiento- sin sentirse inquietos, incómodos, y más tarde, llenos de remordimiento.

No obstante, cuando repiten este comportamiento, sus almas se habitúan a los efectos, y pueden mentir, timar, y embaucar con pequeño esfuerzo o pena. Aún peor, se puede no estar consciente en absoluto del cambio que se ha sufrido. El autoconocimiento nos permite ver avecinarse estos cambios, dándonos la oportunidad de corregir tales defectos del carácter, y otra vez dar pasos en el sendero de Al·lâh.

Sin embargo, con relación a la mayoría de las personas, solo eventos catastróficos en sus vidas personales pueden volverlas conscientes de estos defectos del carácter. Con aquellos armados con ma‘rifat an-nafs ello

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no llega a suceder. Por medio de cuidar y prestar atención a la conciencia, podemos llegar a percatarnos de los cambios sutiles que ocurren en la vida interior y tomar medidas correctivas cuando sea necesario.

Al·lâh Todopoderoso nos dice en el Glorioso Corán:

﴿ ثُمَّ کَانَ عَاقِبَهَ الَّذِینَ أَسَآءُوا السُّوأَی أَن کَذَّبُوا بِاَیَاتِ اللَّهِ وَکَانُوا بِهَا یَسْتَهْزِئُونَ ﴾

«Luego, será la suerte de quienes cometieron la impiedad de desmentir las aleyas de Dios y las escarnecieron».(1)

Por lo tanto, son los seres humanos, dotados de conciencia y libre voluntad, los que pueden destruirse a sí mismos, o bien alcanzar la felicidad y la paz si es que están conscientes de sí mismos, de sus acciones, y más importante que ello, conscientes de Dios Todopoderoso en todo momento.

El sexto beneficio del autoconocimiento es que sirve como un medio de acceso al mundo inmaterial o espiritual. Una vez que atravesamos las puertas encontramos muchas cosas que, desde un punto de vista estrictamente materialista, no tienen sentido.

Un ejemplo de ello es la conciencia, la cual no puede ser justificada o explicada por leyes meramente materialistas. ¡Qué maravilloso es que todos los seres humanos, desde tiempos inmemoriales, sin importar su educación, cultura y religión, escuchen el mismo llamado interior! La gente parece percatarse instintivamente de lo que es correcto o de lo que constituye algo errado.

Toda persona considera a la opresión y la injusticia como algo malo, y a la justicia como algo bueno y deseable; incluso los opresores mismos desean ser tratados con justicia. Se dice

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1- Sûra ar-Rûm; 30: 10.

que inclusive los ladrones, al momento de dividir el botín, escogen de entre ellos a quien consideran confiable para hacer ese trabajo.

A través del autoconocimiento llegamos a entender que todas las cosas, excepto los seres humanos, poseen una naturaleza inherente que no puede ser cambiada. Por ejemplo, una piedra será por siempre piedra, no importa cuántos cambios ocurran en ella cuando se producen diferentes cosas de la misma. Con los seres humanos sucede exactamente lo contrario. A pesar de que todos nosotros habitamos más o menos en la misma clase de cuerpo físico, poseemos diferentes naturalezas.

Se nos dice que en el Día del Juicio, cuando el velo sea finalmente descorrido de enfrente de nuestros ojos, nos veremos a nosotros mismos y a los demás como realmente somos; aflorarán nuestras verdaderas naturalezas. Leemos en el Glorioso Corán:

﴿ یَوْمَ تُبْلَی السَّرَآئِرُ ﴾

«El día en que sean revelados los secretos».(1)

Y en la siguiente aleya:

﴿ یَوْمَ یُنفَخُ فِی الصُّورِ فَتَأْتُونَ أَفْوَاجًا ﴾

«El día en que la trompeta sea tañida y comparezcáis en tropeles».(2)

De acuerdo a los hadices, “tropeles” significa “grupos de gente y otros seres”, agrupados según su verdadera naturaleza. Es posible que algunos aparezcan como perros o monos. Algunos seres humanos pueden haber caído más bajo que un insecto, mientras otros pueden haber ascendido más alto que los ángeles.

Hemos aprendido que en el Islam, los seres humanos no son valorados de la misma manera. Uno puede, a través de actos desdeñables, ocupar una posición por debajo de la más baja de las

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1- Sûra at-Târiq; 86: 9.
2- Sûra an-Naba’; 78: 18.

especies, y viceversa, ascender más alto que los ángeles, a los ojos de Al·lâh.

Según otras cosmovisiones, todos los seres humanos son considerados como una misma y única persona. Los sionistas y sus víctimas, o los serbios y sus víctimas son considerados humanos poseedores de los mismos derechos, y ambos deben ser respetados.

Pero para el Islam, existen dos niveles distintos de humanidad, y por consiguiente, dos niveles distintos de leyes, relaciones, etc.

En primer lugar, existen leyes básicas aplicadas a todos los seres humanos, surgidas de sus derechos básicos, sus derechos de nacimiento por haber sido creados humanos.

El segundo nivel de leyes es aplicado exclusivamente a los seres humanos reales, quienes, a través de innumerables actos divinos se han elevado a un nivel inaccesible para otros que no se han conducido a sí mismos de una manera similar.

La razón fundamental para esto es que la relación entre el Creador y el hombre es una relación muy especial que otorga ciertos derechos exclusivamente a aquellos que dan pasos en Su camino.

Un aspecto de esta relación, aparte de las leyes, es el discernimiento que Al·lâh Todopoderoso otorga al creyente, permitiéndole comprender la verdadera naturaleza y carácter de las personas en la vida. Hay también algunos portentosos privilegios concedidos a los probos que ni siquiera han sido otorgados a los ángeles.

La razón parece ser que, si el hombre, a quien se le otorgó libre voluntad, es sumamente recto y piadoso, se le otorgan también ciertos privilegios negados a los ángeles. Por ejemplo,

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cuando el Noble Profeta (s.a.w.) ascendió a los Cielos en la majestuosa noche del Mi‘râÿ (Ascensión), a veces era acompañado por el Arcángel Gabriel (a.s.), pero había lugares y dimensiones del universo que le eran negadas al arcángel, por lo que, en palabras suyas, citadas por el Noble Profeta (s.a.w.):

« لَوْ دَنَوْتُ أَنْمُلَهً لاحْتَرَقْتُ »

“Si yo me hubiese acercado más allá, incluso en la medida de la falange de un dedo, me hubiese calcinado”.(1)

En el Glorioso Corán leemos que cuando el Noble Profeta (s.a.w.) ascendió a los Cielos se aproximó tanto al Señor del Universo como ningún ser creado puede esperar hacerlo jamás:

﴿ ثُمَّ دَنَا فَتَدَلَّی * فَکَانَ قَابَ قَوْسَیْنِ أَوْ أَدْنَی * فَأَوْحَی إِلَی عَبْدِهِ مَآ أَوْحَی ﴾

«Luego, se le aproximó cerniéndose lentamente, hasta una distancia de dos arcos o menos aún, y reveló a Su siervo lo que Él reveló (a Gabriel)».(2)

Aquí no debemos olvidar que en el Glorioso Corán a veces Al·lâh nos habla en forma alegórica, especialmente cuando los temas están fuera de nuestro alcance. Por lo tanto, la distancia mencionada aquí debe ser tomada también en el mismo tono, significando que el Noble Profeta (s.a.w.) se encontraba solo a dos etapas de vislumbrar al Señor del Universo en toda Su Majestuosidad.

Estos temas y otros semejantes se aprenden a través de ma‘rifat an-nafs. Es, como mencionamos anteriormente, la puerta de entrada al mundo no-material, metafísico.

De este modo, hemos reseñado algunas enseñanzas islámicas relacionadas a los valores muy divergentes de diferentes seres humanos en lo que respecta

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1- Al-Asfâr al-‘Aqlîiat al-Arba‘ah, de Sadr Ad-Dîn Shirâzî, t. 6, p. 300.
2- Sûra an-Naÿm; 53: 8-10.

a su Creador y entre sí. También vimos cómo el autoconocimiento ayuda a abrir las puertas del mundo espiritual, presentando un panorama sublime a aquellos que ingresan al mismo.

En cuanto a aquellos que eligen una vida diferente, hundiéndose profundamente, y ahogándose en la vorágine del pecado, el Glorioso Corán dice:

﴿ وَلَقَدْ ذَرَأْنَا لِجَهَنَّمَ کَثِیراً مِنَ الْجِنِّ وَالإِنْسِ لَهُمْ قُلُوبٌ لاَیَفْقَهُونَ بِهَا وَلَهُمْ أَعْیُنٌ لاَیُبْصِرُونَ بِهَا وَلَهُمْ ءَاذَانٌ لاَیَسْمَعُونَ بِهَآ اُوْلَئِکَ کَالاَنْعَامِ بَلْ هُمْ أَضَلُّ اُوْلَئِکَ هُمُ الْغَافِلُونَ ﴾

«Hemos creado, para el infierno, numerosos genios y humanos, que tienen mentes con las cuales no razonan, ojos con los cuales no ven y oídos con los cuales no oyen. Son como las bestias, pero están más desviados aún, porque son indiferentes».(1)

Éstos, que permanecen totalmente abstraídos de su Señor y de sus propios aspectos espirituales, son llamados “muertos” por el Glorioso Corán, desde que se nos enseña que de los dos aspectos de nuestra vida, la vida física, material y la vida espiritual, la última es mucho más superior, y está centrada en la fe y la acción.

Para estar verdaderamente vivos y conscientes en este mundo, en el Glorioso Corán se nos enseña a creer en Al·lâh Todopoderoso, en Sus Palabras y en Su último Profeta:

﴿ یَآ أَیُّهَا الَّذِینَ ءَامَنُوا اسْتَجِیبُوا لِلّهِ وَلِلرَّسُولِ إِذَا دَعَاکُمْ لِمَا یُحْیِیکُمْ ﴾

«¡Oh creyentes! ¡Responded a Dios y al Mensajero cuando éste os convoque a lo que os vivifica…».(2)

Algunas personas solo tienen la vida física, y por ende pueden comprender solo las cosas materiales y físicas; otras tienen

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1- Sûra al-A‘râf; 7: 179.
2- Sûra al-Anfâl; 8: 24.

las dos, la vida material y la espiritual, y así, pueden comprender ambas.

Dado el inmensamente constructivo rol que la religión, como sistema para la conducta en esta vida, puede jugar en las vidas de la gente, y la cosmovisión que la misma presenta al creyente para guiar sus vidas, es asombroso que hoy un gran número de gente abandone su fe.

Para algunos, esto se debe a que sienten que perderán su “libertad” de hacer lo que desean, que la religión de alguna manera se llevará su libertad, y que se convertirán en esclavos, como quien dice. Bien, somos todos esclavos en cierto modo; algunos de Dios, algunos del dinero, del poder, de los deseos, etc.

La manera entonces de ser realmente libres, es obedecer a Al·lâh y a Sus preceptos, y librarnos del resto de los “dioses”. No es una tarea fácil satisfacer a muchos dioses, pero complacer a uno, especialmente cuando la misma creencia fortalece a la persona y la exime de las limitaciones, no es una empresa difícil.

La persona que elige a Dios, ya no será un siervo de otros, sino que habrá alcanzado un nivel de señorío. Vemos en los hadices que:

« العُبودِیَّهُ جَوْهَرَهٌ کُنْهُها الرُّبوبِیَّهُ »

“La servidumbre a Dios (‘ubudîiah) es una gema cuya esencia es el señorío”.(1)

El Profeta del Islam era un siervo de Al·lâh Todopoderoso por elección. Nosotros también expresamos este sentimiento varias veces por día durante nuestras oraciones rituales:

« أَشْهَدُ أَنَّ مُحَمَّداً عَبْدُهُ وَ رَسُولُه »

“Testimonio que Muhammad es Su siervo y

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1- Mizân al-Hikmah, t. 6, p. 13, nº 11317.

Enviado”.

Sin embargo, este hombre aparentemente esclavizado, cambió la historia del mundo. Al mismo tiempo que luchó exitosamente contra poderes que se oponían a Dios, también tuvo el honor de prosternarse ante Él.

Nada más que la libertad es la recompensa de uno cuando se elige una vida sin religión, sin una relación con el Creador. El Glorioso Corán nos advierte:

﴿ أَرَأَیْتَ مَنِ اتَّخَذَ إِلَهَهُ هَوَاهُ أَفَاَنتَ تَکُونُ عَلَیْهِ وَکِیلاً * أَمْ تَحْسَبُ أَنَّ أَکْثَرَهُمْ یَسْمَعُونَ أَوْ یَعْقِلُونَ إِنْ هُمْ إِلاَّ کَالاَنْعَامِ بَلْ هُمْ أَضَلُّ سَبِیلاً ﴾

«¿No has reparado en quien toma por divinidad a su concupiscencia? ¿Osarías ser defensor suyo? ¿O piensas que la mayoría de ellos oye o razona? ¡Quía! Son como las bestias, pero están (aún) más descaminados que ellas».(1)

﴿ ضَرَبَ اللَّهُ مَثَلاً رَجُلاً فِیهِ شُرَکَآءُ مَتَشَاکِسُونَ وَرَجُلاً سَلَماً لِرَجُلٍ هَلْ یَسْتَوِیَانِ مَثَلاً الْحَمْدُ لِلَّهِ بَلْ أَکْثَرُهُمْ لاَیَعْلَمُونَ ﴾

«Dios propone un ejemplo: un hombre tiene consocios antagónicos y otro está al servicio de un (solo) hombre. ¿Podrán equipararse? ¡Alabado sea Dios! Pero su mayoría lo ignora».(2)

Hay tres versos atribuidos a Imam ‘Alî (a.s.) con los que daremos fin a este análisis. Es apropiado mencionarlos aquí, desde que las palabras del Imam elocuentemente muestran la importancia del autoconocimiento:

دَواؤُکَ فِیکَ وَما تَبْصُرُ

وَداؤُکَ مِنْکَ وَما تَشْعُرُ

وَأنْتَ الْکِتابُ المُبِینُ الَّذِی

بِأحْرُفِهِ یَظْهَرُ الْمُضْمَرُ

وَتَزْعَمُ أنَّکَ جِرْمٌ صَغِیرٌ

وَفِیکَ انْطَوَی الْعالَمُ الأکْبَرُ

La cura está contigo, pero no la ves,

la enfermedad es de ti, pero no estás consciente de ello.

Tú eres el claro libro cuyas letras

hacen manifiesto lo oculto.

¿Piensas acaso que eres un minúsculo cuerpo

siendo que dentro de

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1- Sûra al-Furqân; 25: 43-44.
2- Sûra az-Zumar; 39: 29.

ti está contenido el gran universo?(1)

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El Espíritu

Tras haber comprendido la importancia del espíritu (rûh) y de la vida espiritual, es natural que prosigamos nuestra exposición con este tópico: el espíritu.

El tema del espíritu es una de las cuestiones más antiguas que confundieron la mente humana. Incluso los primeros seres humanos eran conscientes de una entidad inmaterial dentro de sí mismos; se percataban de diferentes estados y niveles de conciencia en sus vidas, y por medio de comparar el sueño y la muerte con su normal estado de vigilia llegaron a ciertas conclusiones preliminares. También estaban informados del hecho de que los seres humanos son diferentes a los animales por la carencia de libre albedrío y sabiduría de estos últimos; los animales solo parecían seguir sus instintos.

También pensaban en los sueños. Los sueños que se hacían realidad eran especialmente intrigantes. Sin ser capaces de comprenderlos claramente, tenían la sospecha de que ello podía ser el resultado de una parte de la persona que se desprendía y se trasladaba al futuro.

A medida que las sociedades humanas se desarrollaban, tales problemas fueron delegados a los filósofos quienes eran buenos pensando y reflexionando. La Filosofía afrontó el tema comenzando con la siguiente pregunta: ¿Es el espíritu material o inmaterial? En otras palabras, ¿es este fenómeno parte de nuestros cuerpos o no?

Las cosas materiales poseen propiedades específicas, por ejemplo, pueden ser divididas en partes más pequeñas que a su vez pueden seguir siendo divididas en partes ad infinitum, si los medios estuvieran

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1- Ensân-e Kâmel, de Shahîd Murtadâ Mutahharî, p. 203.

disponibles. También sabían que si una persona perdía un miembro, esencialmente ésta seguía siendo la misma persona, con una minusvalía. Sus nociones sobre sí mismos no parecían deteriorarse en el proceso.

De este modo, muchos filósofos concluyeron que el alma es independiente del cuerpo. Esta teoría se afianzó más tarde cuando consideraron las nociones de “yo”, “mío”, “mí”, como rasgos marcados de la persona. ¿Es la persona, esta entidad del “ser humano”, material o inmaterial?

Como se pudo notar con el ejemplo de la pérdida del miembro, los filósofos sabían que los seres humanos, incluso tras perder partes de sí mismos, seguían siendo los mismos. Todos parecemos tener una comprensión de nosotros mismos como un todo, como algo que no es divisible, y que es simple y no compuesto. Cuando nos cortamos el cabello, después no nos sentimos disminuidos; lo que queda junto a nuestro cuerpo y no está sobre el piso de la peluquería, es lo que somos después.

Utilicemos otro ejemplo para ayudar a clarificar este tema ilusorio. Cuando una persona comete un crimen, especialmente uno nefasto tal como asesinatos en masa dirigidos metódicamente, como lo hicieron los Nazis en la Segunda Guerra Mundial, se espera que sea llevada a la justicia, aun cuando haya cometido esos crímenes hace medio siglo.

La ciencia nos dice que todas las células del cuerpo de la persona promedio se renuevan aproximadamente cada seis años. Para todas las consideraciones prácticas no somos físicamente la misma persona que éramos, por así decirlo, diez años atrás.

¿Por qué

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entonces el oficial Nazi, cuyo cuerpo guarda una mera similitud con el que llevó a cabo las atrocidades, debería ser apresado, juzgado, y castigado? Intuitivamente comprendemos que no estamos perdiendo algunas partes de nuestro ser que deban ser reemplazadas. La unidad de identidad que sentimos no es justificable solo a través de la continuidad física.(1)

Por lo tanto, parece haber un reconocimiento universal del hecho de que, lo que da existencia a una persona es finalmente permanente y considerado responsable por la totalidad del cuerpo y espíritu de la misma. Debido a que los dos están tan estrechamente vinculados, y debido a que nosotros los humanos estamos tan profundamente aferrados a este mundo físico, material, tendemos a identificarnos con el cuerpo antes que con el espíritu.

En el Islam no cabe duda de que el espíritu es la esencia de la persona, y el cuerpo un vehículo para la manifestación del alma en este mundo, y un medio para realizar sus actividades.

Hay una serie de razones que demuestran la existencia del espíritu a través del estudio de nuestro mismo conocimiento. Si probamos que nuestro conocimiento no es material, será evidente que no somos simplemente cuerpos.

Por ejemplo, es evidente que una cosa más grande no puede ser situada en una cosa más pequeña. Una gran caja puede fácilmente dar cabida a una más pequeña que sea colocada en ella. Lo contrario no ocurre.

Luego, imagínate contemplando atentamente un hermoso bosque por un momento, apreciando con deleite todo lo que se erige

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1- Algunos filósofos que niegan la sustancia espiritual apelan a la continuidad física para justificar la unidad de nuestra identidad. Dicen que nuestro cuerpo está siendo cambiado gradualmente con nuevas partes, pero este proceso es tan lento que no sentimos ningún cambio en la unidad y debido a la continuidad de nuestro cuerpo consideramos que es la misma. David Hume, por ejemplo, compara al cuerpo con un supuesto barco, el Queen Mary, que se mueve desde un puerto a otro y todas sus partes son sustituidas sucesivamente. Cuando este barco llega al último puerto no tiene ninguna de sus partes originales, pero todos los espectadores lo consideran el mismo, aunque erróneamente. Hay diferentes objeciones a esta idea además de lo expresado en el texto. Por ejemplo, de acuerdo a esta opinión, necesitamos algunos espectadores o jueces invariables que juzguen, aun erróneamente, que el barco es el mismo, y este rol puede ser jugado solo por el espíritu, el cual permanece dentro de nosotros.

ante ti. Más tarde, cuando recuerdes la experiencia con toda su majestuosidad, piensa un poco en el tamaño del bosque, el cual está ahora, de una manera, guardado en tu memoria.

Sea como fuera que uno lo llame, la idea, la imagen, o la experiencia del bosque, se inserta hábilmente dentro de la mente de una persona, la cual es muy limitada en tamaño. Nos preguntamos cómo un bosque, con todas sus características y tamaño, puede encajar en nuestra conciencia.

El problema no se resuelve al imaginarnos, por ejemplo, pequeños microfilmes, que son imágenes de lo que vemos, y, de una manera u otra, son almacenados en nuestras mentes. Incluso los microfilmes sumamente pequeños tienen dimensiones que, si se juntan, pronto no dejarían más espacio en nuestras mentes para nada más.

Cuando tienes microfilmes también necesitas algunos medios para poder interpretarlos. También necesitas algún tipo de capacidad para comprender cosas en sus tamaños reales. Hay una diferencia entre ver una pequeña fotografía de un bosque y ver el mismo bosque.

Esto es un tema bastante difícil que ha dejado desconcertados a muchos científicos. De hecho, cuando una encuesta a eminentes científicos, incluyendo a premios Nobel, fue llevada a cabo recientemente, al preguntárseles cuál será el campo más importante de investigación en la próxima década, la gran mayoría respondió que la psicobiología.

Es sabido que las neuronas en nuestros cerebros, a través de sensores, se propagan como raíces, pulsos, señales eléctricas si lo prefieres, por medio de lo cual interactúan con miles de millones

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de otras células. Las ondas del cerebro son de este modo medidas, monitoreadas y estudiadas. Sin embargo, la naturaleza del depósito de información no es bien comprendida.

Las acciones reiteradas de una persona, por ejemplo un atleta después de un entrenamiento intenso que abarca movimientos repetidos de la misma clase, en efecto dejan rastros en la fisiología del cerebro, tal como sucede con un curso de agua después de correr por el mismo sendero por un rato. Esto permite al atleta realizar tareas sumamente difíciles sin “pensar” o sin un gran esfuerzo de coordinación.

Sin embargo, esto explica solo parte del proceso. Éste es el sistema de “canalización eléctrica” por así decirlo, y no el proceso de cognición, depósito de información, y recuperación. Todavía no se sabe en qué forma son almacenadas las habilidades del atleta.

La pregunta que ocupa a muchas mentes es: ¿Es el cerebro físico la entrada a algo más, o es todo lo que hay y el fin último de todo lo que tiene que ver con la cognición? Espero que podamos responder a esta pregunta sin tener que ocuparnos en análisis técnicos de filosofía.

Hay muchos otros caminos para probar que el conocimiento no es material. Por ejemplo, el conocimiento no es alterable, pero toda cosa material lo es. A modo de ejemplo, hoy es sábado. Tienes el conocimiento de que estás leyendo un libro sobre autoconocimiento este día. Este conocimiento es real hoy. Cuando pienses en ello mañana, será el mismo.

Tu conocimiento sobre este libro

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en particular será el mismo después de una semana, un año, o incluso dentro de veinte años. Cuando olvidas algo, lo que ello realmente significa es que esa información en particular se ha perdido, y que no puede ser fácilmente evocada del depósito de la memoria. De ninguna manera significa que ese mismo conocimiento tuyo se haya alterado.

Consideremos otra situación. Por ejemplo, tienes un amigo que conociste hace dos años atrás. Te has formado una imagen de él en tu mente. Cuando piensas en aquel encuentro en particular, su imagen atraviesa tu mente precisamente con los mismos detalles. Nada ha afectado la imagen de tu amigo en tu cerebro.

Si te lo toparas en la calle ahora mismo, todavía identificarías a tu amigo con la misma imagen que previamente habías almacenado en tu cerebro. Si cualquier cambio tomara lugar dentro de aquel conocimiento adquirido en particular, no podrías reconocerlo.

Sin embargo, deberías saber que, ninguna información se pierde en el nivel inconsciente de tu mente, incluso si no puedes evocar algunos de tus recuerdos. Es importante que te des cuenta que la información ha sido guardada con seguridad en tu mente. Cualquier tipo de experiencias que hayas tenido en tu vida, está en tu memoria.

Ahora, a fin de permitirte recordar o extraer esos datos, necesitas algo de entrenamiento y práctica mental. No dilucidaremos este asunto en esta etapa. Lo que queremos decir es que es posible perder conocimiento en el nivel consciente de comprensión y es posible sentir que el

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conocimiento se ha opacado. Por ejemplo, los detalles de la imagen de aquella persona pueden haberse perdido, pero todavía recuerdas que es esa persona. Esto demuestra que el conocimiento no es material, puesto que todas las cosas materiales están sujetas a cambio.

Indudablemente, una enorme masa sólida de una sustancia no puede caber u ocupar una pequeña vasija, recipiente o receptáculo, y lo mismo sucede en lo que se refiere a nuestro conocimiento, el cual no puede ni cambiar ni ser fraccionado en pequeñas porciones.

Todos estos hechos prueban que el conocimiento no es material; por lo tanto, nosotros, los dueños de ese conocimiento, no podemos ser materiales. No es posible suponer que seamos materiales, desde que somos poseedores de una cosa inmaterial, el conocimiento.

Hay todavía otra manera de probar este hecho. Preguntémonos a nosotros mismos si una cosa material como un lápiz, posee conocimiento sobre sí mismo o sobre el mundo externo que lo rodea. Definitivamente responderás que no. Sabemos, por ejemplo, que la superficie exterior de un lápiz no está en absoluto informada de su superficie interna, o viceversa.

La misma condición se aplica cuando hablamos de la relación entre dos o más lápices. Por lo tanto, es inexacto decir que éstas son las partes del mismo lápiz; lo mismo sucede con las partes de un libro; el libro no es una cosa única. Está compuesto de muchas cosas, muchos átomos que están aglomerados en algo que aparentemente es una unidad pero que realmente no lo es. Aún si

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hubiera sido una unidad no habría tenido conocimiento sobre sí mismo.

En el extracto de la histórica carta a Gorbachov (31/12/1988) del fallecido Imam Jomeini (r.a.), el Imam planteó un punto filosófico sobre los mundos materiales e inmateriales. El Imam dirigió la atención de Gorbachov a la comparación lógica entre el alma, una entidad inmaterial, con una estatua, una entidad material.

Imam Jomeini era de la opinión de que no todo podía ser analizado y justificado a través de la materia. Así, Imam Jomeini pidió a Gorbachov que considerase por ejemplo una estatua que no posee ningún conocimiento. Cada lado de la estatua permanece oculto para el otro lado.(1)

Esto debería ser analizado filosóficamente, pero puede ser comprendido prescindiendo de ello. Así, una cosa material no posee conocimiento respecto a la totalidad de su ser y tampoco posee conocimiento respecto al mundo externo.

Pero éste no es el caso en lo que a los seres humanos se refiere. Un ser humano posee conocimiento sobre sí mismo, aun cuando piensa en un problema relacionado a la filosofía, matemáticas, historia, etc. Cuando tienes conciencia de ti mismo, también tienes conciencia del mundo externo.

Existen también indicios experimentales para demostrar la existencia del espíritu. Estoy seguro de que has escuchado bastante sobre el hipnotismo. Se refiere a influir en el alma de alguien para que haga algo. Los hipnotizadores hacen que una persona entre en sueño, y luego logran que esa persona realice algo.

El hipnotizador puede pedir a la persona que se encuentra bajo hipnosis

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1- Avâi-e Tawhîd, p. 11.

que ejecute sus órdenes; por ejemplo, puede pedirle que regrese a diez años atrás y le explique qué sucedió cuando estaba en la escuela. El hipnotismo también se utiliza para curar algunos desórdenes mentales. Asimismo puede ser usado como un medio de entretenimiento.

Ello no significa que toda persona que alegue dominar tal arte sea capaz de hacer eso. Sus alegatos pueden no ser auténticos. Pueden ser impostores que intentan estafar a personas simples.(1) Sin embargo, el hipnotismo como una ciencia y habilidad no puede ser rechazado porque tiene algunas aplicaciones en el campo de la medicina para curar algunas formas de trastornos mentales.

Hay algo más, llamado espiritismo, que no está ligado a la filosofía sino a una rama de la ciencia de la parapsicología. Gente que afirma tener algunos poderes espiritistas alega poder evocar a los espíritus de los muertos a través de un médium.

Por ejemplo, el espíritu del abuelo de una persona que murió dos o tres décadas atrás, puede ser convocado a través del médium para hablarle. Se le puede pedir al espíritu que dé la localización exacta de algo, como la fotografía perdida de la abuela. También se le puede pedir que dé los detalles de su asesino, en algunos crímenes misteriosos.

Se dice que hoy en día más de cien revistas son publicadas a lo largo del mundo respecto al tema del espiritismo por parte de las sociedades espiritistas. Todas ellas creen en la existencia del espíritu y afirman que pueden tener contacto con los espíritus.

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1- Debemos cuidarnos de algunas personas que alegan tener tales capacidades. Solo están en busca de hacer dinero a través de medios indebidos. En los países occidentales, hay mucha gente que alega poseer algunos poderes extraordinarios que les permiten convocar a los espíritus a través del hipnotismo u otros medios, pero solo están timando a la gente. Se ha demostrado que muchos de ellos son embaucadores y sus intenciones deshonestas.

No quiero decir que todas ellas sean verídicas, pero no puede ignorarse esta realidad.

Es mejor dar ejemplos de las vidas de nuestros propios sabios. ‘Al·lâmah Seîied Muhammad Husein Tabâtabâ’î, el autor de “Al-Mizân”, una gran exégesis del Glorioso Corán (20 tomos), tenía un hermano llamado Seîied Muhammad Hasan Ilâhî, y este hermano suyo también fue de entre los grandes sabios. Ilâhî tenía un alumno que era capaz de evocar a las almas de personas fallecidas.

Sin embargo, su hermano no le reveló que aquel practicaba esta ciencia parasicológica. Es costumbre entre los grandes sabios ser discretos y mantener un perfil bajo en los ámbitos donde poseen facultades extraordinarias y sobrenaturales. Ilâhî, el hermano del ‘Al·lâmah Tabâtabâ’î, dijo que a veces surgían para él algunas preguntas y ambigüedades en la comprensión de algunas ideas en filosofía y necesitaba discutir esos problemas con la fuente original.

Su alumno solía acudir a su socorro evocando a los espíritus de grandes filósofos y a través de él, Ilâhî solía clarificar y resolver los enigmas filosóficos. Pero su alumno no era consciente de esas soluciones desde que él no era un maestro en filosofía.(1)

Es interesante tener en cuenta que un verdadero ‘ârif (gnóstico) puede fácilmente controlar los fenómenos sobrenaturales e incluso llegar a alcanzar un grado en el que puede tener control de todo en el universo.

Sin embargo, considera que estas cosas carecen de importancia. Estas prácticas están incluso al alcance de discípulos del ‘irfân (Gnosis). Los maestros gnósticos consideran estos logros como muy

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1- Ma‘âd Shenâsî, de Seîied Muhammad Husein Huseinî Tehrânî, t. 2, pp. 182-184.

elementales y rudimentarios. Aquellos que poseen elevadas jerarquías gnósticas pueden leer tu mente fácilmente; pueden predecir en forma precisa los eventos que toman lugar en medios totalmente diferentes. Por lo tanto, no es de extrañarse si el alumno de Ilâhî era capaz de evocar a los espíritus.

Seîied Ÿalâl Ad-Dîn Ashtîianî(1) concedió una entrevista especial, publicada en Kaihân Farhanguî,(2) respecto a Hakîm Sabzevârî.(3) Durante la entrevista, ‘Al·lâmah Ashtîianî dijo que una vez él había establecido contacto con el espíritu de Hakîm Sabzevârî, quien recitó unos versos de Mawlawî de “Maznawî”, que no podían ser encontrados en los ejemplares a disposición de ‘Al·lâmah Ashtîianî.

Finalmente, a través de algunos estudios, ‘Al·lâmah Ashtîianî supo que un occidental había encontrado un ejemplar de “Maznawî”, que contenía tales versos. Por lo tanto, este fenómeno de la capacidad de hacer contacto con el espíritu de un muerto es una práctica muy factible.

No tiene especial importancia y es insignificante para nuestros sabios y ‘ulamâ’. Al mismo tiempo, ellos no quieren hablar sobre estos asuntos porque dicen que en caso de hacerlo, ello ocasionaría algunas complicaciones innecesarias. No quieren hacer uso de tales prácticas para evitar tanto la publicidad como el acoso de la gente.

En consecuencia, tratan de ocultar estos hechos, y solo sus amigos más cercanos pueden percatarse de estas prácticas. Este tema puede ser planteado en público para propósitos muy específicos en muy raras ocasiones.

El fallecido Imam Jomeinî (r.a.) estaba capacitado en ‘Irfân tanto en teoría como en práctica. Sin embargo, nunca se dio

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1- Un prominente sabio en Gnosis y Filosofía, que vivía en Mash·had. Ha escrito varios libros sobre Gnosis y Filosofía. Muchos sabios occidentales le hacían visitas especiales cuando viajaban a Irán.
2- Kaihân Farhanguî, vol. 10, nº 1, Marzo de 1993, serie nº 96, p. 11.
3- Un gran filósofo islámico que escribió “Comentarios sobre Gurar al-Farâ’id”, una destacada obra sobre filosofía. El lugar donde descansan los restos de este gran sabio es Sabzevar, en la provincia de Jorasân. Hakîm Sabzevârî ha escrito un comentario sobre el renombrado “Maznawî” del gran gnóstico Ÿalâl Ad-Dîn Rûmî, más conocido como Maulawî.

aires de poseer tal talento. Solo algunos de sus alumnos que se encontraban a su servicio narraron algunas cosas de él al respecto. Incluso confesaron que ellos tenían dificultad para percibir aquellos aspectos de sus prácticas gnósticas.

El fallecido Imam fue un ‘ârif de un rango muy especial. Poseía cualidades tan elevadas que nunca se jactó de sí mismo ni se atribuyó ninguna aptitud especial. El gran Imam Jomeinî fue un ‘ârif en el real sentido. El Imam ha legado un tesoro de obras en el campo del ‘irfân.

El ‘irfân está dividido en dos grandes ramas. Hay un ‘irfân práctico y otro teórico. El ‘irfân teórico es tratado como una ciencia cuyo tema central es Al·lâh. El ‘irfân práctico estudia cómo acercarse a Al·lâh y cuáles son las etapas del viaje gnóstico. Los expertos en estas ramas han estudiado muchas cosas sobre ‘irfân. Pueden enseñarlo, pero existe la posibilidad de que no sean ‘ârif practicantes.

Ello puede deberse al hecho de que no han alcanzado ciertas estaciones del viaje gnóstico. Quizás son personas comunes que simplemente poseen algún conocimiento sobre gnosis que pueden transmitir.

Poseer simultáneamente tanto el conocimiento práctico como el teórico, y ponerlos en práctica, nos conduce hacia la comprensión de la Sabiduría Infinita de Al·lâh, Todopoderoso y Sus Eternos Atributos, y nos capacita para ser honrados con las interminables bendiciones que Él brinda a quien sea Su afable amante, Su siervo obediente y Su esclavo complaciente, si nuestra alma se somete totalmente a Su Voluntad y a Su

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Mandato.

Anteriormente hemos analizado el tema de los espíritus. Hemos probado la existencia del espíritu como una realidad inmaterial. Además dijimos que es nuestro espíritu o alma la que hace nuestras personalidades, y que el cuerpo no es tan importante como lo es el alma; el cuerpo es solo un receptáculo o caparazón que porta nuestro espíritu.

Algunas veces los sabios y filósofos comparan al cuerpo y al espíritu con una montura: una mula o un caballo. Nuestra alma armoniza íntimamente con nuestro cuerpo y efectivamente lo usa como un medio para realizar diferentes tareas.

Al alma le es posible alcanzar una posición y un estado donde se vuelve totalmente independiente del cuerpo. Este estado puede plasmarse como una realidad una vez que la persona comienza a fortalecer su alma a través de la adoración a Al·lâh, su obediencia a Él, y la realización de los deberes religiosos.

Si persistimos en estas prácticas, la dependencia al mundo material disminuirá al progresar nuestra alma hacia el reino divino a través de la santificación de nuestro espíritu. De este modo, nuestra alma gradualmente se desvincula del cuerpo físico.

Muchos gnósticos y grandes sabios fueron capaces de experimentar un viaje incorpóreo. A veces incluso vieron sus propios cuerpos. Por ejemplo, algunos informaron que cuando vieron sus cuerpos por primera vez pensaron que estaban mirando a otra persona, pero tras unos momentos, comprendieron que estaban mirando sus propios cuerpos físicos.

Un famosísimo y respetado sabio de Mash·had, Mirzâ Ÿawâd Âgâ Tehrânî (1919-1989), dijo en uno de sus libros:

“La

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mejor razón (para probar la existencia del espíritu) es ver al espíritu fuera del cuerpo. Esto es para aquellos que tuvieron esta oportunidad y yo personalmente he visto a mi espíritu una vez, es decir, a mí mismo delante de mi cuerpo tal como ahora me veo a mí mismo delante de las ropas que me he quitado y se encuentran delante de mis ojos.”(1)

Este sabio era muy religioso y comprometido con sus valores, y su hijo narra que su padre estaba una vez sentado en el patio y al rato se puso de pie y se dirigió a su habitación. Tras unos momentos regresó. Su hijo le preguntó por qué había regresado, a lo que respondió que había visto algunas hormigas en su ropa y se percató de que eran del patio y temía que si volvía a la habitación, esas hormigas perdieran su camino.

Es así que decidió volver al patio para devolverlas al mismo lugar; luego regresó a su habitación. Se puede concluir que estas piadosas personas tienen cuidado de cada detalle de sus acciones de cada minuto para alcanzar posiciones elevadas y rangos espirituales especiales.

Podemos deducir que no es difícil en absoluto probar la existencia del espíritu, tal como lo hicimos en nuestra exposición previa. Ahora podemos sacar la siguiente conclusión: que, desde que nuestros espíritus son inmateriales, y desde que nuestras personalidades y nuestras reales entidades están principalmente conformadas por nuestro espíritu inmaterial, nuestra comprensión del conocimiento del “yo” demuestra claramente que deberíamos hacer más

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1- Bahzî dar Falsafe-ie Basharî va Islâmî, p. 33.

hincapié en nuestras necesidades espirituales que en nuestras necesidades materiales. Evidentemente, debemos concentrarnos más en el lado espiritual del “yo” que en nuestro cuerpo físico.

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Posición de los Seres Humanos en el Glorioso Corán

Podemos observar a los seres humanos desde dos ángulos diferentes. El primer enfoque sería examinar a los seres humanos como un todo en términos generales; o bien podemos abordar el tema por medio de considerarlos como individuos.(1) El Glorioso Corán presenta ambos aspectos.

A veces el Glorioso Corán habla de los seres humanos en términos generales. Otras, trata el asunto sobre una base individual, por ejemplo, presentando al Faraón como una mala persona. A veces también habla de buenas personas como la esposa del Faraón, los profetas, etc. Por lo tanto, ambos aspectos fueron minuciosamente tratados en el Glorioso Corán.

Ahora queremos hablar sobre los seres humanos en general, no de algunos individuos, sino de los mismos en su conjunto. ¿Podemos comprender del Glorioso Corán si los seres humanos en conjunto son buenos o malos? ¿Cuál es la respuesta? ¿Podemos decir algo al respecto en general?

De acuerdo al Corán los seres humanos pueden ser las mejores y las más perfectas criaturas. Hasta donde nuestro conocimiento nos lo permite, reconocemos, comprendemos e identificamos a estos seres elevados de acuerdo a pautas proporcionadas.

Si comparamos al hombre con cualquier forma de materia o cosas vivientes tales como las plantas, los animales, etc., inmediatamente sacamos una importante conclusión: que los seres humanos son superiores, más inteligentes y completos.

Si el hombre puede cultivar un campo y hacer uso

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1- A veces hablamos sobre casas en general. ¿Cuáles son las cualidades de una casa? ¿Cuáles son los beneficios de una casa? ¿Es bueno o no tener una casa? Pero a veces hablamos de una casa en particular. Éstas son dos maneras de ver la misma cosa. A veces hablamos sobre flores en general, o a veces decimos que a mí me gusta esta rosa.

del producto para su propio beneficio y el de otros, capturar animales, sacar provecho de ellos y extraer recursos naturales para mejorar su vida y la de la sociedad, naturalmente, concluimos en definitiva que el hombre es un ser superior. Por ejemplo, un elefante es mucho más grande que un ser humano, pero el hombre lo adiestra y lo domina para que realice algunos trabajos para él.

Gracias a sus talentos, habilidades físicas, capacidades mentales, y el espíritu indómito con los que Al·lâh Todopoderoso agració al hombre, su vida se ha adaptado a las necesidades de su época y lugar.

Por ejemplo, el modo de vida actual es completamente diferente al de épocas antiguas. Si comparas el antiguo modo de vida con el de la vida en la edad de piedra, verás que el hombre siempre ha estado en busca del progreso. El cambio en el modo de vida puede ser estudiado en correspondencia a cada época particular del hombre.

Sin embargo, éste no es el caso en lo que respecta a los animales. Todos los animales han seguido la misma pauta de supervivencia por siglos. El entorno puede haber moldeado su patrón de supervivencia pero nunca han sido los amos del medio ambiente.

Muchas especies de animales se han extinguido debido a los cambios del hábitat. Los seres humanos han demostrado ser capaces de sobrevivir por medio de modificar el medio ambiente para ajustarlo a sus necesidades. En consecuencia, podemos decir que el hombre es más perfecto que los animales.

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¿Sería errado concluir que el hombre es la mejor criatura?

Podemos decir que sí es la mejor, y podemos argumentar para ello algunas razones ¡pero debemos ser cuidadosos! Cuando hacemos una afirmación sobre nuestra condición ¡ello no significa que todo ser humano sea mejor que toda otra criatura!

¿Son los seres humanos mejores que los ángeles? No queremos hablar de una persona. Sí, el Profeta del Islam (s.a.w.) e Imam ‘Alî (a.s.) son mejores que cualquier ángel. Eso está claro. Pero ¿podemos generalizar y decir que un niño recién nacido es mejor que un ángel? Es difícil decirlo porque la perfección efectiva que un niño posee no es suficiente para responder a esta pregunta, pero podemos argumentar de otras maneras para esta idea.

De acuerdo a una aleya del Glorioso Corán, podemos deducir que el hombre es muy importante y precioso:

﴿ ثُمَّ خَلَقْنَا النُّطْفَهَ عَلَقَهً فَخَلَقْنَا الْعَلَقَهَ مُضْغَهً فَخَلَقْنَا الْمُضْغَهَ عِظَاماً فَکَسَوْنَا الْعِظَامَ لَحْماً ثُمَّ أَنشَأْنَاهُ خَلْقاً ءَاخَرَ فَتَبَارَکَ اللَّهُ أَحْسَنُ الْخَالِقِینَ ﴾

«Luego convertimos la gota de esperma en crúor, transformamos el crúor en embrión, y convertimos el embrión en huesos; luego, revestimos los huesos de carne, luego le otorgamos otra creación. ¡Bendito sea Dios, Creador por excelencia!».(1)

La aleya explica diferentes etapas de la creación que un ser humano atraviesa. Después de que el cuerpo alcanza su perfección, Al·lâh, el más Loable, le otorga otra creación. Lo que ello significa es que Al·lâh, el Creador, insufla almas dentro de los cuerpos. Ésta es la fase final de la creación.

El primer día el

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1- Sûra al-Mu’minûn; 23: 14.

embrión no tiene espíritu, luego, tras algunos meses, Al·lâh el Loable insufla vida en el feto. Así, podemos darnos cuenta por qué Dios el Todopoderoso ha hecho hincapié en la etapa de la creación del espíritu diciendo: “otra creación”, lo que significa que el espíritu no es algo común al mundo material. El espíritu pertenece a otro universo celestial.

Cuando la gente preguntó al Profeta (s.a.w.) sobre el espíritu y su naturaleza, fue revelada la aleya seguidamente mencionada. La respuesta fue que el espíritu procede de la orden de Al·lâh(1) o que pertenece al mundo intangible (de acuerdo a diferentes interpretaciones, pero el resultado es el mismo):

﴿ وَیَسْأَلُونَکَ عَنِ الرُّوحِ قُلِ الرُّوحُ مِنْ أَمْرِ رَبِّی وَمَآ اُوتِیتُم مِّنَ الْعِلْمِ إِلاَّ قَلِیلاً ﴾

«Te preguntarán acerca del espíritu. Diles: “El espíritu procede de la orden de mi Señor: y sólo se os ha concedido una mínima parte del saber”».(2)

Nota que en la última parte de la aleya (23: 14) Al·lâh Todopoderoso, dice: «¡Bendito sea Dios, Creador por excelencia!». De acuerdo a esta aleya del Libro, podemos concluir ahora que el hombre es la mejor criatura, desde que es el mejor Creador Quien puede crear la mejor criatura.

Para comprender mejor este punto, debemos tomar nota de la siguiente aleya:

﴿ وَلَقَدْ کَرَّمْنَا بَنِی ءَادَمَ وَحَمَلْنَاهُمْ فِی الْبَرِّ وَالْبَحْرِ وَرَزَقْنَاهُم مِنَ الطَّیِّبَاتِ وَفَضَّلْنَاهُمْ عَلَی کَثِیرٍ مِمَّنْ خَلَقْنَا تَفْضِیلاً ﴾

«Por cierto que honramos a los hijos de Adán, y les condujimos por la tierra y por el mar; les agraciamos con todo lo bueno y les

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1- A pesar de que todo es creado a través de la orden divina, en el universo material la orden divina no será emitida antes de la existencia de condiciones necesarias, tales como la existencia de una manzana después de la existencia del agua, la luz, el calor, etc. (o tras la existencia de condiciones sobrenaturales). En el universo abstracto no hay condiciones y hay solo órdenes divinas. Este tema es tratado en la filosofía islámica.
2- Sûra al-Isrâ’; 17: 85.

preferimos marcadamente por sobre la mayor parte de cuanto hemos creado».(1)

Desde que Al·lâh Todopoderoso ha honrado al hombre con la posición más elevada en la Tierra y le ha conferido el mayor respeto, el Creador ha provisto al hombre con los medios para superar a muchas, pero no absolutamente a todas, de Sus otras criaturas.

Lo que esta frase denota en realidad es que puede haber muchas criaturas superiores al hombre, de lo contrario Al·lâh se habría expresado así: “Y les preferimos marcadamente por sobre todo lo que hemos creado”. Ahora la pregunta que surge es si el hombre puede ser considerado la mejor criatura.

El hombre puede elevarse hasta el rango de supremacía si hace uso de las facultades que Dios le dio. El hombre avanza por peldaños hacia la supremacía de acuerdo a sus potencialidades. Estas facultades que Al·lâh le otorgó son las dádivas (o talentos) divinos o naturales e innatos en cada ser.

Estos talentos son de dos clases: condiciones y capacidades (o potencialidades) para alcanzar la perfección última. Nuestro cuerpo físico, al ser la primera dimensión, hasta cierto punto, queda formado al momento de nuestro nacimiento. Pero no es el caso con la otra dimensión que es nuestra alma.

Todos los individuos son capaces de alcanzar el nivel más elevado de perfección; pueden ser los vicarios de Al·lâh; pueden ser los verdaderos siervos de Al·lâh. Estas capacidades o potencialidades (si bien están inactivas al momento de nacer) sobresalen en calidad comparadas con toda otra criatura.

Las habilidades naturales no

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1- Sûra al-Isrâ’; 17: 70.

nos hacen mejores que otras criaturas al nacer; sin embargo, cuando optamos por el sendero recto para desarrollar nuestros talentos innatos y para hacer uso pleno de las potencialidades con las que se nos agració, comenzamos a trepar por los peldaños hacia la supremacía.

Cuanto más constructivamente hacemos uso de esas potencialidades, somos mejores comparados con otras criaturas. Podemos ascender a rangos a los que ningún ángel ha llegado; pero si el hombre toma un sendero equivocado y comienza a hacer uso de sus talentos innatos en una dirección incorrecta, ¡puede descender al nivel más sombrío al que ningún animal ha caído!

Podemos concluir que al momento de nacer, debido a nuestra inocencia y pureza, podemos aventajar a muchas criaturas, pero hay algunas criaturas como los ángeles que son mejores que nosotros en esta etapa en particular.

Sí, los seres humanos están provistos con los mejores talentos y están conformados de una manera que pueden alcanzar los niveles más elevados posibles para una criatura. Por lo tanto, el Poder y la Sabiduría de Al·lâh están mejor manifestados en los seres humanos. Esa es la razón por la que Al·lâh dice: «¡Bendito sea Dios, Creador por excelencia!».

Ahora volvamos al Glorioso Corán para observar los valores de los seres humanos. Daremos una lista de atributos comenzando con los buenos atributos de los seres humanos y luego las malas cualidades. Hay muchas aleyas al respecto y no podemos mencionarlas a todas.

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Los atributos encomiables de los seres humanos

point

Hay muchos atributos de los seres humanos y muchas aleyas al respecto.

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Presentamos algunos de entre los más importantes.

A. El ser humano es el vicario de Al·lâh en la Tierra

﴿ وإِذْ قَالَ رَبُّکَ لِلْمَلآئِکَهِ إِنِّی جَاعِلٌ فِی الاَرْضِ خَلِیفَهً ﴾

«(Acuérdate, ¡oh Mensajero!) de cuando tu Señor dijo a los ángeles: “Voy a instituir un vicario en la Tierra”».(1)

﴿ وَهُوَ الَّذِی جَعَلَکُمْ خَلآئِفَ الاَرْضِ وَرَفَعَ بَعْضَکُمْ فَوْقَ بَعْضٍ دَرَجَاتٍ لِیَبْلُوَکُمْ فِی مَآ ءَاتَاکُمْ ﴾

«Él fue quien os designó herederos en la Tierra, y ha elevado a algunos de vosotros en grados sobre otros, para probaros con cuanto os agració…».(2)

B. Los humanos poseen la mayor capacidad de conocimiento.

﴿ وَعَلَّمَ ءادَمَ الأَسْمآءَ کُلَّهَا ثُمَّ عَرَضَهُمْ عَلَی الْمَلآَئِکَهِ فَقَالَ أَنْبِئُونِی بِاَسْمَآءِ هَؤُلآءِ إِنْ کُنْتُمْ صَادِقِینَ ﴾

«Él enseñó a Adán los nombres de todos los seres; después, se los presentó a los ángeles, y les dijo: “¡Nombrádmelos, si sois sinceros!”».(3)

Los “Nombres” en la aleya anterior significan “realidades”. Cuando los ángeles pensaron que eran superiores a Adán, Al·lâh Altísimo quiso probarles a los ángeles que estaban equivocados. El Todopoderoso enseñó a Adán todas las realidades, y luego dijo a los ángeles que si ellos eran veraces en su demanda, entonces debían revelarle esas realidades. Pero no pudieron hacerlo. De este modo, podemos comprender de esta aleya que el hombre es capaz de obtener todo el conocimiento.

C. Los seres humanos están creados de tal manera que pueden conocer a su Creador a través de un conocimiento innato.

El hombre no necesita utilizar vías externas para conocer a Al·lâh. Si ahondamos en nuestros espíritus podemos comprender que somos creados, que tenemos un Señor. Explicaremos esto con un ejemplo: una persona fue ante el Imam Ÿa‘far As-Sâdiq (a.s.) y le pidió que le probara la existencia de Al·lâh, el Loable. El Imam (a.s.) le preguntó si alguna vez había viajado en

p: 60


1- Sûra al-Baqarah; 2: 30.
2- Sûra al-An‘âm; 6: 165.
3- Sûra al-Baqarah; 2: 31.

un barco. El hombre le respondió afirmativamente.

Luego el Imam (a.s.) le preguntó si en su viaje había surgido una situación en la que existía el peligro de que el barco zozobrara y que la gente entrara en pánico y temiera que el barco se hundiese y en consecuencia murieran. El hombre nuevamente respondió afirmativamente. Luego el Imam (a.s.) preguntó: “¿En ese momento pensaste que existía algún poder que podría salvarte?”. Cuando el hombre dijo: “Sí”, el Imam concluyó: “Ese es Al·lâh, el Omnipotente”.(1)

Cuando estamos en peligro y sentimos que nadie puede ayudarnos, el conocimiento innato se despierta y se activa. En muchas personas y bajo situaciones normales, este conocimiento respecto a Dios Todopoderoso está aletargado. Sin embargo puede ser despertado y fortalecido, especialmente cuando nos vemos privados de refugio y fuerza y nos sentimos impotentes.

Es digno de mencionar que no solo nuestro conocimiento sobre Al·lâh es innato (fitrî) sino también la religión del Islam como un todo está en concordancia con nuestro espíritu. Y éste es uno de los factores claves de su permanencia bajo muy difíciles condiciones y su extraordinario desarrollo. La siguiente aleya demuestra este hecho:

﴿ فَأَقِمْ وَجْهَکَ لِلدِّینِ حَنِیفاً فِطْرَتَ اللَّهِ الَّتِی فَطَرَ النَّاسَ عَلَیْهَا لاَ تَبْدِیلَ لِخَلْقِ اللَّهِ ذَلِکَ الدِّینُ الْقَیِّمُ وَلَکِنَّ أَکْثَرَ النَّاسِ لاَ یَعْلَمُونَ ﴾

«Conságrate a la religión como monoteísta; porque es la naturaleza de Dios sobre la cual creó al hombre. La creación de Dios es inmutable: ésta es la verdadera religión, pero la mayoría de la gente lo ignora».(2)

Al·lâh Todopoderoso

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1- Bihâr al-Anwâr, t. 3, p. 41.
2- Sûra ar-Rûm: 30: 30.

ha creado al hombre de una manera que se percate de la religión correcta y sienta una fuerte afinidad por ella. Éstas son dos dimensiones de la fitrah (nuestra naturaleza primigenia). No analizaremos la fitrah en detalles, pero aquí es necesario decir que esta cualidad es la naturaleza en el hombre infundida por Al·lâh.

El término fitrî significa una cualidad dispuesta por Dios en todos los seres humanos. Los asuntos innatos son de dos clases: conocimiento y deseo. Por lo tanto, los instintos fitrî (naturales) del hombre en parte están constituidos por conocimiento y en parte por deseo (impulsos naturales).

De este modo, podemos decir que toda persona instintivamente se da cuenta de la pura religión y siente una afinidad por ella a través de su naturaleza primigenia y disposición divina de conocimiento y deseo.

Sin embargo, cuando una persona está inmersa en la vida material y los asuntos triviales, y no presta ninguna atención a los propósitos inmateriales, su fitrah (disposición primigenia) y el deseo se anublan. Sabemos que la alimentación adecuada es necesaria para el crecimiento del cuerpo. Si descuidamos el correcto tipo de régimen, ello puede llevar a diferentes clases de complicaciones que pueden causar el malfuncionamiento del cuerpo.

Sucede lo mismo con la fitrah. Si solo satisfacemos la vida material, el otro lado se debilita o se ve empañado por los asuntos materiales. Pero ante las dificultades, cuando nuestra atención a la vida material se aparta temporalmente, nos volvemos completamente hacia Al·lâh y lentamente comenzamos a sentir el

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cambio desde adentro.

D. Además del cuerpo físico, existe un elemento divino o espiritual en el ser humano

﴿ ثُمَّ سَوَّاهُ وَنَفَخَ فِیهِ مِن رُوحِهِ وَجَعَلَ لَکُمُ السَّمْعَ وَالاَبْصَارَ وَالاَفْئِدَهَ قَلِیلاً مَّا تَشْکُرُونَ ﴾

«Después le modeló; luego le insufló de Su espíritu. Os dotó de oído, de vista y de entendimiento. ¡Cuán poco se lo agradecéis!».(1)

¿Qué significa el espíritu divino? ¿Significa que Al·lâh tiene un “Espíritu” y una parte del mismo se encuentra en los seres humanos? Definitivamente no. Cuando atribuimos el espíritu a Al·lâh, es algo simbólico, igual que “la Casa de Al·lâh”. A pesar de que todo es creado por Al·lâh, algunas cosas son más preciosas y respetadas que otras, por lo tanto, las atribuimos a Dios.

De este modo, podemos concluir que todos los hombres poseen un elemento divino en ellos, que es muy importante y hace del hombre un ser respetable. A los ángeles se les ordenó prosternarse ante Adán (a.s.) solo después de que Al·lâh insuflara vida en él -es decir, le infundiera el Espíritu Divino-.

Este espíritu es el origen y la fuente de todas las perfecciones especiales y exclusivas de los seres humanos. Todas las capacidades de esta especie se originan de esta interminable y eterna fuente -el Espíritu Divino-. Por lo tanto, todos nosotros estamos en deuda con el Todopoderoso, el Creador, por esta incompensable Bendición.

E. El hombre no fue creado descuidadamente y al azar

1. Dios ha creado a los seres humanos.

2. Dios ha creado a los seres humanos con un propósito.

3. Dios ha elegido a los seres humanos como Sus vicarios.

Estos tres hechos prueban que los seres humanos son elegidos para ser los vicarios de Al·lâh en

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1- Sûra as-Saÿdah; 32: 9.

la Tierra, por sobre el resto de las criaturas. Estudiaremos cómo son presentados estos tres prominentes factores en el Glorioso Corán.

Como lo afirmamos en el capítulo anterior, el hombre ha sido elegido por Dios Todopoderoso, el Creador, como su vicario. La siguiente es otra aleya que confirma la base de nuestra exposición:

﴿ ثُمَّ اجْتَبَاهُ رَبُّهُ فَتَابَ عَلَیْهِ وَهَدَی ﴾

«Mas luego su Señor le eligió, le redimió y le encaminó».(1)

Algunos seres humanos son elegidos por Dios. La frase «le redimió» es “tawbah” en árabe, que literalmente significa “volver”. A veces es atribuida a Dios y otras a los seres humanos. Cuando alguien comete un error, Dios se vuelve a él para ayudarlo.

De este modo el Señor le prepara el camino para que se arrepienta. Y cuando él se arrepiente y busca el perdón, Dios vuelve a él, lo que significa que Él acepta su arrepentimiento. Está muy claro que si Dios no nos ayudara a volver no podríamos arrepentirnos. Primero Dios nos ayuda, Él se vuelve al hombre; luego el hombre se arrepiente y entonces Dios acepta su arrepentimiento. Fíjate en la siguiente aleya:

﴿ ثُمَّ تَابَ عَلَیْهِمْ لِیَتُوبُوا إِنَّ اللّهَ هُوَ التَّوَّابُ الرَّحِیمُ ﴾

«… Y Él se volvió hacia ellos a fin de que se arrepintiesen; ciertamente que Al·lâh es Remisorio, Misericordiosísimo».(2)

F. El hombre es completamente libre de elegir su destino; es decir, el hombre es el dueño de su propio hado.

Ésta es la manera en que la Escritura presenta la idea de nuestro destino. Existe la luz de la guía, sin embargo, uno es libre de tomarla o dejarla.

﴿ إِنَّا هَدَیْنَاهُ السَّبِیلَ إِمَّا شَاکِراً وَإِمَّا کَفُوراً ﴾

«Por cierto

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1- Sûra Tâ Hâ; 20: 122.
2- Sûra at-Tawbah; 9: 118.

que le señalamos el camino, ya fuera agradecido o ingrato».(1)

Ser agradecido no significa solo decir: “Shukran lil·lâh” (Gracias a Dios). Debemos agradecer a Dios por habernos otorgado esa propensión al sendero recto, así como innumerables bendiciones sin esperar nada de nosotros. Así que, abramos nuestros ojos y veamos por nosotros mismos Sus infinitas bendiciones.

Ser agradecidos a Él no se verifica solo en simples declaraciones verbales. Debemos tratar de usar Sus bendiciones de una manera que nos acerquemos a Él para además ser agraciados por la luz de Su Benevolencia, Guía y Encuentro Final.

Tanto los hombres como los genios (ÿinn) han sido agraciados con la libertad de elegir sus caminos y estilo de vida. Como sabemos, ninguna otra criatura, excepto los ÿinn, posee tal poder de elección. Los ÿinn tienen la libertad de creer o descreer. Pero el nivel de perfección que los ÿinn pueden alcanzar es más bajo que el de los hombres. Sobre la base de tales principios los ÿinn pueden seguir a los profetas enviados a los humanos.

Los ÿinn, al igual que todos los seres humanos, tienen todas las funciones biológicas. Se reproducen como todos los seres vivientes; sin embargo, su estructura física difiere de la del hombre. Sus cuerpos sustancialmente son de fuego; no son tridimensionales; los ÿinn pueden ir y venir fácilmente. Pueden moverse de una parte del universo a otra sin ningún problema; pueden tomar forma de animales, seres humanos, etc., pero su creación carece de esa potencialidad de perfección última con la que

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1- Sûra al-Insân; 76: 3.

ha sido dotada la humanidad.

Por lo tanto, son solo los seres humanos los que soportan el encargo divino y ejecutan la meta de la Creación:

﴿ اِنَّا عَرَضْنَا الأَمَانَهَ عَلَی السَّمَاوَاتِ وَالأَرْضِ وَالْجِبَالِ فَأَبَیْنَ أَن یَحْمِلْنَهَا وَأَشْفَقْنَ مِنْهَا وَحَمَلَهَا الاِنسَانُ إِنَّهُ کَانَ ظَلُوماً جَهُولاً ﴾

«Por cierto que ofrecimos el depósito a los cielos, a la tierra y a las montañas, mas rehusaron encargarse de ello y temieron recibirlo, pero el hombre se encargó de ello. (Pero) ciertamente que es muy injusto, muy insensato».(1)

G. El hombre es respetado y tiene dignidad.

﴿ وَلَقَدْ کَرَّمْنَا بَنِی ءَادَمَ وَحَمَلْنَاهُمْ فِی الْبَرِّ وَالْبَحْرِ وَرَزَقْنَاهُم مِنَ الطَّیِّبَاتِ وَفَضَّلْنَاهُمْ عَلَی کَثِیرٍ مِمَّنْ خَلَقْنَا تَفْضِیلاً ﴾

«Por cierto que honramos a los Hijos de Adán, y les condujimos por la tierra y por el mar; les agraciamos con todo lo bueno y les preferimos marcadamente por sobre la mayor parte de cuanto Hemos creado».(2)

H. Los seres humanos poseen un innato poder de decisión y discernimiento: la conciencia.

Todos comprenden qué es bueno y qué es malo. De este modo, los profetas, fueron enviados para concienciar a la gente y fortalecer sus facultades de entendimiento. Por ejemplo, todos son conscientes de que mentir es malo. Así, los profetas vinieron para hacer hincapié en la diferencia entre lo correcto y lo errado. También nos enseñan cosas respecto a las que no estamos conscientes, como los pormenores. Este poder innato puede ser deducido de la siguiente aleya:

﴿ وَنَفْسٍ وَمَا سَوَّاهَا * فَأَلْهَمَهَا فُجُورَهَا وَتَقْوَاهَا ﴾

«Por el alma y Quien la formó; y le inspiró su malicia y su piedad».(3)

El éxito del hombre depende de su alma. Su discernimiento de lo bueno y lo malo

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1- Sûra al-Ahzâb; 33: 72.
2- Sûra al-Isrâ’; 17: 70.
3- Sûra ash-Shams; 91: 7-8.

no es suficiente; debe actuar en base al conocimiento que el Señor Todopoderoso le ha otorgado.

I. Nada satisfará al hombre excepto recordar a Al·lâh y acercarse a Él.

﴿ الَّذِینَ ءَامَنُوا وَتَطْمَئِنُّ قُلُوبُهُم بِذِکْرِ اللَّهِ أَلاَ بِذِکْرِ اللَّهِ تَطْمَئِنُّ الْقُلُوبُ ﴾

«Aquellos que creen, cuyos corazones se sosiegan con el recuerdo de Dios. ¿No es acaso cierto que con el recuerdo de Dios se sosiegan los corazones?...».(1)

Todo ser humano trata de llegar a su Señor. Una persona que desea adquirir abundante riqueza también trata de alcanzar a Al·lâh, pero su error es confundir a su Dios. Así, busca algo inseguro y transitorio. Todos desean alcanzar a Al·lâh pero el hombre comete errores.

La única manera de realizarse uno mismo es por medio de hacer que nuestras almas sean conscientes de Al·lâh. Debemos tratar de llegar a Él con pleno conocimiento y ser conscientes del objetivo que estamos tratando de alcanzar:

﴿ یَآ أَیُّهَا الإِنسَانُ إِنَّکَ کَادِحٌ إِلَی رَبِّکَ کَدْحاً فَمُلاَقِیهِ ﴾

«¡Oh humano!, por cierto que te esfuerzas afanosamente por dirigirte hacia tu Señor. ¡Ya le encontrarás!».(2)

Hay tres tipos de almas. La más elevada es “el alma sosegada” (an-nafs al-mutma’innah), la más perfecta alma que haya obedecido a Al·lâh, al punto que nada puede estremecerla, como el alma de Imam Husein (a.s.) -tal como fue expresado en algunos ahâdîz-.

Para alcanzar este nivel, debemos recordar a Al·lâh en cada segundo de nuestra vida mundanal. Cada expresión en nuestra vida, nuestras ideas, pensamientos, obras, miradas, accionar, todo lo que uno pueda imaginar, debería ser efectuado por Él antes que por nosotros.

﴿ یَآ أَیَّتُهَا النَّفْسُ الْمُطْمَئِنَّهُ * ارْجِعِی

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1- Sûra ar-Ra‘d; 13: 28.
2- Sûra al-Inshiqâq; 84: 6.

إِلَی رَبِّکِ رَاضِیَهً مَرْضِیَّهً ﴾

«¡Oh, tú, alma sosegada! ¡Retorna a tu Señor satisfecha y complacida!».(1)

Tener un corazón sosegado y convencido depende del recuerdo de Al·lâh (ذکر الله) y de la Glorificación de Sus Atributos de Belleza y Grandeza. Éste es el secreto clave para nuestro ascenso y el logro de ese estado o rango. Deberíamos tratar de reflexionar en los Atributos de Su Belleza y Grandeza. El hombre jamás se saciará con nada sino con el recuerdo de Al·lâh. Éstos son grandes tópicos en el pensamiento islámico.

Pueden resolverse muchos problemas de la sociedad por medio del dinero o de las adquisiciones materiales, pero los problemas innatos de la humanidad no pueden ser resueltos con tales cosas. El sosiego no se obtiene por medio de asuntos financieros. Sin duda, éste no es el caso.

Deberíamos hacernos esta pregunta: ¿Por qué algunos ricos cometen suicidio? La realidad es que estas personas al principio pensaban que una vez que obtuviesen una posición de bienestar material, satisfarían su ego, tendrían una vida tranquila, pero tan pronto como llegan a ser ricos, comienzan a percatarse de que el dinero solo no puede solucionar el problema. Hay algo que les falta.

J. Las bendiciones divinas sobre la Tierra fueron creadas para los seres humanos quienes son libres de utilizar las tierras, surcar los mares, conquistar el espacio, valerse de los animales, etc., para su propio beneficio y propósito.

﴿ وَسَخَّرَ لَکُم مَا فِی السَّمَاوَاتِ وَمَا فِی الأَرْضِ جَمِیعاً مِنْهُ إِنَّ فِی ذَلِکَ لاَیَاتٍ لِقَوْمٍ یَتَفَکَّرُونَ ﴾

«Y sometió para vosotros todo cuanto existe en los cielos y en la tierra. Todo procede de Él. Por cierto que en ello hay signos para gente que reflexiona».(2)

﴿ هُوَ الَّذِی خَلَقَ لَکُم مَا فِی الأرْضِ جَمِیعاً ﴾

«Él fue

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1- Sûra al-Faÿr; 89: 27-28.
2- Sûra al-Ÿâzîah; 45: 13.

quien creó para vosotros cuanto existe en la tierra».(1)

K. El hombre fue creado para adorar a Al·lâh, el Loable.

﴿ وَمَا خَلَقْتُ الْجِنَّ وَالإِنسَ إِلاَّ لِیَعْبُدُونِ ﴾

«¡No he creado al genio y al hombre sino para que me adoren!».(2)

Esta aleya demuestra que uno de los objetivos de nuestra creación es servir a Al·lâh, Exaltado sea. No fuimos creados solo para comer, beber, y dormir. La suma perfección de los seres humanos no puede ser conseguida excepto a través de la adoración a Al·lâh Todopoderoso.

L. El hombre no puede conocerse a sí mismo a menos que conozca a Al·lâh. El hombre no puede olvidar a Al·lâh, de lo contrario, se habrá olvidado de sí mismo.

(a) ¿Por qué fue creado el hombre?

(b) ¿Cuál es su destino?

(c) ¿Qué debería hacer él ahora?

Éstos son algunos de los interrogantes cuyas respuestas pueden ser comprendidas cuando la humanidad conoce a su Creador.

﴿ وَلاَ تَکُونُوا کَالَّذِینَ نَسُوا اللَّهَ فَاَنسَاهُمْ أَنفُسَهُمْ اُوْلَئِکَ هُمُ الْفَاسِقُونَ ﴾

«Y no seáis como quienes olvidaron a Al·lâh y Al·lâh les hizo olvidarse de sí mismos. ¡Éstos son los depravados!».(3)

M. El hombre comprenderá muchas realidades después de su muerte.

Los hombres en su mayor parte no son conscientes de muchas cosas en este universo. Poseen conocimiento limitado y solo están preocupados por sus actividades y rutina diarias. Se ocupan poco en cosas fuera del mundo material. Cuando la muerte los sorprende, los velos son apartados; es en esa fase que sus ojos son abiertos para ver las realidades en su completa claridad.

Es en este estado que comienzan a percibir la Grandeza del Creador, sus nociones falsas, sus desprecios, su negligencia, sus actos ya sean buenos o malos. Ante sus ojos, verán a los ángeles, al abrasador Fuego del Infierno por las malas obras, y a la eterna felicidad del Paraíso por las buenas

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1- Sûra al-Baqarah; 2: 29.
2- Sûra adh-Dhâriât; 51: 56.
3- Sûra al-Hashr; 59: 19.

obras.

La muerte los despierta para que se den cuenta, quizás ya demasiado tarde, que las ideas islámicas eran la consumación de las religiones celestiales que esparcían la verdad en el sentido más pleno posible –las Palabras de Al·lâh Todopoderoso-. Luego se ven envueltos en el pavor y la incertidumbre por lo que han descuidado. Se llenan de remordimientos por la oportunidad perdida, que es imposible compensar.

Si tratamos de disminuir nuestra dependencia a la vida material, recogemos los beneficios en este mismo mundo. Si el dinero o la fama no son importantes para nosotros, sino solo el recuerdo de Al·lâh y las cosas concernientes a Al·lâh, entonces podemos ver esas realidades que se encuentran ocultas para otros en este mundo:

﴿ لَقَدْ کُنتَ فِی غَفْلَهٍ مِنْ هَذَا فَکَشَفْنَا عَنکَ غِطَآءَکَ فَبَصَرُکَ الْیَوْمَ حَدِیدٌ ﴾

«Estabas desatento respecto de esto, pero hoy te descorremos el velo y tu vista será penetrante».(1)

El Señor Todopoderoso envió Apóstoles, Mensajeros, Profetas e Imames para informarnos tanto de los aspectos espirituales como materiales de la vida. Al·lâh nunca quiso que fuésemos negligentes a los hechos. Al·lâh, el Creador, quiere que seamos conscientes del sendero que hemos elegido para esta vida terrenal y la otra.

El Señor quiere que ingresemos en el otro mundo con un alma satisfecha y una mente tranquila. Al·lâh Todopoderoso envió a Su último Mensajero, el Sello de los Profetas, Muhammad (s.a.w.) para invitarnos al Islam, la consumación de todas las religiones celestiales. Por lo tanto, es de interés y beneficio de las masas humanas seguir y

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1- Sûra Qâf; 50: 22.

atenerse a la ley islámica a través de la cual sus ojos se abrirán a las claras realidades.

Sin embargo, es lamentable ver que en general la gente se encuentra sumida en un profundo letargo en este mundo material; apenas pasen a la siguiente fase, el otro mundo, inmediatamente se volverán conscientes de lo que de verdad está ocurriendo(1) pero será imposible regresar a este mundo.

Una aleya del Glorioso Corán habla sobre la gente inicua. Cuando mueran le requerirán a Al·lâh:

﴿ حَتَّی إِذَا جَآءَ أَحَدَهُمُ الْمَوْتُ قَالَ رَبِّ ارْجِعُونِ * لَعَلِّی أَعْمَلُ صَالِحاً فِیمَا تَرَکْتُ کَلآَّ إِنَّهَا کَلِمَهٌ هُوَ قَآئِلُهَا وَمِن وَرَآئِهِم بَرْزَخٌ إِلَی یَوْمِ یُبْعَثُونَ ﴾

«(Seguirán idólatras) hasta que, cuando la muerte sorprenda a alguno de ellos, diga: “¡Oh, Señor mío! ¡Devuélveme a la tierra, a fin de poder practicar el bien que omití (hacer)!”. ¡Quiá! Tal será la palabra que él dirá. Y ante ellos habrá una barrera (que les detendrá) hasta el día en que sean resucitados».(2)

Generalmente los seres humanos se vuelven conscientes solo al momento de morir. Es por ello que deberíamos leer el Corán detenidamente y al llegar a estas aleyas, detenernos y reflexionar en las mismas. Tras la muerte nuestra visión se volverá más aguda y veremos y nos percataremos de muchas cosas. Dijo Imam ‘Alî (a.s.) a este respecto:

« لَوْ کُشِفَ لی الْغِطاءُ ما ازْدَدْتُ یَقیناً »

“Si fuesen removidos los velos ante mí, mi certeza no se incrementaría”.(3)

Él quiere decir que ha alcanzado la profundidad de la certeza la cual ya no puede

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1- Podemos observar este hecho en la siguiente narración profética: "النّاسُ نِیامٌ فَإذا ماتوا انْتَبَهوا", lo que significa que: “La gente está dormida hasta que al morir, despierta.” (Bihâr al-Anwâr, t. 4, p. 43).
2- Sûra al-Mu’minûn; 23: 99-100.
3- Bihâr al-Anwâr, t. 67, p. 73.

ser incrementada de ninguna manera. Él ha alcanzado el estado de la Verdad.

Cierta vez el Profeta (s.a.w.) estaba caminando con algunos de sus Compañeros, cuando se encontraron con un joven cuyo extraño comportamiento atrajo la atención de aquéllos.

El Profeta (s.a.w.) le preguntó:

- ¿Cómo estás?

- Tengo un estado de certeza -respondió el joven.

- Para cada cosa existe una señal. Si tú has alcanzado el estado de certeza, ¿cuál es la señal de tu certeza?

- Mi certeza me dice que ayune en los días calurosos y que rece durante toda la noche. Ésta es mi señal. He alcanzado un rango tal que adorar solo a Al·lâh es el único placer que de verdad obtengo. Veo el Paraíso y el Infierno, y de aquéllos que te rodean, puedo ver cuáles son de entre la gente del Paraíso y cuáles de entre la gente del Infierno.”

El Profeta (s.a.w.) lo detuvo diciéndole: “No digas nada más” (ya que no está bien informarles a otros respecto a su futuro).

El joven rogó al Profeta (s.a.w.) que suplicara a Al·lâh para que le concediese el martirio. El Profeta (s.a.w.) lo hizo, y posteriormente el joven fue martirizado en un campo de batalla.(1)

Las buenas obras de aquel joven y su distanciamiento del mundo material le hicieron acreedor al estado de certeza. Su alma se encontraba libre y podía ver lo que no podía ver una persona que tenía su corazón puesto en los resplandores mundanales. El Glorioso Corán afirma que si alcanzáramos el estado de certeza podríamos ver incluso

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1- Bihâr al-Anwâr, t. 22, p. 146, nº 139.

el Paraíso y el Infierno:

﴿ کَلاَّ لَوْ تَعْلَمُونَ عِلْمَ الْیَقِینِ * لَتَرَوُنَّ الْجَحِیمَ ﴾

«¡Quiá! Si poseyerais el conocimiento de la certeza, ¡ciertamente, entonces, veríais la Hoguera!».(1)

El Paraíso y el Infierno fueron creados para nosotros, y no son cosas que serán creadas en el futuro.

La persona que posee una percepción íntegra puede verlos. Cierta vez un hombre llamado Hammâm fue hacia Imam ‘Alî (a.s.) y le pidió que le describiese a las personas piadosas (muttaqîn) de una manera que pudiese verlas. Primero Imam ‘Alî (a.s.) no quiso decir nada pero Hammâm insistió y el Imam lo hizo. Uno de los puntos que le mencionó el Imam es que estas personas son como aquéllos que han visto el Paraíso y el Infierno.(2)

N. Al hombre no le apetecen solo las cuestiones materiales.

Hay ciertos asuntos que la gente considera sus ideales. Pueden esforzarse mucho solo por alcanzar las bendiciones y complacencia de Al·lâh Todopoderoso. La siguiente aleya explica que Su complacencia es la recompensa más importante que puede obtener el ser humano:

﴿ وَعَدَ اللّهُ الْمُؤْمِنِینَ وَالْمُؤْمِنَاتِ جَنَّاتٍ تَجْرِی مِن تَحْتِهَا الاَنْهَارُ خَالِدِینَ فِیهَا وَمَسَاکِنَ طَیِّبَهً فِی جَنَّاتِ عَدْنٍ وَرِضْوَانٌ مِنَ اللّهِ أَکْبَرُ ذَلِکَ هُوَ الْفَوْزُ الْعَظِیمُ ﴾

«Al·lâh prometió a los creyentes y a las creyentes jardines bajo los cuales corren los ríos, donde morarán eternamente, así también albergues agradables en los jardines del Edén; mas (sabed que) la complacencia de Al·lâh es aún mayor. ¡Tal será el gran triunfo!».(3)

Es éste el mayor logro y no las cosas materiales. Aquí Dios explica los beneficios y bendiciones en el Paraíso, y dice que ser consciente

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1- Sûra at-Takâzur; 102: 5-6.
2- Nahÿ al-Balâgah, Discurso nº 191. Para más información ver pp. 143 a 146 de este libro.
3- Sûra at-Tawbah; 9: 72.

de que Dios está satisfecho y complacido contigo, es la bendición más grande. Este conocimiento es sumamente importante para el hombre. Toda persona aspira a obtener la satisfacción de Al·lâh, el Loable.

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Los viles atributos de los seres humanos

point

Podemos describir al hombre de dos maneras diferentes. Podemos considerarlo en términos generales y como un todo, o hablar sobre los individuos en particular. Cuando decimos que un individuo es bueno o malo, ello no implica que todos sean malos o buenos; no significa que las mismas cualidades puedan ser atribuidas a todos los seres humanos.

Si por casualidad una persona poseyese una cualidad indeseable, esa mancha puede ser limpiada mediante el fortalecimiento de su fe. Aquí queremos mencionar algunos atributos indeseables de los seres humanos mencionados en el Glorioso Corán:

A y B. El hombre es injusto e ignorante.

Estas dos cualidades fueron expresadas en la siguiente aleya:

﴿ إِنَّهُ کَانَ ظَلُوماً جَهُولاً ﴾

«…Ciertamente que (el hombre) es muy injusto, muy insensato».(1)

Dos cualidades del ser humano, esto es, su condición de muy injusto y muy insensato o ignorante, son terminantemente enfatizadas. En idioma árabe hay una diferencia entre “dzâlim” (ظالِم) y “dzalûm” (ظَلوم). Un “dzâlim” es “una persona que comete pecado, aunque sea una sola vez”, pero de acuerdo a la gramática árabe, se dice que “dzalûm” es una forma exagerativa (صیغَه المُبالَغَه) de “dzâlim”, que significa, “una persona que en forma frecuente comete acciones injustas”. También, “ÿahûl” (جَهول) es la forma exagerativa de “ÿâhil” (جاهِل), que significa, “una persona muy ignorante o totalmente insensata.”

Los seres humanos padecen de ignorancia e injusticia. El acto injusto no está

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1- Sûra al-Ahzâb; 33: 72.

restringido a que solo se lo haga a otros. Puede ser aplicado a la misma persona:

﴿ وَمَن یَتَعَدَّ حُدُودَ اللَّهِ فَقَدْ ظَلَمَ نَفْسَهُ ﴾

«…Quien profane las leyes de Al·lâh se habrá oprimido a sí mismo…».(1)

Si una persona no reza o ayuna, entonces ésta ha sido injusta consigo misma. Cuando una persona golpea a alguien o le roba su dinero, en principio se está haciendo un perjuicio a sí misma, luego a la otra persona. Cometer un pecado es exactamente como beber agua envenenada.

Ahora, si esta persona consume veneno, se está dañando a sí misma. La misma lógica puede ser aplicada cuando hace daño a otro ser. Las consecuencias de sus actos enfermos será que destruirá las bases de su pureza otorgada inherentemente por Dios. Así, coloca obstáculos en su camino hacia su perfección.

C. El hombre es desagradecido.

Este hecho es expresado en la siguiente aleya:

﴿ وَهُوَ الَّذِی أَحْیَاکُمْ ثُمَّ یُمِیتُکُمْ ثُمَّ یُحْیِیکُمْ إِنَّ الإِنسَانَ لَکَفُورٌ ﴾

«Y Él es Quien os da la vida, luego os hará morir; luego os resucitará. ¡Por cierto que el hombre es ingrato!».(2)

De acuerdo al idioma árabe, “kufr” básicamente significa “cubrir”. Por ejemplo, si un granjero coloca semillas en la tierra, esta acción es llamada “kufr”. El término pasó a ser utilizado luego para otros dos significados asimilados al significado etimológico (“cubrir”). Estos dos son:

1. Descreer en Al·lâh o en su religión.

2. Ser ingrato en relación a las bendiciones de Al·lâh Todopoderoso. Cuando a una persona se le otorga salud y riqueza pero las utiliza indebidamente o piensa que

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1- Sûra at-Talaq; 65: 1.
2- Sûra al-Haÿÿ; 22: 66.

ello no proviene de Al·lâh, ésta es “kâfir”, y si es muy desagradecida, es “kafûr”. Es éste el significado que se propone la aleya antes mencionada.

El hombre a menudo es ingrato y desagradecido; rápidamente se vuelve inconsciente de las bendiciones de Al·lâh, el Benefactor.

Leemos en el Glorioso Corán la historia de Coré (Qârûn). Él tenía tantas riquezas acumuladas que se valía de un gran número de custodios para proteger sus tesoros, a quienes les resultaba difícil transportar las llaves de los mismos:

﴿ إِنَّ قَارُونَ کَانَ مِن قَوْمِ مُوسَی فَبَغَی عَلَیْهِمْ وءَاتَیْنَاهُ مِنَ الْکُنُوزِ مَآ إِنَّ مَفَاتِحَهُ لَتَنُوأُ بِالْعُصْبَهِ اُوْلِی الْقُوَّهِ إِذْ قَالَ لَهُ قَوْمُهُ لا تَفْرَحْ إِنَّ اللَّهَ لا یُحِبُّ الْفَرِحِینَ ﴾

«Por cierto que Qarún era del pueblo de Moisés, y fue inicuo con ellos. Nosotros le habíamos concedido tantos tesoros, que sus llaves apenas podían ser llevadas por una multitud de hombres robustos. (Recordad) de cuando su pueblo le dijo: “No te jactes (de tus tesoros), porque Dios no estima a los jactanciosos”».(1)

Coré fue instado a agradecerle a Al·lâh las innumerables bondades que le concedió. Ellos habían pedido a Coré que hiciera uso de las bendiciones y realizara buenas obras para alcanzar el estado de piedad y dicha en la Morada postrera (es decir, el Más Allá) en correspondencia a cómo Dios lo había agraciado con Su Favor. Sin embargo, los ignorantes y arrogantes ojos de Coré no podían percibir las bendiciones divinas. En respuesta a esta invitación, dijo:

﴿ قَالَ إِنَّمَآ اُوتِیتُهُ عَلَی عِلْمٍ عِندِی ﴾

«Ello solo me

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1- Sûra al-Qasas; 28: 76.

fue concedido merced a cierto conocimiento que poseo».(1)

Finalmente Coré fue castigado por Al·lâh. Dios hizo que la tierra lo tragase a él y a su casa. Aquellos que en la víspera habían codiciado su suerte, comenzaron a decir:

﴿ وَیْکَأَنَّ اللَّهَ یَبْسُطُ الرِّزْقَ لِمَن یَشَآءُ مِنْ عِبَادِهِ وَیَقْدِرُ لَوْلآ أَن مَنَّ اللَّهُ عَلَیْنَا لَخَسَفَ بِنَا وَیْکَأَنَّهُ لا یُفْلِحُ الْکَافِرُونَ ﴾

«¡Ay! ¡Dios prodiga o restringe Sus mercedes a quien le place entre sus siervos! Si Dios no nos hubiera agraciado nos habría hecho engullir (por la tierra). ¡Ay! ¡Los incrédulos jamás prosperarán!».(2)

D. El hombre es un ser inmoderado.

Este hecho es expresado en la siguiente aleya:

﴿ کَلآَّ إِنَّ الإِنسَانَ لَیَطْغَی * أَن رَءَاهُ اسْتَغْنَی ﴾

«¡Quiá! Por cierto que el hombre se excede, cuando se ve autosuficiente».(3)

Los seres humanos se sienten autosuficientes cuando gozan de una condición de riqueza, salud o posición. Cuando una persona no tiene dinero o posición social o no pertenece a una familia importante, no es inmoderada. A modo de ejemplo, uno de los Compañeros del Profeta (s.a.w.) era bastante pobre, por lo que le requirió al Profeta (s.a.w.) que lo ayudase. Él le dio algo de dinero, y este dinero fue bendecido y dio buenos beneficios.

Día a día su dinero se incrementó. Él solía rezar detrás del Profeta (s.a.w.), pero a medida que su dinero se incrementó, su adoración disminuyó. El Profeta (s.a.w.) comenzó a sentirse preocupado por él, así que un día le pidió que le regresase el dinero. Cuando se lo devolvió, su dinero ya no fue bendito. Nuevamente se volvió pobre

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1- Sûra al-Qasas; 28: 78.
2- Sûra al-Qasas; 28: 82.
3- Sûra al-‘Alaq; 96: 6-7.

y comenzó a acudir a la Mezquita regularmente y a realizar sus oraciones detrás del Profeta (s.a.w.).

E. El hombre es precipitado y no tiene suficiente paciencia.

Este hecho se encuentra expresado en la siguiente aleya:

﴿ وَیَدْعُ الإِنسَانُ بِالشَّرِّ دُعَآءَهُ بِالْخَیْرِ وَکَانَ الإِنْسَانُ عَجُولاً ﴾

«El hombre, tanto impreca por el mal como suplica por el bien, porque el hombre es impaciente».(1)

Por lo tanto, si alguien quiere ser paciente, tendrá que disciplinarse a sí mismo.

F. El hombre expresa total entrega a Al·lâh Todopoderoso, Omnipotente, cuando se encuentra en problemas y dificultades.

Cuando las dificultades de los hombres desaparecen también disminuye tal entrega. Piensan que se han vuelto autosuficientes. Este hecho fue expresado en la siguiente aleya:

﴿ وَإِذَا مَسَّ الإِنْسَانَ الضُّرُّ دَعَانَا لِجَنْبِهِ أَوْ قَاعِداً أَوْ قَآئِماً فَلَمَّا کَشَفْنَا عَنْهُ ضُرَّهُ مَرَّ کَأَن لَمْ یَدْعُنَآ إِلَی ضُرٍّ مَسَّهُ ﴾

«Mas cuando el infortunio azota al hombre, Nos implora, ya esté acostado, sentado o de pie. Pero cuando le libramos de su infortunio, hele ahí que se entrega a su error como si no Nos hubiera implorado en el infortunio que le azotó…».(2)

Por ejemplo, antes de los exámenes los estudiantes observan todos los ritos religiosos y tratan de estar muy unidos a Dios Todopoderoso, pero una vez que los exámenes se acaban, el sentimiento de estar unidos al Señor, el Creador, decae.

G. El hombre es un ser mezquino.

Este hecho fue expresado en la siguiente aleya:

﴿ قُل لَوْ أَنتُمْ تَمْلِکُونَ خَزَآئِنَ رَحْمَهِ رَبِّی إِذاً لاَمْسَکْتُمْ خَشْیَهَ الإِنفَاقِ وَکَانَ الإِنسَانُ قَتُوراً ﴾

«Diles: “Si poseyerais los tesoros de la misericordia de mi Señor los mezquinaríais por temor de gastarlos; porque el hombre es avaro”».(3)

H. El hombre es una criatura codiciosa.

Este hecho fue expresado en la siguiente aleya:

﴿ إِنَّ الإِنسَانَ خُلِقَ هَلُوعاً * إِذَا مَسَّهُ الشَّرُّ جَزُوعاً *

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1- Sûra al-Isrâ’; 17: 11.
2- Sûra Iûnus; 10: 12.
3- Sûra al-Isrâ’; 17: 100.

وَإِذَا مَسَّهُ الْخَیْرُ مَنُوعاً * إِلاَّ الْمُصَلِّینَ * الَّذِینَ هُمْ عَلَی صَلاَتِهِمْ دَآئِمُونَ ﴾

«Por cierto que el hombre fue creado avidísimo; cuando le azota el mal, se impacienta; en cambio, cuando el bien le acaricia se torna tacaño, salvo los rezadores, que observan permanentemente sus oraciones…».(1)

I. El hombre es un ser inquisitivo y curioso.

Él está interesado en discutir y argumentar más de lo necesario respecto a todo. La Sagrada Escritura presenta tal concepto:

﴿ وَلَقَدْ صَرَّفْنَا فِی هَذَا الْقُرْءَانِ لِلنَّاسِ مِن کُلِّ مَثَلٍ وَکَانَ الإِنسَانُ أَکْثَرَ شَیْءٍ جَدَلاً ﴾

«Hemos reiterado en este Corán toda clase de ejemplos para los humanos, pero el hombre es el impugnador más inquisitivo».(2)

Hasta ahora hemos analizado nueve rasgos viles de los seres humanos (si bien hay más). De acuerdo al Glorioso Corán un ser humano es un ser responsable y cuenta con la capacidad de seguir el sendero recto o de extraviarse. El hombre es capaz de elegir cualquiera de estas cualidades, desarrollarlas, nutrirlas y fortalecerlas en su ser.

Los malos atributos o vicios no necesariamente son de una manera que puedan impedir al ser humano alcanzar la perfección, ya que los vicios son de tres clases:

I) Algunos son implicancias necesarias de su creación y él no puede evitarlos. Por ejemplo, él es débil y tiene muchas limitaciones en su existencia y accionar. Al·lâh, Glorioso y Elevadísimo, dice:

﴿ وَخُلِقَ الإِنسَانُ ضَعِیفاً ﴾

«… El hombre fue creado débil».(3)

Esta clase de atributos no serán cuestionados o castigados. Al·lâh solo los explica para hacernos conscientes de nuestra debilidad y para impedirnos jactarnos de nosotros mismos.

II) Algunos son consecuencia

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1- Sûra al-Ma‘âriÿ; 70: 19-23.
2- Sûra al-Kahf; 18: 54.
3- Sûra an-Nisâ’; 4: 28.

de su creación pero no son forzosos. Ello significa que su naturaleza solo se inclina hacia el vicio, pero puede resistirlo. Para explicar este punto en forma filosófica, debemos decir que, la inclinación de su naturaleza no es la condición suficiente o la causa total (al-‘il·lah at-tâmmah) del vicio moral; es solo la causa incompleta o parcial (al-‘il·lah an-nâqisah).

Incumbe a los seres humanos someterse a su naturaleza o resistírsele. Por ejemplo, crecer en el seno de una mala familia hace tener predisposición a un mal atributo, pero ésta es solo una causa parcial. Volviendo a nuestro tema de análisis, el ser humano tiene un temperamento codicioso pero puede controlar y dirigir su temperamento hacia cualquier dirección que desee. Incluso puede utilizarlo para adquirir una vasta perfección.

III) Algunos vicios son causados por el mismo ser humano, esto es, por su libre albedrío y no debido a la naturaleza humana o individual. Por ejemplo, si un ser humano es mentiroso, ello se debe a que él mismo ha elegido ser así.

De este modo, hemos comprendido que los vicios de los seres humanos no pueden impedirnos alcanzar la perfección, y que Al·lâh, Misericordiosísimo e Indulgente, jamás nos castigará por aquellos atributos que dispuso en nuestra naturaleza, pero sí lo hará si elegimos ejercitarlos. El hombre posee libre albedrío y de él depende decidir qué hacer o lograr. En el Glorioso Corán Al·lâh dice:

﴿ إِنَّ الإِنسَانَ لَفِی خُسْرٍ * إِلاَّ الَّذِینَ ءَامَنُوا وَعَمِلُوا الصَّالِحَاتِ وَتَوَاصَوْا بِالْحَقِّ وَتَوَاصَوْا بِالصَّبْرِ ﴾

«…Ciertamente que el hombre está en

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la perdición, salvo los creyentes que practican el bien, se aconsejan la verdad y se recomiendan la perseverancia».(1)

De acuerdo a las aleyas mencionadas todos los seres humanos se encuentran en un estado de perdición, puesto que de a poco están perdiendo sus vidas y sus poderes corporales y mentales. Las únicas excepciones son aquellos que creen, hacen el bien y se exhortan el uno al otro la verdad y la paciencia. Estas personas disponen sus vidas, vigor o bienes para obtener el placer divino y la salvación; así, lo que obtienen o consiguen es mucho más de lo que gastan o pierden.

﴿ لَقَدْ خَلَقْنَا الإِنسَانَ فِی أَحْسَنِ تَقْوِیمٍ * ثُمَّ رَدَدْنَاهُ أَسْفَلَ سَافِلِینَ * إِلاَّ الَّذِینَ ءَامَنُوا وَعَمِلُوا الصَّالِحَاتِ فَلَهُمْ أَجْرٌ غَیْرُ مَمْنُونٍ ﴾

«Ciertamente que creamos al hombre en la más perfecta configuración. Luego le retornamos a lo más bajo. Salvo los creyentes que practiquen el bien puesto que ellos tendrán una recompensa inagotable».(2)

Nuevamente se observa el mismo hecho. Al·lâh ha creado al hombre de la mejor manera. Luego depende de él ser el más vil de los viles o estar por encima del resto de las criaturas, incluso los ángeles.

Es obvio que no todo aquel que recibe el nombre de “ser humano” posee esa valía. Los seres humanos no se encuentran al mismo nivel, así pues, no deberían ser tratados todos por igual. Por ejemplo, las personas que originan guerras mundiales y llevan a cabo muchos crímenes no deben ser respetados en absoluto. En realidad, ésos no son seres

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1- Sûra al-‘Asr; 103: 2-3.
2- Sûra at-Tîn; 95: 4-6.

humanos (a pesar de su apariencia o fisonomía).

Si Dios lo permite, habrá un apéndice respecto a los castigos en el Islam. Arrojaremos algo de luz sobre este tema para hacer frente a las objeciones contra el sistema penal islámico sugeridas por algunos occidentales que lo consideran incompatible con los valores humanos.

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El vicario de Al·lâh en la Tierra

Mencionamos con anterioridad que uno de los elevados atributos y valores de los seres humanos es la posibilidad de ser el califa o vicario de Al·lâh en Su Tierra (خَلیفَه اللهِ فی أرْضِهِ). Éste es el valor o perfección más elevada que alguien puede alcanzar. Debido a la importancia de este tema hablaremos más sobre ello.

El término “jalîfah” literalmente significa “aquel que viene después de otro, un sucesor”. Por ejemplo, una nueva generación es jalîfah de la anterior:

﴿ فَخَلَفَ مِن بَعْدِهِمْ خَلْفٌ أَضَاعُوا الصَّلاَهَ وَاتَّبَعُوا الشَّهَوَاتِ فَسَوْفَ یَلْقَوْنَ غَیّاً ﴾

«Les sucedió una posteridad que abandonó la oración y se entregó a las concupiscencias. ¡Pero pronto tendrán su merecido!».(1)

Aquellas personas que gobernaron tras el Profeta (s.a.w.), como Imam ‘Alî (a.s.), fueron llamadas “Jalîfat ar-Rasûl”, lo que significa “sucesor del Profeta”. Entonces, ¿qué significa “Jalîfat Al·lâh”?

Toda persona elegida por Al·lâh para ser Su vicario en la Tierra es llamada “Jalîfat Al·lâh” (خَلیفَه اللهِ). Son elegidas por Al·lâh para guiar a las gentes, para juzgar entre ellas y guiarlas, porque a toda la gente no le es posible recibir directamente las Leyes divinas o juzgar.

Una de las aleyas en el Glorioso Corán sobre esta posición es la siguiente:

﴿ یَا دَاوُدُ إِنَّا

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1- Sûra Mariam; 19: 59.

جَعَلْنَاکَ خَلِیفَهً فِی الأَرْضِ فَاحْکُم بَیْنَ النَّاسِ بِالْحَقِّ وَلاَ تَتَّبِعِ الْهَوَی فَیُضِلَّکَ عَن سَبِیلِ اللَّهِ اِنَّ الَّذِینَ یَضِلُّونَ عَن سَبِیلِ اللَّهِ لَهُمْ عَذَابٌ شَدِیدٌ بِمَا نَسُوا یَوْمَ الْحِسَابِ ﴾

«¡Oh, David! Por cierto que te hemos designado vicario (jalîfah) en la tierra. ¡Juzga, pues, entre la gente con equidad y no sigas las pasiones, para que no te descamines de la senda de Dios! Porque quienes se descaminan de la senda de Dios sufrirán un severo castigo, por haber olvidado el Día del Juicio».(1)

Esta aleya fue revelada después de cierto evento. Dios quería probar a Dâwûd (David). La historia es narrada en las aleyas anteriores, es decir, en las 21 a 25. Finalmente Al·lâh lo hizo Su vicario en la Tierra y luego un juez. De acuerdo al punto de vista monoteísta del Glorioso Corán, nadie tiene autoridad y derecho a juzgar sobre la gente, a menos que fuese asignado o aprobado por Al·lâh.

Si alguien es inteligente, ello no significa que pueda juzgar. Al·lâh es Quien posee el derecho de juzgar y Él es Quien designa a los profetas. Los profetas también pueden designar a otros. Existen muchas narraciones de nuestros Imames (a.s.) en las cuales explican que una persona que posee ciertas cualidades como la justicia y la capacidad de comprender las leyes islámicas directamente (iÿtihâd) puede también juzgar, desde que está habilitada para ello por los Imames.

Por lo tanto, hay dos tipos de nombramientos: un nombramiento general que se relaciona a la posesión de ciertas cualidades, y un

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1- Sûra Sâd; 38: 26.

nombramiento especial por el cual algunas personas en particular son designadas y mencionadas por sus nombres.

Por lo tanto, Dâwûd fue uno de los vicarios de Al·lâh en la Tierra. Otro caso se encuentra en la siguiente aleya:

﴿ وإِذْ قَالَ رَبُّکَ لِلْمَلآئِکَهِ إِنِّی جَاعِلٌ فِی الاَرْضِ خَلِیفَهً قَالُوا أتَجْعَلُ فِیهَا مَنْ یُفْسِدُ فِیهَا وَیَسْفِکُ الدِّمَآءَ وَنَحْنُ نُسَبِّحُ بِحَمْدِکَ وَنُقَدِّسُ لَکَ قَالَ إِنِّی أَعْلَمُ مَا لاَ تَعْلَمُونَ ﴾

«Acuérdate de cuando tu Señor dijo a los ángeles: “Voy a instituir un vicario (jalîfah) en la Tierra”. Le dijeron: “¿Establecerás en ella a quien la corromperá y derramará sangre, mientras nosotros celebramos Tus alabanzas y Te glorificamos?”. Dijo: “Yo sé lo que vosotros ignoráis”».(1)

Aquí surge la siguiente pregunta: Cuando Dios designó un Jalîfah (de acuerdo a la aleya: 3: 30), ¿acaso ese nombramiento fue exclusivo de Adán (a.s.) o no? Como vimos antes, David (a.s.) fue Jalîfah. Ciertamente que Moisés (a.s.), Jesús (a.s.), el Noble Profeta del Islam (s.a.w.) y otros profetas también fueron Jalîfah. Algunos sabios se valen de la siguiente aleya como uno de sus argumentos para probar que no fue exclusivo de Adán (a.s.):

﴿ وَهُوَ الَّذِی جَعَلَکُمْ خَلآئِفَ الاَرْضِ وَرَفَعَ بَعْضَکُمْ فَوْقَ بَعْضٍ دَرَجَاتٍ لِیَبْلُوَکُمْ فِی مَآ ءَاتَاکُمْ ﴾

«Él fue Quien os designó vicarios de la Tierra, y os encumbró a unos sobre otros en niveles, para probaros con cuanto os agració…».(2)

Ahora regresemos a la aleya 2: 30. Cuando observamos lo que los ángeles dijeron, descubrimos que el nombramiento no fue exclusivo de Adán, puesto que dijeron: «¿Establecerás en ella

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1- Sûra al-Baqarah; 2: 30.
2- Sûra al-An‘âm; 6: 165.

a quien la corromperá y derramará sangre?».

Esos ángeles no podían haber temido de Adán (a.s.); y si esta posición otorgada a los seres humanos no era tan importante, ellos no hubieran protestado o cuestionado a Al·lâh y no hubieran dicho: «¿Establecerás en ella … mientras nosotros celebramos Tus alabanzas y Te glorificamos?».

Por lo tanto, ésta es la conclusión: Al·lâh quería designar a Sus vicarios en la Tierra. Los ángeles comprendieron, en primer lugar, que esta posición es muy elevada; en segundo lugar, que no era exclusiva de Adán (a.s.), y en tercer lugar, que Al·lâh quería establecer una nueva especie sobre la Tierra y entre ellos algunos serían buenos y otros malos, y entre los seres humanos buenos algunos ostentarían esta elevada posición (Califato) y serían gobernantes en la Tierra o el cosmos.

Como resultado, los ángeles desearon haber tenido esa proximidad a Al·lâh, porque ellos eran conscientes de su propia bondad y solo observaban aspectos negativos en los seres humanos. Respondiéndoles, Al·lâh dijo: «Yo sé lo que vosotros ignoráis». Cuando Al·lâh quiso mostrar a los ángeles los méritos de los seres humanos, Él enseñó a Adán (a.s.) todos los nombres. Sigamos esta parte del tema a través de los siguientes versículos:

﴿ وَعَلَّمَ ءادَمَ الأَسْمآءَ کُلَّهَا ثُمَّ عَرَضَهُمْ عَلَی الْمَلآَئِکَهِ فَقَالَ أَنْبِئُونِی بِاَسْمَآءِ هَؤُلآءِ إِنْ کُنْتُمْ صَادِقِینَ ﴾

«Él enseñó a Adán los nombres de todos los seres; después, se los presentó a los ángeles, y les dijo: “¡Nombrádmelos, si sois veraces!”».(1)

﴿ قَالُوا سُبْحَانَکَ لاَ عِلْمَ لَنَآ إِلاَّ مَا عَلَّمْتَنَآ

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1- Sûra al-Baqarah; 2: 31.

اِنَّکَ أَنْتَ الْعَلِیمُ الْحَکِیمُ ﴾

«Dijeron: “¡Glorificado seas! No poseemos más conocimiento que el que Tú nos proporcionaste; ciertamente que Tú eres Sapientísimo, Prudente”».(1)

﴿ قَالَ یَآ ءَادَمُ أَنْبِئْهُم بِاَسْمَآئِهِمْ فَلَمَّا أَنْبَأَهُمْ بِاَسْمآئِهِمْ قَالَ أَلَمْ أَقُلْ لَّکُمْ إنِّی أَعْلَمُ غَیْبَ السَّماواتِ وَالأَرْضِ وَأَعْلَمُ مَاتُبْدُونَ وَمَا کُنْتُمْ تَکْتُمُونَ ﴾

«(Dios) dijo: “¡Oh, Adán! ¡Revélales sus nombres!”. Y cuando él se los hubo dado a conocer, dijo: “¿No os dije que conozco el misterio de los cielos y de la tierra, así como sé lo que manifestáis y lo que silenciáis?”».(2)

Por lo tanto, al menos una de las condiciones para ser Jalîfah de Al·lâh es el conocimiento concluyente. De acuerdo al Shiísmo los catorce Infalibles (a.s.) poseyeron este conocimiento. Decimos en la “ziârât” (salutación):

« السَّلامُ عَلَیْکُمْ یَا خُلَفَاءَ اللَّهِ فِی أَرْضِه »

“La paz sea con vosotros, ¡oh vicarios de Al·lâh en la Tierra!”.

Cuando una persona es elegida para ser Jalîfah, ésta posee al menos uno de los dos tipos de potestad (وِلایَه):

a) Potestad por sobre el universo y las criaturas. Teniendo esta clase de potestad se puede hacer de todo en este mundo, tal como revivir muertos y curar enfermos. Es llamada “potestad existencial o generativa” (تَکْوینِیَّه وِلایَه).

b) Potestad en el juicio y al promulgar las leyes. La gente común nunca puede hacer leyes. Incluso un Muÿtahid (sabio jurisconsulto) no puede hacer ninguna ley y su trabajo solo consiste en referirse a las fuentes islámicas e inferir las leyes prácticas. Tampoco el parlamento islámico puede promulgar leyes que reemplacen a las

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1- Sûra al-Baqarah; 2: 32.
2- Sûra al-Baqarah; 2: 33.

divinas.

Ellos se esfuerzan lo más posible por aplicar las leyes generales en las diferentes situaciones, y si promulgan algunas leyes, en realidad están llenando lugares vacíos en el universo legislativo que les fueron delegados por Al·lâh (a la gente o a la autoridad legal). Esta clase de potestad es llamada “potestad legislativa” (وِلایَه تَشْریعِیَّه).

De acuerdo a la aleya (38: 26), David (a.s.) ostentó esta clase de potestad. Adán (a.s.) fue Jalîfah en la Tierra en tanto quizás no había necesidad de leyes o juicios (ver más información sobre este punto en las exégesis de la aleya 2: 21). Por lo tanto, al menos su potestad efectiva fue la “generativa”. Pero tras un estudio más profundo se evidenciará que se le permitió a todo vicario de Al·lâh aplicar su potestad en ambos aspectos: generativo y legislativo, cada vez que era necesario y posible.

Libre Albedrío

point

En anteriores exposiciones tratamos el tema de la posición de los seres humanos en el Glorioso Corán. Vimos que los mismos no se encuentran en el mismo nivel; pueden ser más elevados que los ángeles y ser así vicarios (califas) de Al·lâh en la Tierra, como también descender y llegar a ser más bajos que los animales. Corresponde a los seres humanos mismos elegir su propio modo de vida.

En este capítulo queremos estudiar el libre albedrío y responder a aquellos que sostienen el determinismo. Si alguien cree en el determinismo perderá su esperanza en un futuro mejor y no intentará purificarse.

Algunos criminales o gobernantes despóticos

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solían justificar sus crímenes y pecados alegando que ellos estaban compelidos. Por lo tanto, es necesario refutar el determinismo al ser uno de los obstáculos más peligrosos en contra de la pureza del alma.

El siguiente paso será ver cómo elegimos algo, qué es lo que escogeremos y qué es lo que deberíamos observar en nuestra elección o decisión.

La pregunta que surge es: “¿Son los seres humanos libres de hacer lo que les parezca o acaso se encuentran determinados?”. El determinismo es una teoría que sostiene que el hombre se encuentra determinado, por lo tanto no actúa libremente.(1)

Existen diferentes tipos de determinismo:

I) Determinismo filosófico

Algunas personas no entienden bien el principio de la causalidad. Existe una relación necesaria entre una causa completa y su efecto, esto es, cada vez que una causa completa tiene lugar, necesariamente su efecto viene a la existencia y no hay otra posibilidad. Los deterministas filosóficos han pensado que no somos libres en nuestras acciones puesto que las mismas son efectos y son traídas necesariamente a la existencia.

Pero han descuidado un hecho importante: nuestra voluntad o decisión como uno de los factores que conforman la “causa completa”. Cuando yo decido beber un vaso de agua y hay un vaso de agua, y nada me impide beberla, necesariamente la bebo. Pero esta “necesidad” de que ocurra ese acto no proviene de un factor externo. Es el resultado de mi decisión, de mi existencia y poder, de la existencia del agua, etc.

II) Determinismo histórico

Algunas personas creen que la historia tiene un tipo de

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1- Esto suele ser llamado por los filósofos “determinismo absoluto”.

espíritu y que ha escogido desde el comienzo un camino hacia su final y cada era o período histórico es considerado un eslabón en la larga cadena de la historia. Cada resolución o movimiento sucede por voluntad de la historia, y los pueblos son solo medios para que la historia realice su voluntad. Nadie puede cambiar las condiciones históricas u oponer resistencia a los cambios históricos.

No hay razones para creer que la historia tenga un espíritu, mucho menos voluntad y conciencia. La historia no es un ente independiente. Las personas mismas son las forjadoras de su destino y futuro. Las grandes personalidades de los diferentes pueblos son aquellas que tuvieron voluntades poderosas y fuertes y no estaban satisfechas con la situación reinante, y finalmente cambiaron las opiniones de la gente y transformaron sus sociedades.

Los profetas son una buena muestra de ello. Por ejemplo, el Noble Profeta del Islam (a.s.) comenzó su Mensaje en una sociedad y en un período histórico completamente degradado. Nadie podía imaginar que allí comenzaría una religión que llegaría a todo el mundo y tendría seguidores de todas las razas y estratos sociales.

III) Determinismo social

Algunos deterministas dicen que toda sociedad tiene un espíritu. Los espíritus humanos se fusionan con el espíritu de su sociedad. Todo en la sociedad sucede por efecto de las exigencias de la sociedad. Los individuos no pueden hacer nada; ellos se encuentran bajo el control de las leyes sociales, costumbres, etc. Si una persona es inteligente y consciente jamás desperdiciará sus fuerzas moviéndose en contra

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de su sociedad.

No hay razón para creer que la existencia de la sociedad sea independiente de la de sus individuos. Hay solo individuos. Pero podemos considerarlos de dos maneras: juntos y por separado. Cuando consideramos juntos a los individuos los llamamos “sociedad”. Por lo tanto, cuando hay, por ejemplo, 100.000 individuos, hay solo 100.000 seres y no más, o cuando ustedes son 30 personas en un autobús, hay solo esas 30 personas y no hay nada fuera de ustedes que pueda ser llamado “grupo”.

Así, una sociedad o un grupo no poseen espíritu o personalidad (o incluso existencia independiente). Habiendo comprendido la no-existencia de la sociedad como “ente” independiente, es obvio que no hay lugar para afirmar que algunas exigencias de la sociedad determinan el comportamiento de sus miembros.

Los individuos son los forjadores de las sociedades a través de su libre albedrío, del mismo modo que ellos hacen la historia. Es digno de mencionar que estos individuos no están separados unos de otros. Existe una íntima relación entre ellos. Existe una fuerte interacción entre los mismos.

Por lo tanto, si alguien deseara adaptar sus acciones y actividades a los ideales sociales ello le resultaría fácil porque el resto de los miembros de la sociedad, o al menos la mayoría, coincide con él y lo apoyarían.

Pero si alguien quisiera transformar su sociedad, ello requeriría de muchos esfuerzos y un trabajo constante. Incluso si alguien quisiera dirigir su vida a su propia manera a pesar de los demás, le resultaría muy

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difícil, desde que los individuos en la sociedad interactúan demasiado entre sí.

Ser religioso en una sociedad religiosa es mucho más fácil que serlo en una sociedad no-religiosa, pero no por ello se está compelido a serlo. Asimismo, ser un verdadero musulmán en una sociedad que no está comprometida con la moral y valores divinos es difícil, pero no imposible.

Según el Islam, toda persona es responsable de sus propios actos. En el Día del Juicio nadie podrá decir que era malo porque vivía en el seno de una familia o sociedad mala. Pero, por otro lado, todas las personas son responsables de sus sociedades.

Nadie puede decir que no podía hacer nada por su sociedad. Si los niños están siendo atacados por los enemigos o algunos jóvenes musulmanes están imitando costumbres occidentales o un tipo de vida occidental, y yo puedo hacer algo al respecto aportando ideas, dinero, etc., no puedo decir: “¡No es asunto mío!”.

IV) Determinismo natural

Algunas personas creen que de acuerdo a las leyes naturales no solo nuestro cuerpo está formado y controlado por la naturaleza, sino también nuestros pensamientos y comportamientos se encuentran todos controlados por la naturaleza o factores naturales que no son decididos o planeados por nosotros.

Estos deterministas hacen hincapié en los efectos del clima, el medio ambiente, la comida, los medicamentos y la herencia. Es posible hacer triste o feliz a una persona con algo de comida o medicamentos. Si el padre de una persona es un artista, un pintor, entonces esa persona será también

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un artista.

Esta opinión es correcta en parte. Los factores naturales ejercen algunos efectos sobre nuestro comportamiento o accionar, pero no en forma absoluta; finalmente corresponde a la persona decidir por sí misma. Aquellos factores externos pueden facilitar o dificultar el proceso de la toma de decisión, sin embargo, el ser humano es libre.

Si los padres de una persona son iletrados, esa persona no tendrá por qué serlo también. Si sus padres son malos, la posibilidad de que él sea una buena persona no es nula. Como observamos en la historia, existieron buenas personas entre malas personas, y viceversa.

Veamos el ejemplo del hijo de Noé (a.s.). A pesar de que Noé (a.s.), el padre, era un profeta de Dios, su hijo eligió convertirse en un siervo de Dios malo y desobediente. Cuando Noé construyó el arca e invitó a toda la gente a embarcarse en ella, su hijo se negó y trepó hasta la cima de una montaña pensando que el agua no lo alcanzaría. Dice Al·lâh:

﴿... وَنَادَی نوحٌ ابْنَهُ وَکَانَ فِی مَعْزِلٍ یَا بُنَیَّ ارْکَبْ مَعَنَا وَلاَ تَکُن مَعَ الکَافِرِینَ * قَالَ سَاَوِی إِلَی جَبَلٍ یَعْصِمُنی مِنَ الْمَآءِ قَالَ لاَ عَاصِمَ الْیَوْمَ مِنْ أَمْرِ اللَّهِ إِلاَّ مَن رَحِمَ وَحَالَ بَیْنَهُمَا الْمَوْجُ فَکَانَ مِنَ الْمُغْرَقِینَ ﴾

«… Y Noé llamó a su hijo, que permanecía apartado: “¡Oh, hijito mío! ¡Embárcate con nosotros y no te quedes con los incrédulos!”. (Pero) él le dijo: “Me refugiaré en una montaña que me mantendrá indemne del agua”. Díjole (Noé): “¡No hay salvador hoy

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del designio de Dios, salvo aquel de quien Él se apiade!”. Y las olas les separaron, y se contó entre los ahogados».(1)

De este modo, el Islam presta atención a la educación y formación de los niños antes, durante y después del nacimiento. Todo ello es tomado en cuenta, pero su influencia no es decisiva mientras se preserve el libre albedrío.

V) Determinismo religioso

Hay algunos grupos en el Islam y en otras religiones que creen que Al·lâh decide por nosotros y que ninguno de nosotros es libre de hacer lo que desee.

Esta creencia se debe principalmente a la falta de conocimiento. Por ejemplo, ellos dicen que si una persona reza o no, es creyente o no, es opresora o no, todo se debe a que Al·lâh así lo desea, y los seres humanos no tienen voz en este asunto.

Esta creencia fue desarrollada por algunos teístas para conservar el monoteísmo. Pensaban que si decimos que la gente es libre en su vida, ello significaría que Al·lâh no posee la regencia de esta parte del universo y que incumbe a los seres humanos hacer lo que quieran. Según ellos, el monoteísmo exige la negación de cualquier forma de decisión humana en las acciones. Ellos además malentendieron algunas aleyas del Glorioso Corán.

Este punto de vista es completamente contrario a la Justicia Divina. También contraría la Sabiduría Divina (hikmah). De acuerdo a esta opinión, el envío de los profetas, la invitación a la gente hacia la religión y las órdenes divinas, son inútiles. Si esta visión fuese correcta,

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1- Sûra Hûd; 11: 42-43.

entonces Al·lâh no habría establecido recompensas y castigos por nuestras acciones.

Las malas intenciones y la política de algunos gobernantes despóticos como los Omeyas y los Abbasíes son otras de las razones para el surgimiento de esta creencia en la cultura islámica. Ellos difundieron esta creencia en pro de sus propios deseos e intereses.

Dijeron que Al·lâh les había otorgado poder y que nadie podía interferir en Sus acciones; por lo tanto a nadie se le permitía protestar en contra de ellos. Si a Ahl-ul Bait (la Gente de la Casa del Profeta) no se le permitió gobernar, ello se debió a que Al·lâh así lo quiso, o si Iazîd como gobernante hizo muchas cosas malas, nadie tiene el derecho a protestar.

Por ejemplo, cuando Imam Husein (a.s.) fue martirizado, ‘Ubaidul·lâh, el hijo de Marÿânah y Comandante de Kufa, tomó prisioneros a los miembros de Ahl-ul Bait. Él dijo en la gran Mezquita de Kufa: “¡Alabado sea Al·lâh Quien ha hecho triunfar a la rectitud y ha ayudado al Comandante de los Creyentes (refiriéndose a Iazîd) y a sus seguidores, matando al mentiroso, el hijo del mentiroso.”

Cuando llevó a los prisioneros hacia su palacio, se dirigió a Zeinab (a.s.) y dijo: “¡Alabado sea Al·lâh Quien destruyó vuestra honra, os mató y probó que sois unos mentirosos”. Entonces Zeinab (a.s.) habló y frustró sus palabras.

Luego él volteó su cabeza hacia Imam As-Saÿÿâd, el cuarto Imam (a.s.), y preguntó quién era él. Algunos respondieron: “¡Es ‘Alî, el hijo de Husein!”. Él

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dijo: “¿Acaso Al·lâh no mató a ‘Alî ibn Al-Husein?”.

El Imam (a.s.) dijo: “Yo tenía un hermano que también se llamaba ‘Alî ibn Al-Husein. La gente lo mató”. Ante lo cual ‘Ubaidul·lâh dijo: “¡No! Al·lâh fue quien lo mató”.

Cuando el Imam (a.s.) refutó su afirmación, se encolerizó muchísimo y ordenó a sus soldados cortar el cuello del Imam, pero Zeinab dijo: “¡Oh hijo de Ziâd! No dejaste vivo a ninguno de nuestros hombres. Si quieres matarlo, deberás matarme a mí con él”.(1)

Estos gobernantes trataron de atribuirle todo a Dios de una manera incorrecta para encubrir su proceder. Existieron también algunos musulmanes débiles e ignorantes que querían justificar su debilidad y mal comportamiento a través del determinismo y así atribuir todo a Al·lâh.

Gracias a Dios, hoy contamos con el puro Islam y podemos resolver fácilmente esta cuestión. Sabemos que el monoteísmo no exige el determinismo en absoluto.

Ahora añadamos algunas aleyas coránicas a este tema:

﴿ قُلِ اللَّهُمَّ مَالِکَ الْمُلْکِ تُؤْتِی الْمُلْکَ مَن تَشَآءُ وَتَنزِعُ الْمُلْکَ مِمَّنْ تَشَآءُ وَتُعِزُّ مَنْ تَشَآءُ وَتُذِلُّ مَنْ تَشَآءُ بِیَدِکَ الخَیْرُ إِنَّکَ عَلَی کُلِّ شَیْءٍ قَدِیرٌ ﴾

«Di: “¡Oh Dios! ¡Amo del Reino! Tú concedes el reino a quien te place y quitas el reino a quien quieres; engrandeces a quien quieres y humillas a quien te place. En Tus manos está todo el bien; ciertamente que Tú eres Omnipotente”».(2)

Esta aleya es una de las que describen perfectamente el monoteísmo (tawhîd) y es un deber para todo musulmán creer en el mismo de esta manera (mencionada en la

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1- Al-Lûhûf fî Qatlâ at-Tûfûf, de Ibn Tâwûs, p. 68.
2- Sûra Âl-i ‘Imrân; 3: 26.

aleya). Algunas personas no comprenden bien o usan indebidamente esta aleya. Dicen que de acuerdo a la misma, Al·lâh ha otorgado el poder para reinar a todos los gobernantes despóticos.

Debemos saber que Al·lâh posee dos tipos de Voluntad (irâdah):

I) Generativa (takwînîiah): Este tipo de Voluntad es necesaria en toda cosa. Si hay algo o no, se debe a la Voluntad de Al·lâh. Nada en el universo es independiente de Al·lâh, el Creador. Por ejemplo, si el tiempo está caluroso es por Voluntad de Al·lâh, o si yo estoy vivo ello se debe a que Al·lâh así lo desea.

Toda simple acción en este mundo es llevada a cabo por Su Voluntad. ¿Acaso esto significa que Al·lâh está satisfecho con todas las acciones de los seres humanos? No. A pesar de que la Voluntad de Al·lâh se encuentra en sus acciones, al mismo tiempo Él les ha dado libre albedrío para elegir el camino recto. Aquí llega el turno del segundo tipo de Voluntad Divina:

II) Legislativa (tashrî‘îiah): Trata sobre la bondad y la maldad, sobre lo que hacer y lo que no hacer. Al·lâh ordena hacer el bien y abstenerse de lo malo. Por lo tanto, todas las buenas acciones son llevadas a cabo en conformidad a esta Voluntad y todas las malas acciones son llevadas a cabo en oposición a esta Voluntad.

A fin de explicar claramente este concepto, tomemos el ejemplo de Imam Husein (a.s.). ¿Acaso él fue asesinado por voluntad de Al·lâh? La respuesta es “sí” y

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“no”; “sí” de acuerdo a la Voluntad generativa, y “no” de acuerdo a la Voluntad legislativa.

En lo que a la Voluntad generativa respecta, nada puede ser llevado a cabo sin la Voluntad de Al·lâh. Pero esto no significa que Él se complazca con todas las acciones. Éste es el punto de disensión que conduce al determinismo.

Otro ejemplo: un padre le da dinero a su hijo para que compre algo y le aconseja comprar cosas buenas como libros. El hijo no resuelve lo que va a comprar. Lo que él compra es conforme a la decisión de su padre, pero si comprara cigarrillos estaría comprando algo en contra de lo aconsejado por su padre.

Nadie puede decir que este hijo fue independiente para que le fuese factible llevar a cabo su accionar y tampoco nadie puede decir que este hijo necesariamente tenía que comprar cigarrillos o que él no era responsable desde que su padre le posibilitó hacer eso.

De este modo, la aleya antes mencionada (3: 26) habla sobre Su Voluntad generativa. Ello no significa que Al·lâh se complazca con gobernantes tales como el Faraón o Iazîd. Otra aleya es la siguiente, la cual explícitamente denota la idea del libre albedrío:

﴿ إِنَّا خَلَقْنَا الإِنسَانَ مِن نُطْفَهٍ أَمْشَاجٍ نَبْتَلِیهِ فَجَعَلْنَاهُ سَمِیعاً بَصِیراً * إِنَّا هَدَیْنَاهُ السَّبِیلَ إِمَّا شَاکِراً وَإِمَّا کَفُوراً ﴾

«Por cierto que creamos al hombre de una gota se sustancias mezcladas, para probarle, y le dotamos de oído y de vista. Por cierto que le señalamos el camino, ya fuera

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agradecido o ingrato».(1)

Por lo tanto, Al·lâh nos ha mostrado el camino. Está en nosotros ser agradecidos o no. ¿Cómo podemos serlo? Mediante la correcta utilización de Sus Bendiciones y no solo por medio de decir: «شُکرًا لله» (Gracias a Dios).

Otra aleya:

﴿ إِنْ هُوَ إِلاَّ ذِکْرٌ لِلْعَالَمِینَ * لِمَن شَآءَ مِنکُمْ أَن یَسْتَقِیمَ * وَمَا تَشَآؤُونَ إِلاَّ أَن یَشَآءَ اللَّهُ رَبُّ الْعَالَمِینَ ﴾

«Ciertamente, no es más que un Recordatorio para el universo, para quien de vosotros quiera encaminarse; pero no querréis, salvo que Dios lo quiera, el Señor del Universo».(2)

Así, el Glorioso Corán es útil para aquellos que desean dirigirse por el camino recto. Ellos son libres; solo tienen que dar el primer paso y Al·lâh los ayudará. Pero su decisión no es independiente de la Voluntad generativa de Al·lâh (para permitírselos). Ellos quieren lo que Al·lâh quiere. En la siguiente aleya se expresa nuevamente la doctrina del libre albedrío:

﴿ إِنَّ فِی ذَلِکَ لَذِکْرَی لِمَن کَانَ لَهُ قَلْبٌ أَوْ أَلْقَی السَّمْعَ ﴾

«Por cierto que en esto hay un Recordatorio para el sensato que escucha atento».(3)

El proceso de ser una persona creyente no es físico o químico, sino espiritual, el cual no necesita de cosas materiales; necesita atención y conciencia. Por ejemplo, en una clase en la que alguien está dando consejos a algunos estudiantes, vemos que a veces una persona entiende todo pero la que está a su lado no lo comprende.

¿Cuál es la razón? Los factores externos son los mismos: el profesor, la pizarra, el aula, etc. La razón es

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1- Sûra al-Insân; 76: 2-3.
2- Sûra at-Takwîr; 81: 27-29.
3- Sûra Qâf; 50: 37.

que el primer estudiante le presta completa atención al profesor y se toma el asunto en serio, mientras que el segundo hace todo lo contrario. Este punto es muy importante.

Como ya hemos mencionado, los seres humanos son creados de una manera que son principalmente sensibles a los cambios. Por ejemplo, si lleva puesto un nuevo reloj, primero se siente inquieto porque han ocurrido algunos cambios en él, o si usa ropas, al principio siente la pesadez de las mismas. Poco a poco se acostumbra a ellos.

Ésta es la sabiduría de Al·lâh. Todo debe ser tomado en serio desde el comienzo; de otra manera podría ser peligroso. Por ejemplo, cuando un muchacho roba algo, si sus padres no son severos con él, éste no se tomará en serio el asunto y no se sentirá culpable, por lo que continuará cometiéndolo al punto de llegar a poder incluso asesinar personas sin ningún problema.

Debemos formarnos a nosotros mismos para estar atentos a cada asunto, cada hecho. Algo que mi amigo me diga puede transformar toda mi existencia. Si ayudamos a alguien ello puede atraer la misericordia divina, y una mala acción puede afectar toda nuestra vida.

Hasta ahora, hemos observado directamente en el Glorioso Corán la idea del libre albedrío. Existen también muchísimas aleyas que indirectamente hacen referencia a esta idea. Esas aleyas no pueden ser interpretadas de manera diferente. Por ejemplo, todas las aleyas sobre la recompensa y el castigo y el Juicio Divino implican el libre albedrío y la responsabilidad que tienen

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los seres humanos por sus propios actos.

Todas las aleyas que tratan sobre el envío de los Profetas y sus Mensajes, y sus esfuerzos por invitar y guiar a la gente, aluden al libre albedrío. Todas las aleyas sobre las leyes divinas (wâÿib u obligatorias y harâm o prohibitivas) indican el libre albedrío, etc.

La Importancia del Conocimiento en la toma de decisiones

En nuestra anterior exposición llegamos a la conclusión de que los seres humanos no son los mismos; algunos son buenos y altamente respetables debido a sus propias decisiones y obras, y algunos son malos y peores que los animales, también debido a sus propias decisiones y accionar.

El último tema, “el Libre Albedrío”, fue escogido para rechazar todas las excusas expresadas por personas fracasadas que intentan endosar la responsabilidad por completo a otros o a la sociedad, o al entorno, o a algo semejante.

En la presente exposición intentaremos comprender aquellos factores que se relacionan con nuestra toma de decisiones o voluntad. Podemos dividirlos en tres categorías:

a) Conocimiento.

b) Deseos e inclinaciones.

c) Poder y capacidad.

Si algo me resulta desconocido y no poseo ninguna información en absoluto al respecto, no podré decidirme jamás por hacerlo. Consideremos un ejemplo simple. Supón que quieres comprar un libro. ¿Con qué clases de conocimiento necesitas contar para hacerlo?

I) Debes conocer tus necesidades. ¿Qué clase de libro necesitas?

II) Debes conocer tus deseos y estilo de escritura favorito.

III) Debes conocer y considerar tu información en ese aspecto o ámbito. ¿Qué tanto sabes sobre el tema? ¿Hasta qué punto puedes proseguir con el tema? Si

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eres un estudiante de secundaria, no puedes hacer uso de un libro escrito por expertos en matemáticas o física.

IV) Debes saber dónde encontrar y comprar libros.

V) Debes conocer el tenor, el estilo, el autor y el precio del libro que deseas escoger y comprar.

Si posees completo conocimiento pero no tienes el más mínimo deseo de leer o tener libros, no te decidirás a comprarlo. De este modo, la importancia del segundo factor es evidente. Asimismo la importancia del poder es clara. Si sientes que no puedes hacer algo no te decidirás a hacerlo. Todo accionar requiere algún tipo de poder. Ahora, volvamos a nuestro propio caso.

En el camino hacia la perfección los seres humanos están equipados con el deseo. Todos poseen algún grado de egolatría, por lo tanto desean y se esfuerzan por su bienestar, por un futuro mejor. No obstante, a menudo cometen errores al decidir lo que realmente es mejor para ellos. Los seres humanos además tienen el poder de seguir el sendero hacia la perfección; sin embargo, son diferentes en cuanto a la cantidad de poder espiritual, mental y físico que poseen.

Por ejemplo, algunos pueden comprender las realidades o decidir mejor qué hacer que otros. Algunos pueden resistir ante el pecado mucho más fácilmente que otras personas. Algunos son muy respetables y honorables y no se ven fácilmente atraídos por intereses materiales temporales. Algunos son muy saludables de cuerpo por lo que realizan más ayunos voluntarios para obtener mayores recompensas espirituales.

Todas estas diferencias son naturales. En

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efecto, son exigencias necesarias de este universo material. Pero deberíamos saber que de acuerdo al Islam, las recompensas o castigos y su cuantía son y serán determinados considerando el poder y capacidad del hombre. Si alguien realmente no posee el poder de comprender o actuar de acuerdo a las normas islámicas, está disculpado y Al·lâh será más Generoso con él. Este grupo es muy pequeño en número.

La mayoría de la gente es bastante sensata y también suficientemente capaz para comprender y seguir el sendero recto hacia su perfección, aunque en realidad posean diferentes cuotas de poder y capacidad. Al·lâh, el Sabio, considera estas diferencias; Él espera más de aquellos a quienes se les dotó con más talentos y capacidades que otros. Por lo general uno de los principios en Su juicio es:

« أَفْضَلُ الأَعْمالِ أَهْمَزُها »

“La mejor de las acciones es la más difícil de ellas.”

Si una persona necesita más tiempo para aprender cómo orar o para memorizar aleyas del Glorioso Corán, su recompensa será mayor y Al·lâh la ayudará más.

De este modo, por lo general los seres humanos no tienen ninguna dificultad en cuanto al poder y deseo o inclinación que son necesarios en cada decisión y acción. Pero, ¿qué piensas respecto al tercer factor, el conocimiento? La mayoría de las dificultades surgen de la falta de conocimiento, la ignorancia. Ahora veamos qué clase de conocimiento necesitamos en nuestro viaje hacia Su satisfacción.

Aquí hay una lista de realidades que deberíamos conocer:

I) Debemos conocernos a nosotros mismos. ¿Cómo estamos

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creados? ¿Por qué? ¿Cuáles son nuestras necesidades? ¿Cuáles son nuestros reales deseos o motivaciones? ¿Cuáles son nuestras facultades y capacidades? ¿Existen algunas tareas o deberes para nosotros?

II) ¿Cuál es nuestra situación actual? ¿Bajo qué condiciones vivimos? ¿Cómo es nuestra vida en este universo? ¿Es la única vida que tenemos? ¿Hay alguna vida eterna para nosotros? ¿Qué cualidades buenas o malas tenemos?

III) ¿Cuál es la mejor posición para nosotros? ¿Qué valores y beneficios podemos obtener? ¿Cómo es un hombre perfecto?

IV) ¿Cuáles son los resultados de nuestras acciones? ¿Cuál es el efecto que ejerce una particular decisión o incluso intención, sobre nuestro destino? ¿Cómo podemos transitar desde la situación actual a una preferible e ideal?

Podemos resumir estas clases de conocimiento necesario de la siguiente manera:

- Conocimiento de nuestro origen,

- Conocimiento de nuestro presente,

- Conocimiento de nuestro porvenir,

- Conocimiento de sus interacciones.

Hay una famosa narración de Imam ‘Alî (a.s.) que está íntimamente relacionada a este tema. Dijo Imam ‘Alî:

« رَحِمَ اللهُ عَبْداً عَرِفَ مِنْ أَیْنَ وَفی أَیْنَ وَإِلی أَیْنَ »

“Que Dios tenga misericordia de un siervo que sabe de dónde viene, dónde está, y hacia dónde se dirige”.(1)

De este modo, cada persona necesita conocer su origen, su presente, y su porvenir. Habiendo adquirido este conocimiento puede comportarse y encauzar su vida adecuadamente. De lo contrario no puede planear su vida porque no habrá adquirido el conocimiento necesario para decidir sus metas y su modo de vida.

Por ejemplo, si yo no creo en el Más Allá y en la vida eterna, mi meta

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1- Al-Asfâr al-‘Aqlîiah al-Arba‘ah, t. 8, p. 355.

puede ser algo obtenible en este mundo; o si no creo en la relación que existe entre mi actos y mi felicidad en el Día del Juicio, no me preocuparé por mi accionar. Si yo creyera que fui creado por la casualidad y no por Al·lâh el Sabio, perdería tanto mi esperanza en Su ayuda y misericordia como mi confianza.

Por lo tanto hablaremos de los siguientes temas sucesivamente:

a) Nuestro origen.

b) Nuestro presente.

c) Nuestro porvenir.

d) La Meta Final.

e) Cómo alcanzar nuestra meta.

Nuestro Origen

Una de las cosas más fundamentales que un ser humano debe saber en el camino hacia la perfección es que él ha sido creado por Al·lâh para cierto propósito. Existen diferentes enfoques en relación a este tema. En el Islam toda persona en primer lugar es invitada a estudiar esta cuestión y realizar cierto juicio al respecto. Nada menos que la certeza es aceptable en relación a la creencia en Al·lâh.

Hay diferentes maneras de probar la existencia de Al·lâh y muchos argumentos. Pero según el Islam, comprender que Al·lâh, el Único, es Viviente, no es un proceso dificultoso. Todos, cualquiera sea el nivel de conocimiento y comprensión que poseamos, podemos resolver este problema fácilmente.

Cuando una persona es incrédula por lo general se debe a que ella así lo quiso, si bien ha de haber casos excepcionales de personas que han estudiado este problema seriamente y que verdaderamente estuvieron anhelando la verdad, pero no pudieron encontrarla. Normalmente el ateísmo se basa solo en simples conjeturas. Observa la

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siguiente aleya:

﴿ أَفِی اللَّهِ شَکٌّ فَاطِرِ السَّمَاوَاتِ وَالأَرْضِ ﴾

«… ¿Existe acaso alguna duda acerca de Al·lâh, Creador de los Cielos y de la Tierra?...».(1)

Hay muchas aleyas en el Glorioso Corán que indican que hubo ciertos grupos de gente que sabían que las enseñanzas de los profetas eran ciertas pero aún así las negaron:

﴿ وَجَحَدُوا بِهَا وَاسْتَیْقَنَتْهَآ أَنفُسُهُمْ ظُلْماً وَعُلُوّاً ﴾

«Y los negaron, por iniquidad y arrogancia, aunque estaban persuadidos de ellos…».(2)

El Profeta Moisés (a.s.) dijo al Faraón:

﴿ قَالَ لَقَدْ عَلِمْتَ مَآ أَنزَلَ هؤُلآءِ إِلاَّ رَبُّ السَّمَاوَاتِ وَالاَرْضِ بَصَآئِرَ ﴾

«Dijo: “Tú bien sabes que nadie, sino el Creador de los Cielos y de la Tierra, fue Quien reveló estas evidencias”...».(3)

Pero al mismo tiempo el Faraón negaba a Al·lâh y reclamaba la divinidad para sí mismo.

De este modo, descreer en Al·lâh básicamente constituye un problema moral más que cognitivo. Hubo algunas personas que estuvieron acostumbradas a cierta clase de vida y que se sintieron confortables y cómodas con ello, por lo que no podían renunciar a su modo de vida y hábitos fácilmente y observar aquello hacia lo cual los profetas (a.s.) las invitaban.

En lugar de pensar y razonar se burlaban de los profetas (a.s.) y les atribuían cosas como la locura y la magia. Pensaban, quizás inconscientemente, que si los negaban serían libres de una vez por todas:

﴿ بَلْ یُرِیدُ الإِنسَانُ لِیَفْجُرَ أَمَامَهُ ﴾

«Pero el ser humano desea ser libertino en su porvenir».(4)

Pero si estas personas hubieran estudiado la religión seriamente, habrían encontrado la realidad. En el Día del Juicio ellos

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1- Sûra Ibrâhîm; 14: 10.
2- Sûra an-Naml; 27: 14.
3- Sûra al-Isrâ’; 17: 102.
4- Sûra al-Qiâmah; 75: 5.

dirán:

﴿ وَقَالُوا لَوْ کُنَّا نَسْمَعُ أَوْ نَعْقِلُ مَا کُنَّا فِی أَصْحَابِ السَّعِیرِ * فَاعْتَرَفُوا بِذَنبِهِمْ فَسُحْقاً لأَصْحَابِ السَّعِیرِ ﴾

«Y dirán (entonces): “¡Si hubiésemos escuchado o razonado no estaríamos entre los condenados al tártaro!”. Y confesarán sus pecados. ¡Execrados sean los condenados al tártaro!».(1)

Como se puede observar, su trato no era lógico o racional, por lo que se considera un pecado que deberán admitir.

Creemos en Al·lâh, el Sabio. Él ha creado todo el universo para nosotros y nos ha creado para acercarnos más y más a Él. (Trataremos más adelante el tema de la Meta de la Creación). Al·lâh es el Benefactor, el Misericordioso. Él es más bondadoso con nosotros que nuestros padres. Él es también el más sagaz. Éste es Al·lâh, el Benevolente y al mismo tiempo absolutamente Autosuficiente.

Debemos enorgullecernos de tener tal Señor. Debemos tratar lo más posible de entender el consejo que Él nos da, el cual está representado en la pura religión, el Islam. Si un alumno tiene el mejor maestro, su máximo honor es seguir su consejo y dirigir su atención hacia él y finalmente ser como él. Este hecho está muy bien expresando en esta súplica de Imam ‘Alî (a.s.):

“¡Oh mi Dios! Es suficiente grandeza para mí ser tu siervo, y es suficiente honor para mí que seas mi Señor. ¡Tú eres como deseo, entonces, haz de mí lo que deseas!”.(2)

En el Islam cada valor está en correspondencia al vínculo con Al·lâh. Nuestra felicidad estriba en nuestra devoción voluntaria a Él. Es como la vida

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1- Sûra al-Mulk; 67: 10-11.
2- Mafâtîh al-Ÿinân, y Bihâr al-Anwâr, t. 77, p. 402.

de las plantas y animales que dependen de la luz del sol. El sol no necesita de ellos, pero ellos no pueden sobrevivir sin el sol.

Así, deberíamos cambiar nuestro enfoque usual respecto de la ley u orden divina. No son unos cuantos deberes fastidiosos asignados a nosotros por Al·lâh a cambio de Sus favores o Sus servicios a nosotros. No debemos llevar a cabo Sus preceptos en respuesta a Sus bendiciones.

Deberíamos saber que Sus órdenes solo son para nuestro beneficio. Su religión, Sus profetas y Sus leyes son las bendiciones más preciosas que hemos recibido. Incluso agradecérselo (shukr) es por nuestro propio beneficio:

﴿ وَإِذْ تَاَذَّنَ رَبُّکُمْ لَئِن شَکَرْتُمْ لأَزِیدَنَّکُمْ وَلَئِن کَفَرْتُمْ إِنَّ عَذَابِی لَشَدِیدٌ ﴾

«Y de cuando vuestro Señor os proclamó: “Si sois agradecidos os multiplicaré (mis mercedes); en cambio, si sois desagradecidos, ciertamente que Mi castigo será severísimo”».(1)

Si somos agradecidos, aumentamos nuestra capacidad para recibir más bendiciones. Con más gratitud, se nos volverán a dar aún más bendiciones. Es un proceso interminable. Si no somos agradecidos, eso no perjudica a Al·lâh, pero disminuye nuestra capacidad de recibir Sus bendiciones y de esta manera perdemos algunas bendiciones, y si seguimos así, perderemos más.

Deberíamos recordar siempre que Él es nuestro Señor, que solo podemos obtener nuestra verdadera felicidad y libertad por medio de nuestra obediencia a Él. Hay solo dos caminos: ser siervos de Al·lâh o ser siervos de otros como los opresores, los gobernantes injustos o los ídolos.

Complacer a Al·lâh es fácil. Él jamás comete errores

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1- Sûra Ibrâhîm; 14: 7.

ni quiere de nosotros cosas imposibles. Pero desobedecer a Al·lâh nos lleva a tratar de obedecer a muchísimos dioses, si bien eso no es posible. Si alguien quiere dinero, fama, buena posición, confort, y cosas como éstas, no importa cuánto de ello pueda adquirir, él jamás estará satisfecho:

﴿ ضَرَبَ اللَّهُ مَثَلاً رَجُلاً فِیهِ شُرَکَآءُ مَتَشَاکِسُونَ وَرَجُلاً سَلَماً لِرَجُلٍ هَلْ یَسْتَوِیَانِ مَثَلاً الْحَمْدُ لِلَّهِ ﴾

«Dios propone un ejemplo: un hombre tiene consocios antagónicos y otro está al servicio de un (solo) hombre. ¿Podrán equipararse? ¡Alabado sea Dios!...».(1)

Si reflexionáramos profundamente comprenderíamos que aquellos diferentes y conflictivos dioses en realidad son nuestros propios diferentes y extremados deseos. Por lo tanto, existen dos caminos: ser siervos de Al·lâh o ser siervos de nuestra propia descarriada alma:

﴿ أَرَأَیْتَ مَنِ اتَّخَذَ إِلَهَهُ هَوَاهُ أَفَاَنتَ تَکُونُ عَلَیْهِ وَکِیلاً ﴾

«¿No has reparado en quien toma por divinidad a su concupiscencia? ¿Osarías ser defensor suyo?».(2)

﴿ أَفَرَءَیْتَ مَنِ اتَّخَذَ إِلَهَهُ هَوَآهُ وَأَضَلَّهُ اللَّهُ عَلَی عِلْمٍ ﴾

«¿Has reparado en quien ha tomado como divinidad a su concupiscencia, y que Dios extravió a sabiendas…?».(3)

Por último, repara en esta historia verídica que sucedió en épocas de Imam Mûsâ Al-Kâdzim (a.s.). Cierta vez el Imam (a.s.) estaba caminando por una callejuela, y cuando pasó frente a la puerta de una casa, supo que allí había alguna celebración donde había bailes, música prohibida y vino.

En ese instante, una criada abrió la puerta y salió para sacar la basura. El Imam le preguntó: “¿El dueño de esta casa es un siervo o una persona libre?”.

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1- Sûra az-Zumar; 39: 29.
2- Sûra al-Furqân; 25: 43.
3- Sûra al-Ÿâziah; 45: 23.

Ella le respondió: “¡Libre!”. El Imam (a.s.) dijo: “Claro que es libre, porque si hubiese sido un siervo, temería a su Señor y no haría tales reuniones.”

Cuando la criada entró a la casa, el dueño le preguntó por qué se había retrasado, a lo que ella le respondió que un hombre con tal y cual apariencia había pasado por allí y le había hecho unas preguntas, a las que ella había respondido de tal y cual manera.

El dueño quedó impresionado y pensó profundamente en esta frase: “Si hubiese sido un siervo, temería a su Señor.” De repente se puso de pie y sin ponerse sus calzados, salió de la casa y buscó a aquel hombre. Cuando alcanzó al Imam (a.s.) se arrepintió. Este hombre era Bushr ibn Al-Hâriz, a quien apodaron “Al-Hâfî” (el descalzo). Se transformó en un verdadero creyente.(1)

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Nuestro Presente

point

Habiendo discutido nuestro origen, ahora es necesario estudiar el tema de nuestra situación actual y el de nuestro porvenir. Ahora, nos abocaremos al primero, y el segundo será el tópico de nuestro próximo análisis. A fin de garantizar nuestra meta y programa práctico para alcanzar dicha meta, debemos conocer nuestras cualidades, capacidades, habilidades, oportunidades, etc.

Éstos son enunciados de nuestro conocimiento sobre nuestro presente. Hemos estudiado en los capítulos previos algunos de ellos, tales como: los buenos atributos de los seres humanos, los vicios atribuidos a los seres humanos y el libre albedrío. Aquí solo mencionamos algunos otros aspectos de nuestra situación actual.

Completa dependencia

En nuestra existencia y vida, somos completamente

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1- Al-Kunâ wa al-Alqâb, t. 2, p. 153, “Al-Hâfî”.

dependientes de Al·lâh, nuestro Creador. Él es Quien nos ha otorgado esta existencia y vida; no somos auto-existentes, no podemos sobrevivir sin Su Voluntad. También dependemos de condiciones materiales. No podemos existir sin agua, aire, alimento, luz, una cierta temperatura, etc.

No podemos tener una vida confortable sin la ayuda de otros miembros de la sociedad. Nadie puede producir para sí mismo todo lo que necesita de vestimenta, vivienda, muebles, etc. Con el progreso y desarrollo de las sociedades humanas estas necesidades aumentaron. De este modo, dependemos de nuestro Creador y sus Bendiciones dispuestas en el universo material y en el universo social.

En nuestro conocimiento y entendimiento, no somos autosuficientes. Con el intelecto que Dios le dio, todo ser humano es capaz de comprender muchas cosas, tales como la veracidad de la religión y de la existencia de Al·lâh, y de adquirir algunas informaciones elementales y simples sobre la naturaleza y el medio que lo rodea.

Con la conciencia que Dios le otorgó, todo ser humano comprende las normas generales de moralidad, por ejemplo, la justicia es buena y la opresión es mala. Este conocimiento teórico y práctico es común tanto entre los hombres de las sociedades primitivas como entre los de las sociedades desarrolladas.

Pero lo que nos hace diferentes de los antiguos es lo que hemos recibido de los profetas, especialmente del Noble Profeta del Islam, el Sello de los Profetas (s.a.w.), cuyo Mensaje es el último y el más perfecto de nuestro Señor y que hemos recibido de las

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generaciones pasadas.

Estas dos fuentes, religión y conocimiento heredado, son muy importantes. Éstas son el punto de partida para cada campo de las ciencias, arte, literatura, tecnología y leyes positivas que se han vuelto muy complejas, desarrolladas y avanzadas.

Por ejemplo, hoy cuando un químico comienza a trabajar en un proyecto, hace uso de los resultados de descubrimientos e investigaciones previas. Muchos de esos logros se han vuelto triviales.

Quizás los estudiantes universitarios hoy sepan más que los químicos del siglo XVIII o incluso del XIX. O en las ciencias islámicas, hoy utilizamos muchas obras sobre diferentes temas elaboradas por grandes sabios en siglos pasados. Sin ellas tendríamos que comenzar desde el principio. Pero todavía estamos en medio del camino. Lo que sabemos es mucho menos que lo que no sabemos.

Así, somos totalmente necesitados y dependientes en nuestra existencia, nuestra vida y nuestro conocimiento. No deberíamos enorgullecernos de nosotros mismos. No deberíamos pensar que somos autosuficientes o que nuestro conocimiento y entendimiento son perfectos.

Moralidad de este universo material

Este universo material (duniâ) no es eterno. Ha tenido un principio y tendrá un fin. Esta tierra, el sol, la luna y todas las estrellas y planetas serán destruidos antes de la Resurrección. Este hecho es expresado en muchas aleyas del Glorioso Corán, como la siguiente:

﴿ إِذَا الشَّمْسُ کُوِّرَتْ * وَإِذَا النُّجُومُ انکَدَرَتْ * وَإِذَا الْجِبَالُ سُیِّرَتْ * وَإِذَا الْعِشَارُ عُطِّلَتْ * وَإِذَا الْوُحُوشُ حُشِرَتْ * وَإِذَا الْبِحَارُ سُجِّرَتْ * وَإِذَا النُّفُوسُ زُوِّجَتْ ﴾

«Cuando el sol sea arrollado; cuando las estrellas se extingan; cuando las montañas sean

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aventadas; cuando las camellas, de diez meses, sean abandonadas; cuando las fieras sean acorraladas; cuando los mares sean encendidos; cuando las almas sean apareadas…».(1)

Por lo tanto, todo en este universo tiene un fin cierto. Nuestros cuerpos son mortales. Nuestras existencias físicas, nuestras fuerzas, nuestra juventud, fama y belleza son perecederas. Al·lâh es Eterno y el universo inmaterial también lo es. Nuestros espíritus pertenecen al universo inmaterial y no al universo físico:

﴿ وَیَسْأَلُونَکَ عَنِ الرُّوحِ قُلِ الرُّوحُ مِنْ أَمْرِ رَبِّی وَمَآ اُوتِیتُم مِّنَ الْعِلْمِ إِلاَّ قَلِیلاً ﴾

«Te preguntarán acerca del espíritu. Diles: “El espíritu solo incumbe a mi Señor, y sólo se os ha concedido una mínima parte del saber”».(2)

Y si consideramos que nuestros espíritus conforman nuestra personalidad y realidad, fácilmente llegaremos a la conclusión de que la muerte no es nuestro fin. La muerte es como una puerta a otro universo; no solo nuestros espíritus sino también nuestro carácter y actos serán preservados. (En el próximo capítulo discutiremos la materialización de nuestros actos).

De este modo, no podemos obtener eternidad y una vida infinita o placer sin fin en este mundo. Si eso es lo que queremos, deberíamos saber que ello depende de nuestra relación con Al·lâh. Debido a que Al·lâh es Eterno, por lo tanto todo lo que está relacionado a Él (de manera restringida), forma parte de Sus signos y Lo refleja, y debe ser eterno como Él:

﴿ کُلُّ مَنْ عَلَیْهَا فَانٍ * وَیَبْقَی وَجْهُ رَبِّکَ ذُو الْجَلاَلِ وَالإِکْرَامِ ﴾

«Todo cuanto existe en la Tierra perecerá. Y sólo

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1- Sûra at-Takwîr; 81: 1-7.
2- Sûra al-Isrâ’; 17: 85.

subsistirá la Faz de tu Señor, Majestuoso, Honorabilísimo».(1)

﴿ وَلا تَدْعُ مَعَ اللَّهِ إِلهاً ءَاخَرَ لآ إِلَهَ إِلاَّ هُوَ کُلُّ شَیْءٍ هَالِکٌ إِلاَّ وَجْهَهُ لَهُ الْحُکْمُ وَإِلَیْهِ تُرْجَعُونَ ﴾

«Y no invoques con Dios a otra divinidad. ¡No hay más divinidad que Él! ¡Todo perecerá excepto Su Faz (waÿh)! ¡Suyo es el juicio y a Él seréis retornados!».(2)

En árabe “waÿh” es aquella parte de cada cosa a través de la cual te enfrentas a la misma. Por ejemplo, si confrontas al pie o a la mano de una persona, no estás enfrentándote y encontrándote con ella, pero cuando haces frente a su rostro y tienes un tipo de encuentro directo, la confrontas y la encuentras.

Es ésta la razón por la que en árabe nuestro rostro es llamado “waÿh”. En el caso de Al·lâh, sabemos que Él no tiene cuerpo, así que no es necesario mirar hacia una dirección en particular para encontrarlo. En el Glorioso Corán este hecho es expresado en la siguiente aleya:

﴿ وَلِلّهِ الْمَشْرِقُ وَالْمَغْرِبُ فَاَیْنَما تُوَلُّوْا فَثَمَّ وَجْهُ اللّهِ إِنَّ اللّهَ وَاسِعٌ عَلِیمٌ ﴾

«Tanto el Levante como el Poniente pertenecen a Dios, y doquiera os dirijáis, allí hallaréis la Faz de Dios; porque Dios es Omnipresente, Sapientísimo».(3)

Desde que podemos considerar y valernos de toda cosa para conocerlo, para alcanzarlo, toda cosa puede ser llamada “waÿh Al·lâh”. Aquellas cosas que son consideradas de esta manera jamás serán destruidas, como vimos en las aleyas (55: 26-27) y (28: 88).

Por lo tanto, toda acción o incluso intención que tienes de

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1- Sûra ar-Rahmân; 55: 26-27.
2- Sûra al-Qasas; 28: 88.
3- Sûra al-Baqarah; 2: 115.

complacer a Al·lâh será conservada. Si das algo de dinero a una persona pobre, ese mismo dinero será destruido, pero aquel aspecto de este dinero o, en otras palabras, aquel aspecto de esta acción que es “waÿh Al·lâh” permanecerá por siempre.

La verdadera naturaleza de esta vida

Esta vida presente es en sí misma una de las bendiciones de Al·lâh. Es la única oportunidad que tenemos. Si queremos purificarnos deberíamos utilizarla de la mejor manera. Cada momento de esta vida es tan valioso que no puede considerarse ningún precio para ello. Hay una famosa narración del Noble Profeta (s.a.w.):

« مَنِ اسْتَوَی یَوْمَاهُ فَهُوَ مَغْبُون »

“Aquel que tiene dos días iguales (sin hacer ninguna mejoría) es un frustrado”.(1)

En muchas súplicas de nuestros Imames encontramos el requerimiento de una larga vida. Por otra parte, el Glorioso Corán nos enseña que los incrédulos que no creen en Su religión y en el Día de la Resurrección temen la muerte. Desearían poder vivir por miles de años o aún más:

﴿ وَلَتَجِدَنَّهُمْ أَحْرَصَ النَّاسِ عَلَی حَیَاهٍ وَمِنَ الَّذِینَ أَشْرَکُوا یَوَدُّ أَحَدُهُمْ لَوْ یُعَمَّرُ أَلْفَ سَنَهٍ وَمَا هُوَ بِمُزَحْزِحِهِ مِنَ الْعَذَابِ أَنْ یُعَمَّرَ وَاللّهُ بَصِیرٌ بِمَا یَعْمَلُونَ ﴾

«Por Dios que les hallarás más ávidos de vivir que nadie, incluso que los mismos idólatras, de manera que cada uno de ellos desearía vivir mil años, pero aun si fuera (tan) longevo, no se libraría del castigo (infernal). Y Dios bien ve cuanto hacen».(2)

De este modo, tanto creyentes como incrédulos desean vivir, pero sus razones y sus actitudes hacia la muerte y la vida

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1- La misma idea también ha sido narrada de Imam ‘Alî (a.s.) y de Imam As-Sâdiq (a.s.). Ver: Bihâr al-Anwâr, t. 71, p. 173, y t. 77, p. 378.
2- Sûra al-Baqarah; 2: 96.

son totalmente diferentes. Los incrédulos o aquellos que afirman ser creyentes pero no practican la fe, disfrutan esta vida porque no consideran la existencia de la otra vida o porque no han obedecido a Al·lâh y han cometido pecados o crímenes, por lo tanto temen Su castigo.

Estas personas quieren a este universo y a esta vida solo para sí mismas. Están entregadas a una vida sumida en un círculo vicioso. Trabajan para ganar dinero, para comprar alimentos y ropas y para conseguir una vivienda para sí. Y si les preguntásemos: “¿Por qué necesitas comida, etc.?”, responderían: “De lo contrario, no podremos trabajar, no podremos vivir”.

Pero para los verdaderos creyentes este universo es valioso porque pueden alcanzar Su complacencia, pueden adorarle. La única oportunidad que tienen los seres humanos para actuar y mejorar es esta vida.

Tras la muerte, no podemos realizar nuevas acciones. Hoy podemos actuar y no hay juicio por las acciones, y mañana habrá un Juicio y no acción. Es posible hacer algo en esta vida que continuamente traerá Sus recompensas.

Por ejemplo, si una persona construye una escuela u hospital con una intención pura, o si difunde su conocimiento por medio de enseñar o escribir, o si ha educado buenos niños, recibirá más y más recompensas tras su muerte. Pero es obvio que incluso en estos casos, no habrá oportunidad para actuar después de la muerte.

Por lo tanto, esta vida es muy valiosa. De acuerdo a las tradiciones islámicas, una de las primeras preguntas en

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el Día de la Resurrección será sobre la vida, así como otra pregunta será sobre la juventud(1), lo que demuestra la importancia especial de este período de la vida. Para vislumbrar una clara imagen de la actitud islámica hacia la vida, es bueno considerar esta súplica del cuarto Imam (a.s.):

“Y permíteme vivir en tanto mi vida sea ofrendada en obediencia a Ti, pero si mi vida fuera pasto para Satanás, entonces tómala llevándome hacia Ti, antes que me alcance Tu ira o se afiance Tu enojo sobre mí”.(2)

Y para obtener una clara imagen de la actitud normal hacia la vida, se puede considerar esta aleya del Glorioso Corán:

(اعْلَمُوا أنَّمَا الْحَیَاهُ الدُّنْیَا لَعِبٌ وَلَهْوٌ وَزِینَهٌ وَتَفَاخُرٌ بَیْنَکُمْ وَتَکَاثُرٌ فِی الاَمْوَالِ وَالأَوْلاَدِ کَمَثَلِ غَیْثٍ أَعْجَبَ الْکُفَّارَ نَبَاتُهُ ثُمَّ یَهِیجُ فَتَرَاهُ مُصْفَراً ثُمَّ یَکُونُ حُطَاماً وَفِی الأَخِرَهِ عَذَابٌ شَدِیدٌ وَمَغْفِرَهٌ مِنَ اللَّهِ وَرِضْوَانٌ وَمَا الْحَیَاهُ الدُّنْیَآ إِلاَّ مَتَاعُ الْغُرُورِ﴾

«Sabed que la vida mundanal es tan solo juego (la‘ib), diversión (lahw), engalanamiento (zînah), mutua vanagloria (tafâjur) y multiplicación (takâzur) (en rivalidad) de hacienda e hijos; es como la lluvia: cuya plantación complace a los cultivadores; luego se agosta y la observas amarillenta, y finalmente se convierte en heno. Y (a quien sigue esta vida) en la otra sufrirá un severo castigo. (Mas quienes la desprecien obtendrán) una indulgencia y la complacencia de Dios. ¿Qué es la vida mundanal sino un placer ilusorio?».(3)

Una vida sin fe puede ser dividida en cinco partes. Algunos sabios consideran estas cinco partes en un orden cronológico, por lo tanto,

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1- Ver Bihâr al-Anwâr, t. 7, p. 258.
2- The Psalms of Islam (Sahifah as-Saÿÿadîiah), p. 68.
3- Sûra al-Hadîd; 57: 20.

son cinco fases sucesivas.

Durante la infancia la principal actividad es jugar (la‘ib). Luego llega el turno de “lahw”, incluyendo todas las actividades que una persona realiza solo para divertirse en su tiempo libre o, en otras palabras, solo para mantenerse ocupado, como escuchar música o ver películas, o resolver crucigramas, o coleccionar cosas, o leer novelas, sin ningún propósito u objetivo.

Después, cuando la persona se convierte en un joven y está listo para el matrimonio, cuida de su cuerpo y su cabello y por lo general de su belleza. Pasa mucho tiempo en frente del espejo, en las peluquerías o en las tiendas de ropa. Éste es el período del engalanamiento (zînah).

Luego, cuando se gradúa y encuentra un trabajo y se casa, comienza a enaltecerse por sobre los demás y a enorgullecerse de sí mismo. Éste es el período del “tafâjur”.

Y finalmente, tras esforzarse todo lo posible y trabajar durante muchos años, piensa en los resultados de su vida: hijos, dinero, propiedades y fama. Desea ser el mejor. Éste es el período de “takâzur”.

Esta aleya muestra que no deberíamos olvidar nuestra felicidad en el Más Allá y que no deberíamos permitir que los asuntos cotidianos nos alucinen y capturen nuestra atención. De lo contrario, estaremos atrapados en los grilletes de anhelos y actividades triviales como el juego, etc.

Daremos fin a esta parte de nuestra exposición con una frase de Imam ‘Alî (a.s.) sobre los timoratos (muttaqîn):

« صَبَرُوا أَیَّاماً قَصِیرَهً أَعْقَبَتْهُمْ رَاحَهً طَوِیلَهً تِجَارَهٌ مُرْبِحَهٌ یَسَّرَهَا لَهُمْ

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رَبُّهُمْ أَرَادَتْهُمُ الدُّنْیَا فَلَمْ یُرِیدُوهَا وَ أَسَرَتْهُمْ فَفَدَوْا أَنْفُسَهُمْ مِنْهَا »

“Fueron pacientes por unos cortos días y en consecuencia se aseguraron la comodidad por un largo tiempo. Es una fructífera transacción que su Señor les facilitó. La vida mundanal los quiso pero ellos no la quisieron. Ella los capturó pero ellos ofrendaron sus vidas para librarse de ella”.(1)

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Nuestro Porvenir

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Con este título nos referimos a nuestra situación después de la muerte. Podemos definir a la muerte como la separación del espíritu del cuerpo.

Hasta cierto punto, dormir es como la muerte. Sin embargo, existe una diferencia. Durante el sueño el espíritu sigue conectado al cuerpo, pero en un menor grado que durante la vigilia; pero con la muerte el espíritu se desconecta del cuerpo y permanece vinculado a otro que posee cualidades de un cuerpo material, como la forma y el tamaño, pero desprovisto de masa.

Los filósofos lo comparan con los cuerpos de los sueños. Los llaman “barzajî” o “mizâlî”. Esto continúa hasta la Resurrección. Luego nuestros espíritus pertenecerán a otro cuerpo igual al de su condición presente.

Es así que nosotros creemos en la Resurrección físico-espiritual. Este tema es bastante controvertido. Incluso aquellas personas que creen en la Resurrección físico-espiritual no han llegado a un consenso en cuanto a la naturaleza de los cuerpos en tal universo. Pero lo que hemos expuesto se infiere fácilmente del Glorioso Corán y de las tradiciones islámicas en las que concuerdan grandes sabios, y esto nos basta para nuestro análisis.

Como sabemos, el

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1- Nahÿ al-Balâgah, Discurso nº 191.

espíritu es la parte más importante de nuestro ser, el cual hace nuestra personalidad. Todos los castigos y recompensas están, de una manera u otra, relacionados al espíritu. El cuerpo solo conforma un medio para el espíritu. Observa las siguientes dos aleyas del Glorioso Corán:

﴿ قُلْ یَتَوَفَّاکُم مَلَکُ الْمَوْتِ الَّذِی وُکِّلَ بِکُمْ ثُمَّ إِلَی رَبِّکُمْ تُرْجَعُونَ ﴾

«Diles: “El ángel de la muerte, que os custodia, os recogerá (iatawaffâ) y luego seréis retornados a vuestro Señor».(1)

﴿ اللَّهُ یَتَوَفَّی الأَنفُسَ حِینَ مَوْتِهَا وَالَّتِی لَمْ تَمُتْ فِی مَنَامِهَا فَیُمْسِکُ الَّتِی قَضَی عَلَیْهَا الْمَوْتَ وَیُرْسِلُ الاُخْرَی إِلَی أَجَلٍ مُسَمًّی إِنَّ فِی ذَلِکَ لاَیَاتٍ لِقَوْمٍ یَتَفَکَّرُونَ ﴾

«Dios recoge a las almas en el momento de su muerte, y a las que no mueren, durante el sueño. Retiene, pues, a aquellas cuya muerte ha decretado, y deja en libertad a las otras, hasta un término prefijado. Por cierto que en esto hay signos para los que reflexionan».(2)

Estas aleyas demuestran que la muerte no es el fin de nuestra existencia, que tras la muerte nuestros espíritus serán recibidos completamente por el ángel de la muerte, o de acuerdo a la otra aleya, seremos recibidos completamente por Al·lâh,(3) y que el dormir se asemeja hasta cierto punto a la muerte.

Estas aleyas son la respuesta a muchos interrogantes sobre la Resurrección, pero no se encuentran relacionadas estrechamente a nuestra exposición.

El Paraíso y el Infierno

Hay muchísimas cuestiones sobre el Paraíso y el Infierno. Trataremos de explicar solo aquellas que nos ayudan en nuestro propósito. El Paraíso y el Infierno ya han sido creados.

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1- Sûra as-Saÿdah; 32: 11.
2- Sûra az-Zumar; 39: 42.
3- En árabe el término “tawaffî” significa “tomar (o recibir) algo completamente”. Comparando estas dos aleyas comprendemos que el alma (o espíritu) es igual al “yo”, porque en la aleya 32: 11 el objeto tomado es “nosotros mismos” y en la aleya 39: 42 es “el alma”.

Si nos purificáramos a nosotros mismos, seríamos capaces de verlos. Dijo Imam ‘Alî (a.s.) respecto a las personas piadosas:

“En cuanto al Paraíso ellos son como quienes lo han visto y se encuentran disfrutando sus favores. Y en cuanto al Infierno son también como quienes lo han visto y se encuentran sufriendo castigo en él”.(1)

El Glorioso Corán también habla del Infierno:

﴿ کَلاَّ لَوْ تَعْلَمُونَ عِلْمَ الْیَقِینِ * لَتَرَوُنَّ الْجَحِیمَ ﴾

«¡Quiá! Si poseyerais el conocimiento de la certeza, ¡ciertamente, entonces, veríais la Hoguera!».(2)

De esta manera, podemos decir que nuestro porvenir está ahora presente. Quienquiera que sea bueno, está ahora mismo en el Paraíso, y los criminales y pecadores están ahora mismo en el Infierno.

Recordemos que el Compañero del Noble Profeta (s.a.w.) que había alcanzado la certeza dijo que podía informarle, entre aquellos que se encontraban con el Profeta, quién era de entre las gentes del Infierno y quién de entre las gentes del Paraíso.

Además, el Profeta (s.a.w.) dijo cierta vez que durante su Ascensión a los Cielos (mi‘râÿ) había visto trabajadores (ángeles) plantando árboles. A veces trabajaban y otras veces dejaban de trabajar. Luego le dijeron que cuando una persona hace ciertas súplicas a Dios un árbol es plantado para él, y cuando se detiene, no es plantado ningún árbol para él.

Esta narración, como muchas otras, demuestra que los castigos y recompensas son simultáneos a las acciones.

Pueden concebirse tres clases de relaciones entre los actos y las recompensas o castigos:

A - Relación convencional: Las recompensas o castigos comunes

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1- Nahÿ al-Balâgah, Discurso nº 191.
2- Sûra at-Takâzur; 102: 5-6.

son determinados por algunos legisladores. Por lo tanto, éstos varían en las diferentes sociedades. Por ejemplo, la pena por quebrantar las leyes de tránsito pertenece a esta clase.

B – Relación causal: A veces las recompensas o castigos son efecto de los actos. Por ejemplo, cuando una persona bebe vino, uno de sus castigos es la pérdida de su salud; o si un estudiante estudia bien, una de sus recompensas es aprender su lección. La pérdida de la salud y el conocimiento son efectos traídos a la existencia por aquellos actos.

C – Unidad: A veces las recompensas o castigos no son nada menos que las acciones. Son solo las realidades de aquellas acciones puestas de manifiesto en otro universo. De acuerdo al Glorioso Corán las realidades de los actos serán vistas en el Más Allá. Esto es a lo que nos referimos con “materialización de los actos” (taÿassum al-a‘mâl):

﴿ یَوْمَئِذٍ یَصْدُرُ النَّاسُ أَشْتَاتاً لِیُرَوْا أَعْمَالَهُمْ * فَمَن یَعْمَلْ مِثْقَالَ ذَرَّهٍ خَیْراً یَرَهُ * وَمَن یَعْمَلْ مِثْقَالَ ذَرَّهٍ شَرّاً یَرَهُ ﴾

«En ese día, los hombres comparecerán en tropeles para ver sus obras. Quien haya hecho bien, por insignificante que sea, lo verá. Y quien haya hecho mal, por insignificante que sea, lo verá».(1)

﴿ إِنَّ الَّذِینَ یَأْکُلُونَ أَمْوَالَ الْیَتَامَی ظُلْماً إِنَّمَا یَأْکُلُونَ فِی بُطُونِهِمْ نَاراً وَسَیَصْلَوْنَ سَعِیراً ﴾

«Porque quienes malversan el patrimonio de los huérfanos introducen el fuego en sus entrañas e ingresarán en el tártaro».(2)

De acuerdo a éstas y otras aleyas, veremos nuestros actos mismos. Si tuviéramos esa visión hoy, seríamos capaces

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1- Sûra az-Zalzalah; 99: 6-8.
2- Sûra an-Nisâ’; 4: 10.

de ver las realidades hoy mismo. Quienquiera esté consumiendo la propiedad de los huérfanos injustamente, en realidad está consumiendo el Fuego ahora mismo. Quienquiera esté haciendo maledicencia, está en realidad comiendo en este mismo momento la carne del cuerpo de su hermano o hermana muertos.

Por lo tanto, deberíamos ser cuidadosos con nuestros actos, de lo contrario ingresaremos al Paraíso ahora mismo (no solo en el futuro). Si pensáramos en forma constante en lo espantoso de los pecados y sus realidades no cometeríamos ningún pecado.

Futuro eterno

Toda persona vive en este universo por un tiempo limitado. La muerte es el fin incuestionable de esta vida y nada puede salvar a los hombres de la misma:

﴿ أَیْنَمَا تَکُونُوا یُدْرِککُّمُ الْمَوْتُ وَلَوْ کُنتُمْ فِی بُرُوجٍ مُشَیَّدَهٍ ﴾

«Doquiera os halléis, la muerte os alcanzará, ¡aunque os guarezcáis en fortalezas inexpugnables!».(1)

Después del Barzaj, aquellos que ingresen al Paraíso estarán allí por siempre:

﴿ مَنْ خَشِیَ الرَّحْمَنَ بِالْغَیْبِ وَجَآءَ بِقَلْبٍ مُنِیبٍ * ادْخُلُوهَا بِسَلامٍ ذَلِکَ یَوْمُ الْخُلُودِ ﴾

«Que teme en lo oculto al Graciabilísimo y comparece con un corazón contrito: “¡Entrad en él, en paz! ¡He aquí el día de la eternidad!”».(2)

Las personas que ingresarán al Infierno son de dos tipos: los incrédulos que están en contra de la verdad, los cuales permanecerán allí por siempre; y los creyentes que entrarán al Infierno por sus malas acciones pero que finalmente ingresarán al Paraíso después de que hayan sido purgados:

﴿ فَاَمَّا الَّذِینَ شَقُوا فَفِی النَّارِ لَهُمْ فِیهَا زَفِیرٌ وَشَهِیقٌ * خَالِدِینَ فِیهَا مَا دَامَتِ السَّمَاوَاتُ وَالأَرْضُ إِلاَّ مَا شَآءَ

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1- Sûra an-Nisâ’; 4: 78.
2- Sûra Qâf; 50: 33-34.

رَبُّکَ إِنَّ رَبَّکَ فَعَّالٌ لِمَا یُرِیدُ * وَأَمَّا الَّذِینَ سُعِدُوا فَفِی الْجَنَّهِ خَالِدِینَ فِیهَا مَا دَامَتِ السَّمَاوَاتُ وَالأَرْضُ إِلاَّ ما شَآءَ رَبُّکَ عَطَآءً غَیْرَ مَجْذُوذٍ ﴾

«En cuanto a los desventurados, serán precipitados en el fuego infernal, donde exhalarán suspiros y estertores. Allí morarán perpetuamente, mientras subsistan los cielos y la tierra, a menos que tu Señor disponga otra cosa, porque tu Señor ejecuta lo que le place. En cambio, los bienaventurados morarán eternamente en el Paraíso, mientras subsistan los cielos y la tierra, a menos que tu Señor disponga otra cosa. Éste es un don inagotable».(1)

﴿ وَالَّذِینَ کَفَرُوا أَوْلِیَآؤُهُمُ الطَّاغُوتُ یُخْرِجُونَهُم مِنَ النُّورِ إِلَی الظُّلُمَاتِ اُولئِکَ أَصْحَابُ النَّارِ هُمْ فِیهَا خَالِدُونَ ﴾

«…Y los incrédulos cuyos protectores son los seductores que los arrastran de la luz a las tinieblas. Éstos serán los condenados del fuego infernal en el que se albergarán perpetuamente».(2)

Recompensas o castigos infinitos

Un grupo de gente ingresará al Paraíso y permanecerá allí por siempre. Este ingreso puede darse inmediatamente después del Juicio o tras algún intervalo. El otro grupo entrará al Infierno y permanecerá allí por siempre. Por lo tanto, no hay límites en lo que a tiempo se refiere.

Tampoco hay límite en lo que respecta a la intensidad (la cantidad y la calidad). No podemos comparar Sus recompensas con las cosas gratas de este universo. De acuerdo al Glorioso Corán, en el Paraíso hay todo lo que ellos desean:

﴿ وَفِیهَا مَا تَشْتَهِیهِ الاَنفُسُ وَتَلَذُّ الاَعْیُنُ وَأَنتُمْ فِیهَا خَالِدُونَ ﴾

«… En el mismo habrá lo que las almas apetezcan y

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1- Sûra Hûd, 11: 106-108.
2- Sûra al-Baqarah; 2: 257.

lo que deleita los ojos; y allí moraréis eternamente».(1)

﴿ لَهُم مَا یَشَآؤُونَ فِیهَا وَلَدَیْنَا مَزِیدٌ ﴾

«Donde tendrán lo que deseen, y aún dispondremos de más».(2)

No solo podrán obtener y disfrutar de todo lo que deseen, sino también habrá cosas que ni siquiera pueden concebir. Normalmente deseamos lo que hemos visto o experimentado de antemano.

Por ejemplo, a la gente le gusta tener grandes casas (con un enorme jardín y con características tales como en el mundo no haya otra igual). Pero hay aún algunas bendiciones en el Paraíso que no les resultarán familiares a los seres humanos, así que las recibirán sin ningún previo deseo o requerimiento:

﴿ فَلاَ تَعْلَمُ نَفْسٌ مَآ اُخْفِیَ لَهُم مِن قُرَّهِ أَعْیُنٍ جَزَآءً بِمَا کَانُوا یَعْمَلُونَ ﴾

«Nadie sabe, pues, el regocijo que le está reservado en recompensa de cuanto haya hecho».(3)

De acuerdo a los hadices hay un Paraíso que ningún ojo ha visto, que ningún oído ha escuchado y que ningún corazón ha concebido(4).

Tampoco podemos comprender los tormentos. Ese Fuego no es comparable con los fuegos normales. Ese Fuego quema el espíritu tanto como el cuerpo:

﴿ وَمَآ أَدْرَاکَ مَا الْحُطَمَهُ * نَارُ اللَّهِ الْمُوقَدَهُ * الَّتِی تَطَّلِعُ عَلَی الأَفْئِدَهِ * إِنَّهَا عَلَیْهِم مُؤْصَدَهَ * فِی عَمَدٍ مُمَدَّدَهٍ ﴾

«¿Y qué te hará entender lo que es al-hutamah? Es el fuego encendido de Dios, que abrasará los corazones (de los réprobos). Por cierto que será cerrado sobre ellos, con columnas extendidas».(5)

Aquellos que entran al Infierno y sufren sus tormentos anhelan morir. Piensan que de esta manera

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1- Sûra az-Zujruf; 43: 71.
2- Sûra Qâf; 50: 35.
3- Sûra as-Saÿdah; 32: 17.
4- Ver: Bihâr al-Anwâr, t. 33, p. 81.
5- Sûra al-Humazah; 104: 5-9.

pueden librarse de los tormentos:

﴿ وَنَادَوْا یَامَالِکُ لِیَقْضِ عَلَیْنَا رَبُّکَ قَالَ إِنَّکُم مَّاکِثُونَ ﴾

«Y gritarán: “¡Oh Mâlik! ¡Que tu Señor nos aniquile!”. Y él les dirá: “¡Por cierto que permaneceréis (en él perpetuamente)”».(1)

﴿ ثُمَّ لاَ یَمُوتُ فِیهَا وَلاَ یَحْیَی ﴾

«Donde luego no morirá ni vivirá».(2)

Cada vez que el Fuego quema sus pieles, Al·lâh las renueva a fin de que sufran nuevamente:

﴿ کُلَّمَا نَضِجَتْ جُلُودُهُم بَدَّلْنَاهُمْ جُلُوداً غَیْرَهَا لِیَذُوقُوا الْعَذَابَ ﴾

«Cada vez que su piel se haya abrasado, se la cambiaremos por otra piel, para que experimenten el suplicio… ».(3)

Observa lo que dice Imam ‘Alî (a.s.) en la siguiente súplica:

« یا رَبِّ وَاَنْتَ تَعْلَمُ ضَعْفی عَنْ قَلیل مِنْ بَلاءِ الدُّنْیا وَعُقُوباتِها وَما یَجْری فیها مِنَ الْمَکارِهِ عَلی اَهْلِها، عَلی اَنَّ ذلِکَ بَلاءٌ وَمَکْرُوهٌ قَلیلٌ مَکْثُهُ، یَسیرٌ بَقاؤُهُ، قَصیرٌ مُدَّتُهُ فَکَیْفَ احْتِمالی لِبَلاءِ الاْخِرَهِ وَجَلیلِ وُقُوعِ الْمَکارِهِ فیها وَهُوَ بَلاءٌ تَطُولُ مُدَّتُهُ وَیَدُومُ مَقامُهُ وَلا

یُخَفَّفُ عَنْ اَهْلِهِ لاَِنَّهُ لا یَکُونُ إلاّ عَنْ غَضَبِکَ وَاْنتِقامِکَ وَسَخَطِکَ، وَهذا ما لا تَقُومُ لَهُ السَّماواتُ وَالاَْرْضُ »

“¡Oh Señor! Tú conoces mi debilidad ante la más pequeña tristeza de este mundo y sus padecimientos, y ante las calamidades que padecen sus habitantes, a pesar de que éstas son aflicciones e infortunios exiguos, efímeros y de corta permanencia. Entonces, ¿cómo podría yo soportar la aflicción del Más Allá y la magnitud de los padecimientos que allí ocurren, siendo que es una aflicción que se prolongará largamente y una morada perdurable, que no será atenuada para quienes la padecen porque no sucede sino como resultado de Tu Ira,

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1- Sûra az-Zujruf; 43: 77.
2- Sûra al-A‘lâ; 87: 13.
3- Sûra an-Nisâ’; 4: 56.

de Tu Venganza y de Tu Cólera; y eso es algo a lo que los Cielos y la Tierra no pueden enfrentar”.(1)

  

La Meta Final

Tras haber comprendido nuestro origen, nuestro presente y nuestro porvenir, podemos proyectar algo de luz sobre el tema de nuestra meta final. Pueden mencionarse los siguientes puntos como ejemplo:

A) Somos creados por Al·lâh, el Sabio. No somos creados por la casualidad o sin un propósito.

B) Nuestro Creador es absolutamente Autosuficiente. Por lo tanto, lo que Él considera la meta de nuestra creación es absolutamente para nuestro beneficio. Deberíamos esforzarnos lo más posible por realizar todo lo que Él quiere para nosotros.

C) Este universo es perecedero. Todo en el universo es también perecedero. Por lo tanto, no es tan preciado como nosotros mismos, puesto que podemos vivir por siempre y nuestros espíritus no son materiales y mortales. Así que deberíamos buscar para encontrar nuestra meta en algo más que esta vida material. Debemos evitar entregarnos a una vida que transcurra en un círculo vicioso.

D) Un futuro sin fin está esperándonos. Los placeres o dolores en el Más Allá no se comparan con los de este universo. Solo en el Paraíso puede experimentarse la felicidad total.

E) Nuestro porvenir depende por completo de nuestro presente.

F) En el Islam todo valor depende de la relación con Al·lâh. Nuestra felicidad está basada en nuestra devoción voluntaria a Él; si nos acercamos a Él nada puede amenazarnos.

Creo que estos puntos son suficientes para que todos decidan por sí mismos. Trataremos, sin embargo, de

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1- Parte de “La Súplica de Kumeil”.

echar un vistazo al tema desde otro ángulo y luego nos concentraremos en el concepto de la proximidad a Al·lâh y sus consecuencias.

Al·lâh es absolutamente Autosuficiente. Él además es el Sabio; por lo tanto, Él crea con un fin determinado. En el Glorioso Corán se ha hecho mucho hincapié en el hecho de que la creación no carece de un propósito determinado:

﴿ لَوْ أَرَدْنَآ أَن نَتَّخِذَ لَهواً لاَتَّخَذْنَاهُ مِن لَدُنَّآ إِن کُنَّا فَاعِلِینَ ﴾

«Si hubiéramos querido distracción, la habríamos tomado de Nosotros Mismos, de habérnoslo propuesto».(1)

﴿ أَفَحَسِبْتُمْ أَنَّمَا خَلَقْنَاکُمْ عَبَثاً وَأَنَّکُمْ إِلَیْنَا لاَ تُرْجَعُونَ ﴾

«¿Pensáis que os hemos creado en vano y que jamás seréis retornados a Nosotros?».(2)

El beneficio de la creación es para las criaturas no para el Creador, puesto que el Creador es Autosuficiente. Al·lâh puede crear la oportunidad para que ellas alcancen la perfección. Él es el Conocedor, así que Él sabe cómo hacer todo. Él también es el Benevolente, y en consecuencia, Él crea.

Si pensáramos profundamente descubriríamos que Él ha creado el universo por Su causa. Nadie puede influir en Él o en Su decisión. Nadie más que Él debe ser considerado. Es esto a lo que se refieren los filósofos islámicos cuando dicen que en lo referente a Al·lâh, “la causa final” y “la causa eficiente” son lo mismo.

Pero podemos considerar algunas metas intermedias en la cadena de metas. Luego llega el turno de la benevolencia de la creación misma; ello significa que en primer lugar Al·lâh ha creado el universo por Su causa

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1- Sûra al-Anbiâ’; 21: 17.
2- Sûra al-Mu’minûn; 23: 115.

y en segundo lugar por causa de la creación, y originar la existencia es mejor que no hacerlo. Después llega el turno de proporcionar a las criaturas la oportunidad de perfeccionarse, y luego diferentes etapas de este proceso.

Entre todas las criaturas, los seres humanos pueden alcanzar los niveles más elevados de perfección o proximidad a Al·lâh. Así, todas las criaturas son creadas para los seres humanos, es decir, son medios para la existencia de éstos. Ellas son buenas en sí mismas y poseen cierto grado de perfección, pero solo el hombre puede perfeccionarse a sí mismo a través de su libre albedrío, y sabemos que la perfección generada en los seres en forma voluntaria es más preciada:

﴿ هُوَ الَّذِی خَلَقَ لَکُم مَا فِی الأرْضِ جَمِیعاً ﴾

«Él fue Quien creó para vosotros cuanto existe en la tierra…».(1)

﴿ وَسَخَّرَ لَکُم مَا فِی السَّمَاوَاتِ وَمَا فِی الأَرْضِ جَمِیعاً مِنْهُ ﴾

«Y os sometió todo cuanto existe en los cielos y en la tierra, que de Él todo dimana…».(2)

Este mundo fue creado para permitirnos seguir con nuestro viaje espiritual. Éste es el lugar de la “prueba” (imtihân). Si bien Al·lâh creó todas las cosas para nosotros y nos creó a nosotros para probarnos, éstas son solo medios para la existencia de los verdaderos seres humanos.

Esto es exactamente igual que el ejemplo de la escuela. Todo, incluyendo el aula, las sillas y las pizarras, son creadas para los estudiantes a quienes se les pide esforzarse lo más posible para pasar con éxito los exámenes. Pero

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1- Sûra al-Baqarah; 2: 29.
2- Sûra al-Ÿâziah; 45: 13.

esas cosas en sí mismas no son lo importante. Solo los buenos alumnos que pasen los exámenes con éxito cumplen la expectativa y el propósito de los fundadores de la escuela o del personal educativo. En una aleya del Glorioso Corán, Al·lâh dice:

﴿ الَّذِی خَلَقَ الْمَوْتَ وَالْحَیَاهَ لِیَبْلُوَکُمْ أَیُّکُمْ أَحْسَنُ عَمَلاً وَهُوَ الْعَزِیزُ الْغَفُورُ ﴾

«Quien creó la muerte y la vida para probar quién de vosotros se comporta mejor. Y Él es el Poderoso, el Indulgentísimo».(1)

Solo aquellos que son buenos y hacen buenas obras constituyen el propósito fundamental. En otra aleya, Al·lâh dice:

﴿ وَمَا خَلَقْتُ الْجِنَّ وَالإِنسَ إِلاَّ لِیَعْبُدُونِ * مَآ اُرِیدُ مِنْهُم مِّن رِّزْقٍ وَمَآ اُرِیدُ أَن یُطْعِمُونِ * إِنَّ اللَّهَ هُوَ الرَّزَّاقُ ذُو الْقُوَّهِ الْمَتِینُ ﴾

«¡No he creado al genio y al hombre sino para que me adoren! No les pido sustento alguno ni quiero que me mantengan, porque Dios es el Sustentador por excelencia, Fortísimo, Inquebrantable».(2)

Al·lâh solo quiere de nosotros que lo adoremos y ello implica conocerlo y finalmente acercarnos a Él. De acuerdo a algunas opiniones, la expresión “لِیَعْبُدون” (li ia‘budûni = para que Me adoren) es interpretada como “لِیَعْرِفون” (li ia‘rifûni = para que Me conozcan), lo que significa que: Yo los he creado solo “para que Me conozcan”. Este hecho también se desprende de la aleya (65: 12). Hay un dicho divino (hadîz qudsî)(3) que es muy famoso, y dice así:

“Yo era un tesoro escondido; quise ser conocido, entonces creé a la Creación para ser conocido”.(4)

Dijo Imam Husein (a.s.) en la súplica de ‘Arafah:

“¡Oh

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1- Sûra al-Mulk; 67: 2.
2- Sûra adh-Dhârîât; 51: 56-58.
3- Las expresiones del Profeta (s.a.w.) divinamente inspiradas, difieren de las que comprenden el texto del Glorioso Corán; en el último tanto el significado como las Palabras son de Dios, pero en las primeras, solo el significado es de Dios y las palabras pertenecen al Profeta (Ta’rîfât, por Ÿurÿânî).
4- Bihâr al-Anwâr, t. 87, p. 344.

Dios mío! Supe, a través de la variedad de Tus signos (en el mundo de la existencia) y de los cambios en los estados y condiciones, que Tu propósito de mí es que Te reconozca en todas las cosas, hasta que no Te ignore en nada.”

Éste es uno de los más elevados niveles de perfección en que los hombres reconocen a Al·lâh en todas las cosas. Esto nos trae a la mente lo que dijo Imam ‘Alî (a.s.):

« ما رَأَیْتُ شَیْئاً إِلاّ رَأَیْتُ اللهَ قَبْلَهُ وَبَعْدَهُ وَ مَعَهُ »

“No vi nada a menos que haya visto a Al·lâh antes de ello, después de ello y con ello”.(1)

Estas personas, que representan al ser humano perfecto (al-insân al-kâmil), en realidad son la meta de la creación. En un hadîz qudsî, dice Al·lâh al Profeta (s.a.w.):

« لَوْلاکَ لَمَا خَلَقْتُ الأََفْلاک »

“Si no hubieses existido Yo no habría creado las constelaciones”.(2)

El hombre o mujer perfectos ejecutan la meta. La perfección no es otra cosa sino la proximidad a Al·lâh y ser objeto de Su complacencia, porque Él es el Ser más Perfecto y la Fuente de todos los valores y bondades. Los siguientes son los resultados de la proximidad a Él que llegan después de Su complacencia:

A) Bendiciones materiales: Si una persona o sociedad obedecen a Al·lâh y obtienen Su complacencia, recibirán más y más bendiciones:

﴿ وَلَوْ أَنَّ أَهْلَ الْقُرَی ءَامَنُوا وَاتَّقَوْا لَفَتَحْنَا عَلَیْهِمْ بَرَکَاتٍ مِنَ السَّمَآءِ وَالاَرْضِ وَلَکِن کَذَّبُوا فَاَخَذْنَاهُمْ بِمَا کَانُوا یَکْسِبُونَ ﴾

«Mas si los moradores de las ciudades hubiesen creído

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1- Al-Asfâr al-‘Aqlîiât al-Arba‘ah, t. 1, p. 117; t. 4, p. 479, y t. 5, p. 27.
2- Bihâr al-Anwâr, t. 15, p. 28.

y temido a Dios, habríamos abierto sobre ellos las bendiciones del cielo y de la tierra. Pero como desmintieron (a los profetas), les castigamos por lo que cometieron».(1)

El Profeta Noé (a.s.) dijo a su gente:

﴿ فَقُلْتُ اسْتَغْفِرُوا رَبَّکُمْ إِنَّهُ کَانَ غَفَّاراً * یُرْسِلِ السَّمَآءَ عَلَیْکُم مِدْرَاراً * وَیُمْدِدْکُم بِاَمْوَالٍ وَبَنِینَ وَیَجْعَل لَکُمْ جَنَّاتٍ وَیَجْعَل لَکُمْ أَنْهَاراً ﴾

«Entonces (les) dije: “¡Implorad perdón de vuestro Señor, porque es Indulgentísimo! Os enviará desde el cielo copiosas lluvias; os acrecentará vuestra hacienda e hijos y os concederá jardines y os deparará ríos…”».(2)

B) Justicia social: Si una sociedad obedece a Al·lâh y sigue Sus leyes no habrá opresión. Toda persona tendrá la oportunidad de gozar de una vida confortable y de disfrutar de los resultados y beneficios de sus acciones:

﴿ لَقَدْ أَرْسَلْنَا رُسُلَنَا بِالْبَیِّنَاتِ وَأَنزَلْنَا مَعَهُمُ الْکِتَابَ وَالْمِیزَانَ لِیَقُومَ النَّاسُ بِالْقِسْطِ ﴾

«Ciertamente que hemos enviado nuestros Mensajeros con las evidencias; y junto a ellos hicimos descender la Escritura y la Balanza para que los hombres observen la justicia…».(3)

Según esta aleya uno de los propósitos de la profecía es establecer la justicia social (qist). En tales sociedades la gente está cómoda y puede fácilmente realizar sus deberes religiosos para alcanzar Su complacencia.

C) Librarse de todos los obstáculos en el proceso de auto-superación: Ser religioso significa estar consagrado a Al·lâh y a los valores divinos. Al mismo tiempo, significa estar libre de falsos dioses en la sociedad, de malos hábitos o vicios, de normas inadecuadas o leyes sociales y de supersticiones. En el Glorioso Corán encontramos que

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1- Sûra al-A‘râf; 7: 96.
2- Sûra Nûh; 71: 10-12.
3- Sûra al-Hadîd; 57: 25.

una de las tareas de los profetas es liberar a la gente:

﴿ الَّذِینَ یَتَّبِعُونَ الرَّسُولَ النَّبِیَّ الاُمِّیَّ الَّذِی یَجِدُونَهُ مَکْتُوباً عِندَهُمْ فِی التَّورَاهِ وَالإِنْجِیلِ یَأْمُرُهُم بِالْمَعْرُوفِ وَیَنْهَاهُمْ عَنِ الْمُنْکَرِ وَیُحِلُّ لَهُمُ الطَّیِّبَاتِ وَیُحَرِّمُ عَلَیْهِمُ الْخَبَآئِثَ وَیَضَعُ عَنْهُمْ إِصْرَهُمْ وَالاَغْلاَلَ الَّتِی کَانَتْ عَلَیْهِمْ فَالَّذِینَ ءَامَنُوا بِهِ وَعَزَّرُوهُ وَنَصَرُوهُ وَاتَّبَعُوا النُّورَ الَّذِی اُنْزِلَ مَعَهُ اُوْلَئِکَ هُمُ الْمُفْلِحُونَ ﴾

«Aquellos que siguen al Mensajero, el Profeta iletrado que hallarán mencionado en la Torá y el Evangelio, quien les ordenará el bien y les prohibirá lo ilícito; les prescribirá todo lo bueno y les vedará lo inmundo; les librará de su carga y de las cadenas que les agobian. Mas, quienes crean en él, le secunden, le defiendan y sigan la luz que le fue revelada, éstos serán los bienaventurados».(1)

D) Paz y confianza: Cada vez que un hombre se aproxima a Al·lâh, el Señor de todo el Universo, el Grandioso, el resto de las cosas parecen insignificantes y pequeñas para él. Siente que está bajo Su protección, por lo tanto nada puede dañarlo, y que si experimenta alguna dificultad o dolor es por su propio beneficio, y Al·lâh lo recompensará.

Hay muchas personas en el mundo que tienen una vida holgada, pero que sufren de falta de paz y confianza en sus vidas al punto que algunos recurren a las bebidas alcohólicas o a estupefacientes para aliviar su dolor espiritual, o en realidad, para reducir la conciencia de sí mismas. Y finalmente, pueden llegar a cometer suicidio:

﴿ وَمَنْ أَعْرَضَ عَن ذِکْرِی فإِنَّ لَهُ مَعِیشَهً ضَنکاً وَنَحْشُرُهُ

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1- Sûra al-A‘râf; 7: 157.

یَوْمَ الْقِیَامَهِ أَعْمَی ﴾

«En cambio, quien desdeñe Mi Recuerdo llevará una mísera vida y, ciego, le haremos comparecer en el Día del Juicio».(1)

﴿ أَلاَ بِذِکْرِ اللَّهِ تَطْمَئِنُّ الْقُلُوبُ ﴾

«… ¿No es acaso cierto que con el recuerdo de Al·lâh se sosiegan los corazones?».(2)

﴿ یَآ أَیَّتُهَا النَّفْسُ الْمُطْمَئِنَّهُ * ارْجِعِی إِلَی رَبِّکِ رَاضِیَهً مَرْضِیَّهً ﴾

«¡Oh, tú, alma sosegada! ¡Retorna a tu Señor satisfecha y complacida!».(3)

Imam ‘Alî (a.s.) dice que la razón por la cual los piadosos no temen perder nada y a ellos todo se les hace fácil, es que han apreciado Su Grandeza, por lo tanto nada más es importante para ellos. Si estás en una playa junto al océano no prestas atención alguna a un vaso de agua en manos de un pequeño niño. Imam ‘Alî (a.s.) dice respecto a los piadosos (muttaqîn):

« عَظُمَ الْخَالِقُ فِی أَنْفُسِهِمْ فَصَغُرَ مَا دُونَهُ فِی أَعْیُنِهِم »

“Ante ellos el Creador es Majestuoso por lo cual ante sus ojos todo lo que no es Él les parece insignificante”.(4)

Hay aún otra razón por la que la paz y la confianza vienen después de la fe y la cercanía a Al·lâh. En forma innata los seres humanos están sedientos de alcanzar lo bueno y la perfección infinita. Pueden cometer errores al momento de distinguir “lo bueno”; por ejemplo, pueden considerar al dinero, o a la fama, o al poder como bondades, por lo que tratan de obtener cada uno de éstos más y más sin ningún límite, pero nada puede proporcionarles la respuesta real a su

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1- Sûra Tâ Hâ; 20: 124.
2- Sûra ar-Ra‘d; 13: 28.
3- Sûra al-Faÿr; 89: 27-28.
4- Nahÿ al-Balâgah, Discurso nº 191.

innata necesidad (o apego).

Aquéllos que son muy ricos o muy poderosos sufren la falta de paz espiritual. Solo la cercanía a Al·lâh puede satisfacerlos. Sometamos nuestros corazones junto a Imam As-Saÿÿâd (a.s.) mientras él suplica:

“Mi ardor, que no es enfriado sino por la unión a Ti; mi congoja, que no es apagada sino mediante el encuentro contigo; mi ansia por Ti, que no es apaciguada sino por la contemplación de Tu Faz, y mi quietud, que no reposa sino mediante mi cercanía a Ti”.(1)

E) Ingreso al universo de la Luz: Mediante la proximidad a Al·lâh el hombre es salvado de todos los males. Una persona que ha experimentado una relación con la Fuente de todas las bondades no puede complacerse con cosas bajas. Al·lâh también ayuda a aquellos que quieren mantener su relación con Él. Él fortalece su fe, Él los protege para que no se descarríen. Por lo tanto, ellos gozan de una guía especial. Dice el Glorioso Corán:

﴿ اللّهُ وَلِیُّ الَّذِینَ ءَامَنُوا یُخْرِجُهُم مِنَ الظُّلُمَاتِ إِلَی النُّورِ ﴾

«Al·lâh es el Protector de los creyentes; es Quien los extrae de las tinieblas a la Luz».(2)

﴿ یَهْدِی بِهِ اللّهُ مَنِ اتَّبَعَ رِضْوَانَهُ سُبُلَ السَّلاَمِ وَیُخْرِجُهُم مِنَ الظُّلُمَاتِ إِلَی النُّورِ بإِذْنِهِ وَیَهْدِیهِمْ إِلَی صِرَاطٍ مُسْتَقِیمٍ ﴾

«Por el cual Al·lâh guiará hacia los caminos de la salvación a quienes procuran Su complacencia y, por Su Voluntad, les sacará de las tinieblas a la Luz y les encaminará hacia la verdadera senda».(3)

Estas aleyas son solo algunos ejemplos y hay muchos más en

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1- The Psalms of Islam (Sahîfah as-Saÿÿadîiah), pp. 251 y 252.
2- Sûra al-Baqarah; 2: 257.
3- Sûra al-Mâ’idah; 5: 16.

el Glorioso Corán. Este hecho es expresado también en los hadices, y en las súplicas la Luz divina es requerida. Por ejemplo, vemos esta frase en “Al-Munâÿât ash-Sha‘banîiah”:

“¡Mi Dios! Concédeme la total dedicación a Ti, e ilumina la visión de nuestros corazones mediante el resplandor de sus miradas dirigidas a Ti, hasta que la visión de nuestros corazones penetre los velos de la luz y alcance la Fuente de la Majestuosidad y nuestros espíritus lleguen a estar subordinados a la grandeza de Tu Santidad”.(1)

F) Potestad: Por medio de la obediencia a Al·lâh y la adoración a Él el ser humano puede alcanzar la posición de vicario de Dios en la Tierra. Puede obtener el señorío del universo y tener una potestad generativa (wilâiah takwinîiah), y así hacer todo lo que quiera. (Para un estudio adicional, referirse a nuestra anterior exposición, “El Vicario de Al·lâh en la Tierra”). Ya hemos visto antes esta narración:

« العُبودِیَّهُ جَوْهَرَهٌ کُنْهُها الرُّبوبِیَّهُ »

“La servidumbre a Al·lâh (‘ubudîiah) es una gema cuya esencia es el señorío”.(2)

Hay un hadîz qudsî que dice:

“¡Siervo mío! ¡Obedéceme para que te haga un ejemplo de Mí Mismo. Yo estoy vivo y jamás muero; y Yo te haré vivo, y jamás morirás. Yo soy rico y jamás empobrezco; y Yo te haré rico, y jamás empobrecerás. Todo lo que deseo, es; y Yo te haré de tal manera que todo lo que desees, sea”.(3)

G) Completo conocimiento: Uno de los resultados de aproximarse a Al·lâh es estar provisto con un conocimiento completo. Este

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1- Mafâtîh al-Ÿinân.
2- Ver p. 46 de este libro.
3- Al-Ÿawâhir as-Sanîiah fî al-Ahâdîz al-Qudsîiah, de Hurr Al-‘Âmili, p. 284.

conocimiento no puede ser adquirido a través del aprendizaje o el estudio. Es el conocimiento real respecto al cual Imam As-Sâdiq (a.s.) dice:

“El conocimiento no es (adquirido) por la intensidad del aprendizaje, sino que es solo una luz que Al·lâh infunde en el corazón de aquel a quien quiere guiar”.(1)

A la gente se le requiere aprender y adquirir el conocimiento usual, pero no es suficiente. El conocimiento real que reaviva nuestros corazones y garantiza nuestra felicidad es el que llega a través de la fe y de la proximidad a Al·lâh. En el Glorioso Corán recitamos:

﴿ وَاتَّقُواْ اللّهَ وَیُعَلِّمُکُمْ اللّهُ ﴾

«… ¡Temed a Al·lâh, y Él os instruirá…!».(2)

Hay una famosa narración del Profeta (s.a.w.) donde él dice que en la Noche de la Ascensión a los Cielos (mi‘râÿ) le preguntó a Al·lâh sobre el estado de los creyentes. La siguiente es una parte de la respuesta:

“No se acerca a Mí un siervo con algo más amado por Mí que realizando aquello que le he preceptuado. Y ciertamente que él se acerca a Mí mediante las acciones meritorias (nâfilah) hasta que es amado por Mí. Cuando es amado por Mí, entonces Soy su oído con el cual escucha, Soy su visión con la cual ve, Soy su lengua con la cual habla, y Soy su mano mediante la cual toca. Si Me ruega le respondo y si Me pide le concedo”.(3)

“Yo lo amaré cuando él Me ame [y lo haré amado por Mi creación], y abriré sus ojos interiores a Mi

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1- Bihâr al-Anwâr, t. 1, p. 225, nº 17.
2- Sûra al-Baqarah; 2: 282.
3- Usûl al-Kâfî, t. 2, pp. 352 y 353.

Gloria y Grandeza, y no ocultaré de él el conocimiento de lo selecto de Mi creación. Así, en la oscuridad de la noche y en la luz del día, le diré secretos, a fin de que cesen sus conversaciones con las criaturas y con sus compañeros. Le haré escuchar Mis palabras y las palabras de Mis ángeles y le revelaré el secreto que he ocultado a Mi creación”.(1)

H) Eterna felicidad: Además de los resultados ya mencionados, hay muchas cosas reservadas para estas personas hasta el Día del Juicio. En el último capítulo trataremos brevemente las infinitas recompensas. Por lo tanto, damos término a este tema con una de las aleyas del Glorioso Corán:

﴿ وَعَدَ اللّهُ الْمُؤْمِنِینَ وَالْمُؤْمِنَاتِ جَنَّاتٍ تَجْرِی مِن تَحْتِهَا الاَنْهَارُ خَالِدِینَ فِیهَا وَمَسَاکِنَ طَیِّبَهً فِی جَنَّاتِ عَدْنٍ وَرِضْوَانٌ مِنَ اللّهِ أَکْبَرُ ذَلِکَ هُوَ الْفَوْزُ الْعَظِیمُ ﴾

«Al·lâh prometió a los creyentes y a las creyentes jardines bajo los cuales corren los ríos, donde morarán eternamente, así también albergues agradables en los jardines del Edén; mas (sabed que) la complacencia de Al·lâh es aún mayor. ¡Tal será el gran triunfo!».(2)

Por favor, presta atención a la frase: «la complacencia de Al·lâh es aún mayor». El nivel más exaltado que un hombre o mujer pueden alcanzar es saber que Al·lâh, la Fuente de todas las Bondades y el Señor de todo el Universo, está satisfecho con ellos.

Cómo alcanzar nuestra meta

Habiendo comprendido nuestra meta final es necesario que en nuestro viaje analicemos la vía hacia esa meta. Este tema requiere de un libro

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1- Bihâr al-Anwâr, t. 77, pp. 28-29.
2- Sûra at-Tawbah; 9: 72.

independiente, pero aquí trataremos de reseñar en forma concisa los puntos más importantes, confiando en que los lectores que toman su vida en serio continuarán este viaje a través de un estudio y reflexión más profunda.

Ante todo debemos prestar atención a dos puntos:

(a) Debemos observar nuestra meta en forma constante durante nuestras vidas, día y noche; de lo contrario no podremos utilizar nuestras capacidades para nuestro propósito, y los asuntos corrientes capturarán nuestra atención y poco a poco eso puede hacernos dudar de la necesidad de perseguir ese propósito. Es muy común en las personas que no tienen éxito en su programa predeterminado tratar de librarse de sus dificultades a través del rechazo de ese programa,

(b) Debemos suplicar y rogar a Al·lâh seriamente que nos ayude y nos otorgue la salvación. No podemos continuar este viaje espiritual sin Su especial ayuda. Sí, con Su ayuda no habrá obstáculos y nada podrá detenernos. Entonces, en nuestra relación con Al·lâh, no debemos sentirnos autosuficientes, puesto que dependemos total y absolutamente de Él.

Sin embargo, en nuestra relación con otros debemos confiar en nosotros mismos y fiarnos de nuestras capacidades sin permitir que la desesperación se apodere de nuestros corazones. El Profeta (s.a.w.), que fue el hombre más valiente, combatió a todos sus enemigos y fue capaz de transformar el mundo, dijo:

« رَبِّ لا تَکِلْنِی إِلَی نَفْسِی طَرْفَهَ عَیْنٍ أَبَداً »

“¡Oh Señor mío! Jamás me delegues a mí mismo ni siquiera por el lapso que dura un parpadeo”.(1)

Observemos lo que dice

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1- Bihâr al-Anwâr, t. 86, p. 9.

Imam As-Saÿÿâd (a.s.) cuando requiere ayuda a Al·lâh:

“¡Gloria a Ti! ¡Qué estrechos son los senderos para quien no has sido su guía! ¡Y qué clara es la verdad para aquel a quien Tú has orientado en su camino! ¡Mi Dios! ¡Haznos marchar por los caminos que llegan a Ti, y dirígenos por los senderos más cercanos para alcanzarte! ¡Acércanos lo lejano, y facilítanos lo dificultoso y severo! ¡Reúnenos con Tus siervos que se apresuran hacia Ti diligentemente, que golpean constantemente a Tu puerta y Te adoran durante la noche y el día, mientras que permanecen temerosos por temor a Ti! Tú has purificado sus abrevaderos, los condujiste hacia lo que ansiaban, les concediste sus requerimientos, realizaste sus anhelos a través de Tu bondad, llenaste su interior con Tu amor, y saciaste su sed con Tu pura bebida”.(1)

El sendero recto hacia nuestra felicidad es la adoración, la servidumbre. Dice Al·lâh:

﴿ أَلَمْ أَعْهَدْ إِلَیْکُمْ یَا بَنِی ءَادَمَ أَن لاَّ تَعْبُدُوا الشَّیْطَانَ إِنَّهُ لَکُمْ عَدُوٌ مُّبِینٌ * وَأَنِ اعْبُدُونِی هَذَا صِرَاطٌ مُّسْتَقِیمٌ ﴾

«¿Por ventura, no tomé vuestro pacto, ¡oh hijos de Adán!, que no adoraríais a Satán porque es vuestro enemigo evidente, y que Me adoraríais, porque ésta es la recta senda?».(2)

Asimismo, el Profeta Jesús (a.s.), dijo a los Hijos de Israel:

﴿ إِنَّ اللَّهَ رَبِّی وَرَبُّکُمْ فَاعْبُدُوهُ هَذَا صِرَاطٌ مُستَقِیمٌ ﴾

«Ciertamente que Al·lâh es mi Señor y el vuestro. ¡Adoradle, pues! Ésta es la recta senda».(3)

La adoración no necesariamente significa unas formas especiales de devoción. Cada acción o incluso pensamiento que son realizados

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1- The Psalms of Islam (Sahîfah as-Saÿÿadîiah), pp. 245 y 246.
2- Sûra Iâ Sîn; 36: 60-61.
3- Sûra Âl-i ‘Imrân; 3: 51.

para satisfacer a Al·lâh, son considerados adoración. La adoración en este sentido general puede abarcar toda nuestra vida. Nuestro trabajo o empleo, nuestro hablar, nuestro escuchar, nuestro comer o beber e incluso nuestro dormir, pueden ser para complacerlo a Él y pueden resultar útiles en nuestro movimiento espiritual.

Estudiamos durante nuestro análisis sobre la meta de la creación, que los seres humanos fueron creados para adorarlo a Él, lo cual redunda en su propio beneficio. Supimos que existe una jerarquía de metas y entendimos el lugar de la adoración como una meta dentro de tal jerarquía.

Si queremos adorar a Al·lâh y acercarnos a Él, no es suficiente con practicar algunos rezos, ayunos o sus semejantes, sino que debería ocurrir una transformación en todos los aspectos de nuestra existencia.

Ante todo, debemos conocer a Al·lâh y a Su religión. En segundo lugar, debemos acatar esas leyes. En tercer lugar, debemos hacer de nuestros caracteres y cualidades espirituales lo que a Él le complazca. De este modo, hay tres soportes de perfeccionamiento: creencia, acción y virtudes.

¿Qué debemos hacer en relación con nuestra creencia? En el Islam se le pide a toda persona investigar sobre la religión. Debemos pensar, reflexionar, estudiar y analizar la religión. Algunas creencias religiosas son necesarias para toda la gente, tales como los principios fundamentales; y algunas no son necesarias para toda la gente.

Por lo tanto, no es menester, ni se espera, que cada individuo deba conocer, a través de una investigación personal, todos los detalles sobre, por ejemplo,

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la Resurrección.

Para hacer una investigación sobre las creencias religiosas ante todo se debe contar con el propio intelecto. Solo tras percatarse de la veracidad de la religión o del Profeta (s.a.w.) se puede hacer uso de la guía del Glorioso Corán y de los hadices del Profeta para ulteriores estudios.

Además, el Profeta (s.a.w.) quiso que todos los musulmanes se refiriesen a la Gente de su Casa (a.s.) para comprender la verdadera interpretación del Glorioso Corán y su pura Tradición (Sunnah). Dijo el Profeta:

“Dejo entre vosotros dos cosas preciosas que, si os aferráis a ambas, jamás os extraviaréis después de mí: el Libro de Dios y mi Familia, la Gente de mi Casa. Ambos no se separarán jamás hasta que regresen a mí en la Fuente (del Paraíso). Así pues, observad cómo actuáis con ambos en mi ausencia.”

Este hadîz es una de las narraciones que expresa la autoridad de Ahl-ul Bait (la Gente de la Casa del Profeta) para presentar el puro Islam. La siguiente es una lista de libros que registraron esta narración, pero cabe aclarar que éstos solo son algunos ejemplos de las obras de los sabios sunnis y que existen muchos otros libros de sabios shias y sunnis que contienen este hadîz:

Sahîh Muslim, Libro de las Virtudes (Fadâ’il) de ‘Alî ibn Abî Tâlib, t. 7, p. 122; Sahîh At-Tirmidhî, t. 5, p. 328; Jasâ’is, de Imam An-Nisâ’î, p. 21; Musnad, de Imam Ahmad ibn Hanbal, t. 3, p. 17; Kanz al-‘Ummâl, t. 1, p. 154; At-Tabaqât al-Kubrâ,

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de Ibn Sa‘d, t. 2, p. 194; Ÿâmi‘ al-Usûl, de Ibn Azîr, t. 1, p. 187; Al-Ÿâmi‘ as-Saguîr, de As-Suiûtî, t. 1, p. 353; Usud al-Gâbah, de Ibn Azîr, t. 2, p. 12; Ta’rîj ad-Dimashq, de Ibn ‘Asâkir, t. 5, p. 436; At-Tafsîr, de Ibn Kazîr, t. 4, p. 113.

Debemos ser cuidadosos con nuestras creencias: con las básicas y las complementarias. Si una persona no es experta o diestra para descubrir las ideas y conceptos islámicos a través del Glorioso Corán o la Tradición, no debe interpretarlos según sus deseos o deficiente entendimiento, ni tampoco debe fiarse de personas que no poseen conocimiento y pericia suficientes. Hacer uso de sus libros o palabras es como tomar medicamentos prescriptos por un falso médico. De este modo, comprender los detalles de las creencias es como comprender las leyes prácticas.

Según el Islam nuestra felicidad no se fundamenta solo en nuestra fe o creencias. Tanto las obras como las virtudes conllevan nuestra felicidad. Las leyes prácticas islámicas están para guiarnos en el terreno de las acciones, especialmente cuando nuestro intelecto o conciencia está indefinida.

Toda persona puede aprender la Jurisprudencia y las ciencias relacionadas, y convertirse en un Muÿtahid. Luego, puede confiar en su propio entendimiento de las leyes; pero es un proceso difícil y necesita de mucha destreza, mucho trabajo y experiencia.

Quienes no están capacitados para esta tarea tienen dos posibilidades: pueden actuar según la precaución; por ejemplo, cuando dudan si algo es obligatorio o recomendable, deben llevarlo a cabo, o cuando no

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saben si algo es prohibido o permitido, deben abstenerse del mismo. Actuar de esta manera es muy difícil e incluso imposible para aquellos que no son versados en Jurisprudencia.

La segunda posibilidad es imitar o seguir a una persona de quien se haya demostrado que es un Muÿtahid o el más sabio, y al mismo tiempo justo, confiable, perspicaz, etc. Este tipo de referencia, esto es, la referencia de un no-sabio que hace de una persona confiable y versada, es recomendada por el intelecto y aprobada por el Islam.

Es exactamente lo que hacemos en nuestra vida diaria, por ejemplo, tomamos la receta de un médico o pedimos a un arquitecto que nos haga un plano para nuestra casa, etc.

Existe también una serie de deberes sociales para nosotros, especialmente ante la actual situación que atraviesa el mundo islámico. Si queremos gozar de respeto en este mundo y de recompensas en el otro, no es suficiente con llevar a cabo nuestros deberes personales.

Otro rol de ese Muÿtahid perspicaz, versado y justo es enunciar los deberes de los musulmanes. Nuestro intelecto nos dice que por medio de obedecer a dicha autoridad tenemos garantizada nuestra felicidad material y espiritual. Citemos lo que ‘Al·lâmah Muhammad Ridâ Al-Mudzaffar ha escrito en su valioso libro “‘Aqâid al-Imâmîiah”:

“Nosotros creemos que un Muÿtahid totalmente calificado es un representante del Imam, en caso de la ausencia de este último. De este modo, él es una autoridad sobre los musulmanes y realiza las funciones del Imam en cuanto al juicio

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y la administración entre la gente…

Por lo tanto, el Muÿtahid calificado no solo es alguien que emite fatwas o dictámenes religiosos, sino que también posee autoridad general sobre los musulmanes quienes deben consultarle si requieren un juicio, siendo esto obtenible solo de él. En forma correspondiente es improcedente para cualquiera dar juicios excepto para él o alguien designado por él, como tampoco nadie puede dictar una sentencia sin su permiso”.(1)

Tras comprender nuestros deberes a través del iÿtihâd (capacidad para extraer las normas de sus fuentes) o taqlîd (imitación) debemos esforzarnos lo más posible por llevarlos a cabo. El primer paso a dar es realizar lo obligatorio (wâÿib). Si una persona no acata los deberes obligatorios detiene su movimiento hacia Al·lâh e incluso retrocede. El segundo paso a dar consiste en llevar a cabo los asuntos recomendables (mustahabbât).(2)

Junto a la realización de las obligaciones debemos cuidar nuestras cualidades espirituales. Este tema se estudia en Ética (ajlâq). En pocas palabras, en primer lugar debemos reconocer nuestras malas cualidades. Luego deberemos tratar de librarnos de ellas.

De esta manera podremos purificar nuestros espíritus de toda maldad y capacitar a nuestros corazones para recibir las iluminaciones divinas. Además de los métodos generales hay algunos métodos especiales para tratar cada una de las debilidades morales.(3) Este proceso deberá ir acompañado de la adquisición de buenos atributos y virtudes.

Éstos son esbozos del programa islámico para que los seres humanos logren su felicidad. Esperamos que el lector pueda seguir estos puntos. Es adecuado concluir nuestra exposición con

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1- The Faith of Shi‘a Islam (‘Aqâid al-Imâmîiah), p. 4.
2- Aconsejamos al lector releer el hadîz sobre nawâfil en el capítulo anterior.
3- Para un buen estudio sobre las diferentes escuelas de Ética y la postura coránica referirse a: “Al-Mizân fî Tafsîr al-Qur’ân”, de ‘Al·lâmah Tabâtabâ’î, bajo la interpretación de las aleyas 153-157 de la Sûra al-Baqarah.

dos hadices del Profeta (s.a.w.):

« لَوْ مَاتَ مَنْ بَیْنَ الْمَشْرِقِ وَ الْمَغْرِبِ لَمَا اسْتَوْحَشْتُ بَعْدَ أَنْ یَکُونَ الْقُرْآنُ مَعِی »

« کُلَّمَا زَادَ عِلْمُ الرَّجُلِ زَادَتْ عِنَایَتُهُ بِنَفْسِهِ وَ بَذَلَ فِی رِیَاضَتِهَا وَ صَلاحِهَا جُهْدَه »

« أَکْرِمْ نَفْسَکَ عَنْ کُلِّ دَنِیَّهٍ وَ إِنْ سَاقَتْکَ إِلَی الرَّغَائِبِ فَإِنَّکَ لَنْ تَعْتَاضَ بِمَا تَبْذُلُ مِنْ نَفْسِکَ عِوَضاً وَ لا تَکُنْ عَبْدَ غَیْرِکَ وَ قَدْ جَعَلَکَ اللَّهُ حُرّا »

« یَا عَلِیُّ لا تُقَاتِلَنَّ أَحَداً حَتَّی تَدْعُوَهُ وَ ایْمُ اللَّهِ لإِنْ یَهْدِیَ اللَّهُ عَلَی یَدَیْکَ رَجُلا خَیْرٌ لَکَ مِمَّا طَلَعَتْ عَلَیْهِ الشَّمْسُ وَ غَرَبَت »

« اِلهی کَفی بی عِزّاً اَنْ اَکُونَ لَکَ عَبْداً، وَکَفی بی فَخْراً اَنْ تَکُونَ لی رَبّاً، اَنْتَ کَما اُحِبُّ فَاجْعَلْنی کَما تُحِبُّ »

« وَ عَمِّرْنِی مَا کَانَ عُمُرِی بِذْلَهً فِی طَاعَتِکَ، فَإِذَا کَانَ عُمُرِی مَرْتَعاً لِلشَّیْطَانِ فَاقْبِضْنِی إِلَیْکَ قَبْلَ أَنْ یَسْبِقَ مَقْتُکَ إِلَیَّ، أَوْ یَسْتَحْکِمَ غَضَبُکَ عَلَی »

« فَهُمْ وَ الْجَنَّهُ کَمَنْ قَدْ رَآهَا فَهُمْ فِیهَا مُنَعَّمُونَ وَ هُمْ وَ النَّارُ کَمَنْ قَدْ رَآهَا فَهُمْ فِیهَا مُعَذَّبُون »

« کُنْتُ کَنْزاً مَخْفِیاًّ فَأَحْبَبْتُ أَنْ أُعْرَفَ فَخَلَقْتُ الْخَلْقَ لِکَیْ أُعْرَفَ »

« إِلَهِی عَلِمْتُ بِاخْتِلافِ الآثَارِ وَ تَنَقُّلاتِ الأطْوَارِ أَنَّ مُرَادَکَ مِنِّی أَنْ تَتَعَرَّفَ إِلَیَّ فِی کُلِّ شَیْ ءٍ حَتَّی لا أَجْهَلَکَ فِی شَیْ ء »

« وَ غُلَّتِی لا یُبَرِّدُهَا إِلاّ وَصْلُکَ وَ لَوْعَتِی لا یُطْفِئُهَا إِلاّ لِقَاؤُکَ وَ شَوْقِی إِلَیْکَ لا یَبُلُّهُ إِلاّ النَّظَرُ إِلَی وَجْهِکَ وَ قَرَارِی لا یَقِرُّ دُونَ دُنُوِّی مِنْک »

« اِلهی هَبْ لی کَمالَ الانْقِطاعِ اِلَیْکَ، وَاَنِرْ اَبْصارَ قُلُوبِنا بِضِیاءِ نَظَرِها اِلَیْکَ، حَتّی تَخْرِقَ اَبْصارُ الْقُلُوبِ حُجُبَ النُّورِ فَتَصِلَ اِلی مَعْدِنِ الْعَظَمَهِ، وَتَصیرَ اَرْواحُنا مُعَلَّقَهً بِعِزِّ قُدْسِکَ »

« عَبْدی ، أَطِعْنی

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أَجْعَلُکَ مَثَلی ، أَنا حَیٌّ لا أَموتُ أَجْعَلُکَ حَیًّا لا تَموتُ ، أَنا غَنِیٌّ لا أَفْتَقِرُ أَجْعَلُکَ غَنِیًّا لا تَفْتَقِرُ ، أَنا مَهْما أَشاءُ یَکونُ أَجْعَلُکَ مَهْما تَشاءُ یَکونُ »

« وَلَیْسَ الْعِلْمُ بِکَثْرَهِ الْتَعَلُّمِ إِنَّما هُوَ نورٌ یَقْذِفُهُ اللهُ فی قَلْبِ مَنْ یُریدُ أَنْ یَهْدِیَهُ »

« مَا تَقَرَّبَ إِلَیَّ عَبْدٌ بِشَیْ ءٍ أَحَبَّ إِلَیَّ مِمَّا افْتَرَضْتُ عَلَیْهِ وَ إِنَّهُ لَیَتَقَرَّبُ إِلَیَّ بِالنَّافِلَهِ حَتَّی أُحِبَّهُ فَإِذَا أَحْبَبْتُهُ کُنْتُ سَمْعَهُ الَّذِی یَسْمَعُ بِهِ وَ بَصَرَهُ الَّذِی یُبْصِرُ بِهِ وَ لِسَانَهُ الَّذِی یَنْطِقُ بِهِ وَ یَدَهُ الَّتِی یَبْطِشُ بِهَا إِنْ دَعَانِی أَجَبْتُهُ وَ إِنْ سَأَلَنِی أَعْطَیْتُهُ »

« فَإِذَا أَحَبَّنِی أَحْبَبْتُهُ ]وَ حَبَّّبْتُهُ إِلی خَلْقی[ وَ أَفْتَحُ عَیْنَ قَلْبِهِ إِلَی جَلالِی وَ لَا أُخْفِی عَلَیْهِ خَاصَّهَ خَلْقِی وَ أُنَاجِیهِ فِی ظُلَمِ اللَّیْلِ وَ نُورِ النَّهَارِ حَتَّی یَنْقَطِعَ حَدِیثُهُ مَعَ الْمَخْلُوقِینَ وَ مُجَالَسَتُهُ مَعَهُمْ وَ أُسْمِعُهُ کَلَامِی وَ کَلَامَ مَلَائِکَتِی وَ أُعَرِّفُهُ السِّرَّ الَّذِی سَتَرْتُهُ عَنْ خَلْقِی »

« سُبْحانَکَ ما اَضْیَقَ الْطُّرُقَ عَلی مَنْ لَمْ تَکُنْ دَلیلَهُ، وَما اَوْضَحَ الْحَقَّ عِنْدَ مَنْ هَدَیْتَهُ سَبیلَهُ، اِلهی فَاسْلُکْ بِنا سُبُلَ الْوُصُولِ اِلَیْکَ، وَسَیِّرْنا فی اَقْرَبِ الطُّرُقِ لِلْوُفُودِ عَلَیْکَ، قَرِّبْ عَلَیْنَا الْبَعیدَ وَسَهِّلْ عَلَیْنَا الْعَسیرَ الشَّدیدَ، وَاَلْحِقْنا بِعِبادِکَ الَّذینَ هُمْ بِالْبِدارِ اِلَیْکَ یُسارِعُونَ، وَبابَکَ عَلَی الدَّوامِ یَطْرُقُونَ، وَاِیّاکَ فِی اللَّیْلِ وَالنَّهارِ یَعْبُدُونَ، وَهُمْ مِنْ هَیْبَتِکَ مُشْفِقُونَ، الَّذینَ صَفَّیْتَ لَهُمُ الْمَشارِبَ وَبَلَّغْتَهُمُ الرَّغائِبَ، وَاَنْجَحْتَ لَهُمُ الْمَطالِبَ، وَقَضَیْتَ لَهُمْ مِنْ فَضْلِکَ الْمَآرِبَ، وَمَلاَْتَ لَهُمْ ضَمائِرَهُمْ مِنْ حُبِّکَ، وَرَوَّیْتَهُمْ مِنْ صافی شِرْبِکَ »

« تَرَکْتُ فیکُمُ الثَّقَلَیْنِ ما إِنْ تَمَسَّکْتُمُ بِهِما لَنْ تُضِلُّوا بَعْدِی أَبَداً ، کِتابَ اللهِ وَعِتْرَتی أَهْلَ بَیْتی، وَلَنْ یَفْتَرِقا حَتّی یَرِدا عَلَیَّ الحَوْضَ ، فَانْظُرُوا کَیْفَ تَخْلُفُونی فیهِما »

«

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أَکْثَرُ مَا تَلِجُ بِهِ أُمَّتِیَ الْجَنَّهَ تَقْوَی اللَّهِ وَ حُسْنُ الْخُلُق ] یَعْمُرَانِ الدِّیَارَ وَ یَزِیدَانِ فِی الأََعْمَارِ[ »

“La mayoría de la gente de mi comunidad entra al Paraíso a través de la piedad y el buen carácter. [Lo cual desarrolla las poblaciones y prolonga la vida de las personas]”.(1)

« بُعِثْتُ لأُتَمِّمَ مَکَارِمَ الأَخْلاقِ »

“Yo he sido enviado para completar las más nobles virtudes”.(2)

Apéndice: Un vistazo al sistema penal islámico y su filosofía

Las penalidades islámicas se encuentran entre aquellos conceptos islámicos que a veces son malinterpretados por los no-musulmanes y considerados incompatibles con los valores humanos. Se preguntan por qué algunos seres humanos deben ser ejecutados por sus crímenes o por qué los musulmanes azotan a algunos transgresores, o cómo podemos considerar un determinado castigo invariable y aplicable bajo cualquier condición.

Para comprender la filosofía del sistema penal islámico debemos reparar en los siguientes puntos:

I) Según nuestro previo análisis, los seres humanos no se encuentran al mismo nivel y a pesar de tener en común su cuerpo o fisonomía poseen diferentes realidades o naturalezas. Es por eso que algunos son peores que los animales y algunos pueden ser más sublimes que los ángeles.

II) Según nuestro previo análisis, todo pecado o crimen en realidad conforma una opresión tanto para su perpetrador como para la víctima. Los pecados son considerados enfermedades o dolencias que son dañinas para el enfermo y que pueden ser infecciosas, por lo tanto, otros están en peligro y el enfermo debe ser curado, ya sea por medio de ingerir algunos medicamentos o de una cirugía.

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1- Bihâr al-Anwâr, t. 71 p. 375, nº 6.
2- Bihâr al-Anwâr, t. 70, p. 372, nº 18.

¿Quién es el que puede prescribir algunos remedios o aconsejar una cirugía? La respuesta es obvia. Eso puede ser decidido solo por alguien que conozca los diferentes tipos de enfermedades y la manera de curar cada una de ellas, y posea una información exacta de la persona enferma para así diagnosticarle la enfermedad. Cualquier error puede llevar a la persona a la muerte y a la propagación de la enfermedad en la sociedad.

III) Una de las maneras más influyentes para incentivar a la gente a cuidar de su salud es hacerlos conscientes de las dificultades y molestias del proceso del tratamiento tal como las inyecciones, o las cirugías, o los gastos que ello acarrea.

IV) Al·lâh, el Creador del universo y de los seres humanos, conoce mejor que nadie los diferentes tipos de pecados, sus efectos sobre el individuo y la sociedad, y la mejor manera de enfrentar cualquier problema. Asimismo, Al·lâh es el Compasivo, el Benevolente; Él ama a Sus criaturas más que nadie. Ama a cada persona incluso más que lo que la aman sus propios padres.

V) Algunos castigos en el Islam fueron determinados por Al·lâh para ser aplicados en todos los ámbitos y bajo cualquier condición. Estos castigos fijos son llamados “hudûd” (حُدود). Algunos castigos dependen de las decisiones de los jueces. Estos castigos que varían bajo las diferentes condiciones son llamados penas discrecionales o “ta‘zîrât” (تَعْزیرات).

Por ejemplo, las sanciones que se consideran por infracciones de tránsito o algunas operaciones administrativas ilegales, pueden ser diferentes para un

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determinado tiempo o lugar. La cantidad y tipo de castigo depende de las condiciones sociales y de la magnitud de la propagación del pecado, etc.

De este modo, algunos pecados son altamente peligrosos y las condiciones sociales no surten ningún efecto sobre sus perniciosas o malas consecuencias. Pero algunos pecados no son de tal envergadura y sus efectos dependen de las condiciones sociales.

Esto es exactamente como las necesidades humanas las cuales están divididas en dos grupos: algunas necesidades son tan básicas que nada puede eliminarlas, tales como la necesidad que tenemos de alimento o de adoración; y algunas son suplementarias y pueden ser suprimidas o satisfechas de diferentes maneras.

Las leyes prácticas fijas del Islam son para hacer frente a las primeras, y las leyes prácticas temporales que son definidas por un Muÿtahid de acuerdo a reglas generales, son para satisfacer a las últimas.

VI) Mientras un criminal está siendo castigado, otros miembros de la sociedad no deben permitir que la lástima por esa persona los detenga; de lo contrario los crímenes en la sociedad se propagarán exactamente como una enfermedad.

Si un bebé necesita diez inyecciones, su madre no debe pedirle al médico que le prescriba solo cinco, puesto que con esta absurda lástima el bebé sufrirá el dolor de las inyecciones sin ningún beneficio, pudiendo perder su vida, y el resto de los niños de esa u otras familias pueden contagiarse también. Podemos observar algunos de estos puntos en la siguiente aleya:

﴿ الزَّانِیَهُ وَالزَّانِی فَاجْلِدُوا کُلَّ وَاحِدٍ مِّنْهُمَا مِاْئَهَ

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جَلْدَهٍ وَلاَ تَأْخُذْکُم بِهِمَا رَأْفَهٌ فِی دِینِ اللَّهِ إِن کُنتُمْ تُؤْمِنُونَ بِاللَّهِ وَالْیَوْمِ الاَخِرِ وَلْیَشْهَدْ عَذَابَهُمَا طَآئِفَهٌ مِنَ الْمُؤْمِنِینَ ﴾

«A la fornicadora y al fornicador, infligidles cien azotes a cada uno. Que la compasión no os conmueva al cumplir la ley de Al·lâh, si creéis en Al·lâh y en el Día del Juicio Final. Que una parte de los creyentes atestigüe su castigo».(1)

Podemos ver en esta aleya que es necesario que la penalidad islámica sea llevada a la práctica, y si creemos en Al·lâh, en el universo y en las realidades inmateriales, sabremos que las soluciones divinas para los problemas sociales e individuales son las mejores, y no debemos permitir que la compasión nos detenga y nos impida que tratemos las enfermedades sociales. Además es necesario que el castigo de estas personas sirva de lección a todos.

Otro ejemplo sobre el castigo determinado por Dios es encontrado en estas aleyas:

﴿ وَلَقَدْ عَلِمْتُمُ الَّذِینَ اعْتَدَوْا مِنْکُمْ فِی السَّبْتِ فَقُلْنَا لَهُمْ کُونُوا قِرَدَهً خَاسِئِینَ * فَجَعَلْنَاهَا نَکَالاً لِمَا بَیْنَ یَدَیْهَا وَمَا خَلْفَهَا وَمَوْعِظَهً لِلْمُتَّقِینَ ﴾

«Ya sabéis lo que ocurrió a quienes de vosotros profanaron el sábado, a quienes dijimos: “¡Sed despreciables como simios!”. Y de ello hicimos un escarmiento para sus contemporáneos y descendientes, y una exhortación para los timoratos».(2)

A los Hijos de Israel se les prescribió abstenerse de trabajar los días sábados. Para probarlos, Al·lâh solía enviar una gran cantidad de peces al río los sábados, considerando que su principal ocupación era la pesca. Así, lo que ellos hicieron fue evitar

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1- Sûra an-Nûr; 24: 2.
2- Sûra al-Baqarah; 2: 65-66.

que los peces escaparan para poder pescarlos los días domingos. Al·lâh los castigó y los convirtió en simios.

Las aleyas mencionadas dicen que el castigo se debió a su desobediencia y al mismo tiempo fue una lección para los timoratos (tal como la gente que presencia el castigo del fornicador y la fornicadora o lo escucha).

En conclusión, podemos decir que las penalidades islámicas están para evitar más crímenes, para proteger a la gente y para purificar al criminal. Es por ello que algunas personas que habían cometido algunos pecados solían presentarse ante Imam ‘Alî (a.s.) para requerirle que las castigase, diciéndole: “¡Purifícame!”.

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هَلْیَسْتَوِیالَّذِینَیَعْلَمُونَوَالَّذِینَلَایَعْلَمُونَ
Are those who know equal to those who do not know?
al-Zumar: 9

Introduction:
Ghaemiyeh Computer Research Institute of Isfahan, from 2007, under the authority of Ayatollah Haj SayyedHasanFaqihImami (God blesses his soul), by sincere and daily efforts of university and seminary elites and sophisticated groups began its activities in religious, cultural and scientific fields.

Manifesto:
Ghaemiyeh Computer Research Institute of Isfahan in order to facilitate and accelerate the accessibility of researchers to the books and tools of research, in the field of Islamic science, and regarding the multiplicity and dispersion of active centers in this field
and numerous and inaccessible sources by a mere scientific intention and far from any kind of social, political, tribal and personal prejudices and currents, based on performing a project in the shape of (management of produced and published works from all Shia centers) tries to provide a rich and free collection of books and research papers for the experts, and helpful contents and discussions for the educated generation and all classes of people interested in reading, with various formats in the cyberspace.
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